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Vacas, Niños y CO2

La falacia fundamental del movimiento ambiental moderno es la negación inherente de la realidad sobrenatural y metafísica. En vez de reconocer que el Universo completo fue creado por el Dios de la Biblia, Quien preparó y sostiene la Tierra para la habitación humana (Génesis 1:1-2:19; 8:22; Hebreos 11:3), el movimiento ambiental propone un Universo eterno que los humanos deben proteger y preservar para que la vida continúe. Se considera que el futuro de la Tierra depende de la humanidad. Si el hombre daña el ambiente frágil, él está precipitando su desaparición inminente.

Los jóvenes que abrazaron esta perspectiva marcharon en las calles en la década de 1960 y promovieron sus ideas ridículas. Pero ahora que han llegado a posiciones políticas poderosas, sus ideas penetran la política y literalmente hacen estragos en las vidas de la gente. Primero fueron los aerosoles “letales” de laca para el cabello que destruían la capa de ozono. Después fue el nocivo motor de combustión. Dos casos recientes demuestras la extensión absurda a la cual los ambientalistas están dispuestos a llegar.

Un reporte de 400 páginas de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación ha identificado el crecimiento rápido de ganado como la amenaza más grande al medio ambiente (Lean, 2006). Se nos dice que el 1.5 billón de ganado de la Tierra es responsable por el 18% de gases de invernadero que causa calentura global—más que los carros, aviones y todas las otras formas de transporte combinadas. Las vacas y su estiércol emiten más del tercio del gas de invernadero, el metano (que calienta el mundo 20 veces más rápido que el dióxido de carbono). Y no es solamente el metano, ya que el ganado también produce más de otros 100 gases contaminantes, incluyendo más de dos-tercios de las emisiones mundiales de amoniaco—una de las causas principales de la lluvia ácida (Lean, 2006). Correcto, las expulsiones de las vacas causan más daño al planeta que los carros. Los ambientalistas están completamente aturdidos.

Pero esto no para aquí. Aunque es común que los ambientalistas culpen a la humanidad como el autor principal de la destrucción ambiental, ahora un ambientalista insiste que, más específicamente, los niños son culpables principales del desorden natural. Se dice que los padres deberían limitar su descendencia a no más que dos hijos para reducir la producción de dióxido de carbono. El reporte que publicó el grupo ambientalista, la Fundación para una Población Óptima (Optimum Population Trust), insiste que lo mejor que se puede hacer para ayudar al futuro del planeta es tener un hijo menos (Templeton, 2007).

Esto es muestra de la arrogancia de hombres inútiles que piensan que pueden controlar las fuerzas de la naturaleza con sus ajustes insignificantes del orden creado—como si tuvieran el conocimiento y sabiduría para hacerlo. En el fondo, este disparate pobre e inconsistente manifiesta la ignorancia voluntaria y la falta de fe en el Creador. Los ambientalistas necesitan una buena dosis de realidad espiritual—la misma que Job recibió cuando pensó que era necesario cuestionar la supremacía del Dios del Universo:

¿Quién es ése que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría? Ahora ciñe como varón tus lomos; yo te preguntaré, y tú me contestarás. ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes?… ¡Tú lo sabes! Pues entonces ya habías nacido, y es grande el número de tus días…. ¿Es sabiduría contender con el Omnipotente? El que disputa con Dios, responda a esto…. Y yo también te confesaré que podrá salvarte tu diestra (Job 38:2-5,21; 40:2,14, énfasis añadido).

Si no existe Dios y la evolución es verdadera, entonces los humanos no tienen más valor que las rocas, las cucarachas—y, sí, las vacas. Así que si realmente queremos salvar el planeta seriamente, simplemente matemos a todas las vacas y a los niños. Cuando los seres humanos eliminan a Dios de sus pensamientos y se deshacen del enfoque bíblico, la demencia comienza a sonar razonable. Esa es la “verdad incómoda” real.

REFERENCIAS

Lean, Geoffrey (2006), “Cow ‘Emissions’ More Damaging to Planet than CO2 from Cars,” The Independent, December 10, [En-línea], URL: http://news.independent.co.uk/environment/article2062484.ece.

Templeton, Sarah-Kate (2007), “Children ‘Bad for Planet,’” The Australian, May 7, [En-línea], URL: http://www.news.com.au/story/0,23599,21684156-5009760,00.html#.


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