
“¡Usted no Puede Legislar la Moralidad!”
El Director Ejecutivo de una corporación principal norteamericana estuvo forzado a renunciar después de admitir una relación sexual con una subordinada (Merle, 2005). El incidente provocó la pregunta ética a menudo discutida: “¿Debería el comportamiento personal en asuntos morales tener alguna relación en la posición de uno en la vida pública?”. El pensamiento moderno ahora dice “no”. Usted ha oído las reclamaciones—una y otra vez ad nauseam: “Lo que haga una persona en su propio tiempo no es asunto de la compañía”. “La vida pública y la vida privada son asuntos separados”. “Después de todo, usted no puede legislar la moralidad y el comportamiento personal”. Desde el presidente de los Estados Unidos y el Director Ejecutivo de una gran corporación hasta el profesor de la escuela pública, los norteamericanos en grandes números se han tragado la aseveración infundamentada y ridícula de que la conducta personal y las elecciones morales no tienen que ver nada con la posición de empleo de alguien o su credibilidad. El carácter, la integridad, y el comportamiento ético han sido separados grandemente del desempeño en el trabajo, mientras tanto, la gente compartimenta sus vidas en dos esferas separadas y distintas.
Pero tal esquizofrenia ética es irracional, absurda y destructiva para la estructura de la sociedad. Cuando una persona manifiesta inmoralidad en un aspecto de su vida, esta demuestra un defecto de carácter que ha llegado a ser parte de su vida. Esta circunstancia debe inevitablemente y naturalmente penetrar el carácter de una persona. Si esta persona está dispuesta a mentir en su vida privada, lógicamente su propensión por mentir puede no conocer límites. La persona que llega a estar cómoda mintiendo en un área de su vida finalmente se sentirá cómoda mintiendo también en otras áreas. Una vez que una persona sacrifica su integridad al comprometerse en un comportamiento ilícito (e.g., mentir), esta se dispone instantáneamente a comprometerse en comportamientos ilícitos adicionales (e.g., robar, adulterar). Si no se le puede tener confianza a un hombre con su esposa, ¿cómo le pudiera tener confianza con su dinero o negocio?
La Palabra de Dios es la única guía fidedigna para el comportamiento humano (Salmos 119). En la Biblia, Dios ha dado reglas para la regulación del comportamiento humano. Solamente Él está en la posición de establecer los parámetros para el comportamiento apropiado. Sin la ley, los seres humanos no tendrían guía ni sistema para evaluar sus acciones. Ellos estarían libres para comportarse en cualquier manera en absoluto. Una persona puede escoger asesinar mientras que otra puede escoger no hacerlo. No existiría diferencia fundamental entre estas dos elecciones—ninguna base objetiva sobre la cual asignar alguna importancia ética o moral. La persona que se compromete en un comportamiento inmoral estará dispuesta a ser inmoral en cualquier y cada aspecto de su vida. Solamente las circunstancias incidentales decidirían cuándo y dónde se manifestara la inmoralidad. Si el Director Ejecutivo puede estar dispuesto a sacrificar su integridad sexual en una determinada circunstancia, él también estará dispuesto a sacrificar su integridad financiera.
De hecho, la civilización humana está fundada y depende sobre el principio fundamental de que el comportamiento humano puede y debe ser regulado. Por definición, ¡las leyes regulan el comportamiento humano! ¿Por qué tenemos leyes de tránsito? ¿Por qué requerimos que la gente maneje sus vehículos en el lado correcto de la calle, pare en las luces rojas, o ceda el paso a los transeúntes en los pasos peatonales? ¿No se nos dijo que no podíamos legislar el comportamiento humano? ¿Por qué tenemos leyes que gobiernan la administración de la industria alimenticia de comida para el consumo humano? ¿No es que no podíamos legislar el comportamiento humano? ¿Por qué tenemos leyes que consideran el homicidio, el hurto y el perjurio en las cortes como ilegales, si la moralidad humana no puede ser legislada? Lo cierto es que el comportamiento humano puede y debe ser gobernado. ¡La estructura y funcionamiento de la sociedad depende en esto!
Finalmente, la moralidad debe estar basada en las leyes de Dios, con el entendimiento de que un día todos los seres humanos se presentarán delante del Juez Supremo del mundo Quien “pagará a cada uno conforme a sus obras” (Romanos 2:6). “Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” (Eclesiastés 12:14). “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres” (2 Corintios 5:10,11).
REFERENCIAS
Merle, Renae (2005), “Boeing CEO Resigns Over Affair with Subordinate,” Washington Post, Tuesday, March 8, [En-línea], URL: http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/articles/A13173-2005Mar7.html.
REPRODUCTION & DISCLAIMERS: We are happy to grant permission for this article to be reproduced in part or in its entirety, as long as our stipulations are observed.