Menu

Una Asna y Su Pollino

Aunque la mayoría de cristianos preferiría no preocuparse por algunos de los detalles más mínimos de la vida de Jesús que se registran en el Nuevo Testamento, cuando se nos reta a defender la inerrancia del Libro que registra la historia hermosa de Jesús, hay momentos en que esos detalles requieren nuestra atención. Este es el caso con la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén durante la última semana de Su vida. Los que llevan el nombre de Cristo disfrutan leyendo acerca de los gritos de la gente antigua, “¡Hosanna!”, y meditando en el hecho que Jesús fue a Jerusalén para dar salvación al mundo. Por otra parte, los escépticos leen este evento y gritan, “¡Contradicción!”. Supuestamente, Mateo entendió mal la profecía de Zacarías, y por ende contradijo lo que Marcos, Lucas y Juan escribieron concerniente a la entrada final de Jesús a Jerusalén (vea van den Heuvel, 2003). Mateo registró lo siguiente:

Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos, diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, manso, y sentado sobre una asna, sobre un pollino, hijo de animal de carga. Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó; y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima. Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! (Mateo 21:1-9, énfasis añadido).

Los escépticos señalan rápidamente que los otros escritores del evangelio mencionan solamente que los discípulos adquirieron “un asno” sobre el cual Jesús se sentó. Marcos registró que Jesús dijo a los discípulos que ellos encontrarían “un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado” (11:2). Los discípulos entonces “fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron… Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él” (Marcos 11:4,7, énfasis añadido; cf. Lucas 19:29-38; Juan 12:12-16). Supuestamente, “[e]l autor de Mateo contradice al autor de Marcos en la cantidad de animales que Jesús montó en su entrada a Jerusalén” (“Bible Contradictions”, 2003). ¿Se puede reconciliar estos relatos, o es esta una contradicción legítima?

Primero, note que Marcos, Lucas y Juan no dijeron que se consiguió solamente un asno para Jesús, o que solamente un asno viajó a Jerusalén con Jesús. Los escritores simplemente mencionan un asno (el pollino). Ellos nunca niegan que otro asno (la madre del pollino) estuviera presente. El hecho que Marcos, Lucas y Juan mencionaran un asno joven no significa que no hubiera dos. Si dos amigos suyos, José y Bernabé, vinieran a su casa el jueves en la noche, pero el próximo día usted mencionara a un amigo de trabajo que José estuvo en su casa el jueves en la noche (y excluyera a Bernabé de la conversación por alguna razón), ¿sería esa una mentira? Desde luego que no. Usted simplemente declaró el hecho que José estuvo en su casa. Similarmente, mientras que Marcos, Lucas y Juan declararon que un asno estaba presente, Mateo simplemente suplementó lo que los otros escritores registraron.

Considere las otras partes de la misma historia que los escritores sinópticos suplementaron.

  • Aunque Mateo mencionó que Jesús y Sus discípulos fueron a Betfagé, Marcos y Lucas anotaron Betfagé y Betania.
  • Marcos y Lucas indicaron que el pollino que adquirieron para Jesús nunca había sido montado. Mateo omitió esta información.
  • Mateo fue el único escritor del evangelio que incluyó la profecía de Zacarías.
  • Marcos y Lucas incluyeron la pregunta que los dueños del pollino hicieron a los discípulos cuando fueron a conseguir el asno para Jesús. Mateo excluyó esta información en su relato.

Como puede notar, en esta historia (y en el resto de los relatos del evangelio), los escritores suplementaron consistentemente los relatos de los demás. Este suplemento es evidencia de escritores diferentes—algunos de los cuales fueron testigos oculares. Es muy posible que Mateo fuera específico en su numeración de los asnos, debido a la probabilidad que él fuera uno de los testigos oculares de la entrada final de Jesús a Jerusalén. (Tenga en cuenta que Mateo fue uno de los doce apóstoles; Marcos y Lucas no lo fueron).

Segundo, en cuanto a la acusación que Mateo escribió dos asnos, en vez de uno porque supuestamente entendió mal la profecía de Zacarías, se debe notar primero que la profecía de Zacarías realmente menciona dos asnos (incluso cuando se declara que solamente uno transporta al Rey de Jerusalén). El profeta escribió: “He aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna” (Zacarías 9:9). En este versículo, Zacarías usó paralelismo poético hebreo (un balance de pensamiento entre dos partes consecutivas en la poesía). Los términos asno, pollino e hijo designan al mismo animal—el asno joven que el Rey (Jesús) cabalgaría a Su entrada en Jerusalén (Marcos 11:7). Interesantemente, incluso cuando el pollino era el animal de importancia principal, Zacarías mencionó que este asno era el hijo de una asna. Se puede suponer que Zacarías estaba simplemente declarando algo obvio cuando mencionó la existencia de la madre, sin embargo, cuando se considera el evangelio de Mateo, aparece la asna que Zacarías 9:9 apenas menciona. El pollino y la asna fueron traídos a Cristo en el Monte de los Olivos, y ambos hicieron el viaje a Jerusalén. Ya que el pollino nunca había sido cabalgado, o ya que nadie se había sentado en él (como Marcos y Lucas declararon), se entiende la dependencia en su madre (como Mateo implica). El viaje a Jerusalén, con una multitud de personas delante y detrás de Jesús (Mateo 21:8-9), obviamente hubiera sido mucho más fácil para el pollino si su madre era guiada a su lado en el mismo camino.

El punto principal del problema que el escéptico propone en cuanto a la entrada de Jesús a Jerusalén es cómo pudiera haber cabalgado en los dos asnos al mismo tiempo. Ya que Mateo 21:7 declara, “y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima”, algunos han concluido que Mateo quiso que sus lectores entendieran que Jesús cabalgó como alguna clase de acróbata—entrando a Jerusalén más como un payaso que como un rey. Este razonamiento es absurdo. Mateo pudo haber querido decir que Jesús cabalgó en el pollino mientras que el otro asno caminaba al lado. En vez de decir, “Él cabalgó en un asno y trajo al otro con Él”, el escritor simplemente escribió que “se sentó encima” hasta Jerusalén. Si un dueño de un caballo viniera a su casa e informara a su esposa que cabalgó en los caballos de regreso a casa, nadie le acusaría de haber cabalgado literalmente en ambos caballos al mismo tiempo. Él simplemente estuviera indicando a su esposa que literalmente cabalgó en un caballo a casa, mientras que el otro caminaba al lado o detrás de él.

Otra solución posible para este “problema” es que Jesús cabalgó en ambos asnos, pero que lo hizo en tiempos diferentes. Aunque algunos piensen que esta solución no es probable, no hay nada en la profecía de Zacarías o los relatos del evangelio que la prohíba. Tal vez para el pollino el desfile triunfante que comenzó en la colina sudeste del Monte de los Olivos cerca de los pueblos de Betfagé y Betania (alrededor de 1¾ milla de Jerusalén—Pfeiffer, 1979, p. 197) fue muy agotador. Zacarías profetizó que Jesús cabalgaría en un pollino (9:9), y Jesús lo hizo. Él también pudo haber cabalgado en la madre del pollino en algún momento en el camino.

Tal vez una respuesta probable a la pregunta, “¿Cómo pudo Jesús sentarse encima (de los asnos) durante su marcha a Jerusalén?”, es que esto no hace referencia a los asnos en absoluto sino a los mantos. El erudito en griego A.T. Robertson cree que esto hace referencia a los mantos que los discípulos colocaron sobre los asnos, y no a los asnos mismos. Al comentar sobre Mateo 21:7, declaró: “Los mantos que se colocaron en los animales fueron los mantos (himatia) exteriores; Jesús se “sentó” (epekathisen) sobre los mantos” (1930, 1:167). Los escépticos rehúsan esta interpretación. Cuando leen que Jesús “se sentó encima” al final de Mateo 21:7, sienten que el antecedente de esta frase debe ser los asnos. Los críticos como John Kesler (2003) también apelaron a otros relatos sinópticos (donde se dice que Jesús se sentó sobre “él”—el pollino), y concluyeron que Mateo, al igual que Marcos y Lucas, ciertamente quiso decir que Jesús se sentó sobre los asnos y no solamente sobre los mantos de los discípulos (que estuvieron sobre los asnos). No obstante, los críticos como Kesler no reconocen que en el griego, el orden de expresión de Mateo es diferente al de Marcos y Lucas. Mientras que Marcos y Lucas indicaron que los discípulos pusieron sus mantos sobre el pollino, el orden de expresión de Mateo dice: “pusieron sobre ellos sus mantos”. Cuando Mateo escribió que Jesús “se sentó encima”, él pudo haber querido que sus lectores simplemente entendieran que esto se refería a los mantos, y no a los asnos. Si se colocaron los mantos de los discípulos sobre ambos asnos (como Mateo indicó), y luego Jesús cabalgó en el pollino, se pudiera concluir lógicamente que Jesús se sentó en los mantos (que se colocaron sobre el pollino).

Uno de los principios fundamentales de casi cualquier estudio o investigación es, “Acreditar inocencia hasta que se pruebe culpabilidad”. Se supone que cualquier persona o documento histórico es consistente hasta que se muestre concluyentemente que es contradictorio. Se ha aceptado este enfoque en la historia literaria, y todavía se acepta en varios escenarios. La manera aceptable de criticar cualquier escrito antiguo es suponer inocencia, no culpabilidad. Si creemos que la Biblia es inocente hasta que se pruebe que existe culpabilidad, entonces cualquier respuesta posible debería ser lo suficientemente buena para anular la acusación de error. (Este principio no permite solamente cualquier respuesta, sino cualquier respuesta posible). Cuando se estudia la Biblia y se tropieza con pasajes que pueden parecer contradictorios a primera vista (como los versículos explicados en este artículo—Mateo 21:1-9, Marcos 11:1-11, Lucas 19:29-38), no se necesita definir la solución exacta para mostrar su veracidad. El estudiante de la Biblia solamente necesita mostrar la posibilidad de armonización entre pasajes que parecen estar en conflicto para refutar la existencia de alguna contradicción bíblica. Nosotros actuamos según este principio en la sala de justicia, en nuestra investigación de libros históricos y en diferentes situaciones diarias. Entonces, es justo que mostremos a la Biblia la misma cortesía al investigar incansablemente la armonía posible entre los pasajes antes de declarar que alguno de sus relatos es falso.

Finalmente, para no dejar ninguna acusación sin responder concerniente a los pasajes que se discuten en este artículo, se debe enfatizar un punto más. Aunque se ha acusado a Jesús y a Sus discípulos de haber robado a los asnos en el desfile a Jerusalén (vea Barker, 1992, pp. 165-166), el texto nunca indica algún hurto. Jesús pudo haber hecho un arreglo en cuanto al uso de los animales. Sin embargo, ya que los dueños de los asnos no conocían quiénes eran los discípulos, había la necesidad de decir a los dueños lo que Jesús les dijo. Después que los discípulos declararon, “El Señor lo necesita”, los dueños dejaron que los discípulos se llevaran los asnos (Lucas 19:32-35). Esto fue voluntario. Jesús realmente no apoyó el hurto en esta ocasión, o en ninguna otra (Mateo 19:18; 1 Pedro 2:22; cf. Éxodo 20:15;). Recuerde, no se nos dice todos los hechos en la historia—la Biblia no tiene la obligación de presentar cada detalle de cada evento. Si lo hiciera, “pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir” (Juan 21:25).

REFERENCIAS

Barker, Dan (1992), Losing Faith In Faith—From Preacher to Atheist (Madison, WI: Freedom from Religion Foundation).

“Bible Contradictions,” Capella’s Guide to Atheism, [En-línea], URL: http://web2.iadfw.net/capella/aguide/contrad.htm#num%20animals%20Jesus %20rode.

Kesler, John (2003), “Jesus Had Two Asses,” [En-línea], URL: http://exposed.faithweb.com/kesler2.html.

Pfeiffer, Charles (1979), Baker’s Bible Atlas (Grand Rapids, MI: Baker Book House), edición revisada.

Robertson, A.T. (1930), Word Pictures in the New Testament (Grand Rapids, MI: Baker).

van den Heuvel, Curt (2003), “Matthew Misunderstood an Old Testament Prophecy,” New Testament Problems, [En-línea], URL: http://www.2think.org/hundredsheep/bible/ntprob.shtml.


Published

A copied sheet of paper

REPRODUCTION & DISCLAIMERS: We are happy to grant permission for this article to be reproduced in part or in its entirety, as long as our stipulations are observed.

Reproduction Stipulations→