Un Dios Como Ese
Si se pregunta a cien ateos, agnósticos o incrédulos por qué no creen en Dios, ellos pueden ofrecer cien razones diferentes. Ciertamente, sus razones no proveen un motivo real para su incredulidad. El problema del mal, el dolor y el sufrimiento figuraría en la parte superior de la lista, también como la declaración que la “religión” no es científica.
No obstante, existe otra razón principal que mucha gente presenta para no creer en el Dios de la Biblia. Ellos dicen que creerían en un dios si él actuara de manera diferente al Dios de la Biblia, pero ellos simplemente no pueden creer en un dios que actúa como el que se presenta en el “libro sagrado”. Ronald Defenbaugh escribió un artículo que provee un excelente ejemplo de este argumento. En este artículo, él hizo una crónica de su vida, enfatizando algunos tiempos específicos cuando una acción particular o una idea enseñada por una persona o institución “religiosa” confirmaron su incredulidad. En un párrafo donde detalló sus primeros años con su familia, declaró:
Una noche, una amiga regresaba a casa con nosotros después de un evento deportivo de nuestros hijos. Esta fue la primera vez que me di cuenta que podía tener un problema serio con mi fe. Ella era una buena amiga de mi esposa, era miembro de nuestra Iglesia y era muy religiosa. Yo no recuerdo cómo llegamos a este tema, pero comenzamos a hablar acerca de la salvación. Ella declaró que aun cuando mi padre había sido honesto, atento y no había hecho nada más que lo bueno, él no recibiría la salvación. Él solamente podía ir al Cielo si aceptaba a Cristo como su Salvador. Yo recuerdo que pensé que no quería una relación con una deidad que enviaría a mi padre al Infierno bajo esas circunstancias. ¿Por qué un bebé, o mi padre, o incluso yo deberíamos ser enviados al Infierno porque no aceptamos a Cristo como nuestro Salvador? ¿Qué acerca de los judíos, musulmanes, hindúes, budistas? Otra vez, ¿qué acerca de mí? Esto hizo que comenzara a pensar que probablemente no tenía ninguna creencia. O a lo menos, no la entendía. Esta no calzaba en mi lógica (2003).
Aunque su referencia de que Dios envía a un bebé al infierno no tiene sostenimiento bíblico, su entendimiento de la enseñanza que el Dios de la Biblia enviará al infierno a los individuos que han alcanzado la edad de la responsabilidad (el nivel de madurez mental en que alguien es capaz de entender el concepto de su propio pecado) y que no han aceptado a Jesucristo, es completamente correcto (Juan 8:24). Al entender este precepto muy claramente, él declaró que “no quería una relación con una deidad” como esa. Es como si él estuviera implicando que si el Dios de la Biblia fuera un poco diferente, o si “calzara” mejor las ideas personales de Defenbaugh, entonces él pudiera estar dispuesto a creer en ese Dios.
Analicemos esta posición. Los que “no pueden” creer en un Dios como el de la Biblia, convenientemente aceptan como verdaderas todas las características de Dios que le hacen parecer como un tirano cruel. Por ejemplo, ellos aceptan que el Dios de la Biblia es una deidad que ha ordenado la destrucción de naciones “inmorales” que no le adoran. Ellos también aceptan que el Dios de la Biblia enviaría a ciertas personas a la destrucción eterna debido a las decisiones “malas” de esas personas. (La palabra malas está en comillas porque las acciones que la Biblia califica como malas y las acciones que muchos incrédulos califican como malas a menudo son muy diferentes). Después de sondear la Biblia y compilar una lista de todas las cosas que piensan que un verdadero dios no debería hacer, ellos entonces declaran que no pueden creer en un dios que haría tales cosas.
Al hacer eso, ellos olvidan aceptar las otras características del Dios de la Biblia que evidencian que Sus acciones y decisiones son aceptables. Por ejemplo, 1 Juan 3:20 declara que Dios “sabe todas las cosas”. No existe ningún incrédulo vivo que afirmaría saber todo. ¿Pudiera ser que las cosas que el Dios de la Biblia sabe, y las cuales el escéptico desconoce, fueran las mismas cosas que explicarían satisfactoriamente las acciones de Dios? Isaías 55:8,9 declara: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”. Si el escéptico acepta las ideas bíblicas concernientes a Dios con las cuales está en desacuerdo, ¿no está igualmente obligado a aceptar los enunciados acerca de Dios que explican la profundidad de Su carácter? Si los pensamientos de Dios y los caminos de Dios son superiores a los del hombre, ¿pudiera ser que, en el grandioso sistema cósmico de las cosas, el Dios que sabe todo tuviera algunos planes de los cuales el escéptico no está completamente informado?
Crear un Dios que envía a las personas a la destrucción eterna simplemente porque estas personas no “ponen el punto encima de la letra i” o porque “no cruzan una pequeña línea en la parte inferior de la letra q” es como erigir un hombre de paja que se puede destruir fácilmente. Sin embargo, cuando se considera el “resto de la historia”, se llega a entender el tema más claramente. La descripción más completa del Dios de la Biblia es que Él es un Dios que sabe todo (1 Juan 3:20), que es infinitamente justo (Salmos 119:142), amoroso (Juan 3:16), compasivo y misericordioso (Santiago 5:11), que espera que todos los hombres se salven (2 Pedro 3:9) y que está dispuesto a darles varias oportunidades para que lo hagan (Hechos 17:26,27).
La última parte del artículo de Defenbaugh revela la esencia verdadera de su rechazo al Dios de la Biblia. Defenbaugh comentó que el ateísmo “significa sin creencia—sin creencia, pía, impía o distinta. Sin Satanás, Infierno, Cielo, Dios, Jesús, Ángel, Espíritu Santo; sin nada. Yo estoy libre de toda obligación. La única persona a la cual soy responsable es el Hombre—cada hombre”. Otra vez, Defenbaugh dio en el clavo cuando se refirió a su concepto del Dios de la Biblia. Dios demanda ciertas cosas de Su creación humana. Pero ya que Defenbaugh no quiere cumplir esas cosas, él ha escogido no creer para que así pueda estar libre de “toda obligación”. Sí, realmente es fácil responder a “cada hombre” ya que todas las opiniones humanas portan el mismo peso. Pero “Dios no es hombre” (Números 23:19), y “lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres” (1 Corintios 1:25). En realidad, cuando se permite que toda la descripción bíblica de Dios brille con toda su gloria, ningún otro dios puede compararse a “un Dios como ese”.
REFERENCIAS
Defenbaugh, Ronald (2003), “Why I Couldn’t Deconvert,” [En-línea], URL: http://www.secweb.org/asset.asp?AssetID=263.
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