¿Tuvo Jesús el Mismo Cuerpo Físico Después de Su Resurrección?
Una vez una persona contactó nuestras oficinas en Apologetics Press para preguntarnos si Jesús tuvo el mismo cuerpo después de Su resurrección que el que tuvo antes de Su muerte. De acuerdo a esta persona, Jesús “apareció a gente que le conocía pero ellos no le reconocieron…Así que se piensa que Él tenía un cuerpo diferente”—y posiblemente uno que no era físico.
Primeramente, es incorrecto aseverar que “nadie le reconocía”, ya que Mateo 28:9,17 claramente implica que a lo menos algunos de los discípulos de Jesús sabían Quién era y le adoraban. Además, el hecho de que Jesús tenía esencialmente el mismo cuerpo físico después de Su resurrección que el que tenía cuando murió en la cruz es evidente por al menos tres pasajes diferentes. En Lucas 24:39 Jesús declaró: “Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo”. Jesús esperó que Sus discípulos observaran su cuerpo físico. Luego en el mismo capítulo, leemos que Jesús comió con Sus discípulos (24:42,43; cf. Hechos 10:41). Y luego en Juan 20:25-29, el cual es el pasaje más comúnmente usado para sostener que Jesús tuvo Su mismo cuerpo físico, Tomás fue invitado a tocar las marcas de los clavos en las manos de Jesús y Su costado traspasado con la lanza romana.
Pero ¿qué acerca de aquellas ocasiones cuando algunos de Sus discípulos no le reconocieron? ¿Representan tales versículos como Lucas 24:31,37 y Juan 20:10-16 un elemento contradictorio de la historia de la resurrección? Primero, el hecho que el texto diga que los discípulos pensaron que habían visto un espíritu cuando realmente habían visto a Jesús (Lucas 24:37), no indica que Él lucía diferente. Ya que ellos sabían que Él había sido muerto, ver Su cuerpo resucitado causó que pensaran que Él era un espíritu en vez que alguien físico. Algo similar pasó con Pedro cuando algunos pensaron que su presencia inesperada fue una indicación de que este era “su ángel” (Hechos 12:15).
Segundo, la razón por la cual los dos discípulos que estaban en su camino a Emaús no pudieron reconocer a Jesús inicialmente no fue porque Jesús tuviera un cuerpo diferente, sino porque Dios había evitado milagrosamente que ellos le reconocieran. Lucas 24:16 indica que al comienzo de su conversación con Jesús “los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen”, pero luego, justo antes que Jesús saliera de su vista, “les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron” (24:31). Por ende, la capacidad de reconocimiento de los discípulos falló, no porque Jesús poseyera un cuerpo diferente, sino porque sus ojos fueron milagrosamente velados.
Una persona final a menudo mencionada como no habiendo reconocido al Salvador (supuestamente porque Jesús tenía un cuerpo diferente) es María Magdalena. Juan 20:11-18 ciertamente testifica de su incapacidad inicial de identificar a Jesús. La pregunta es: ¿Fue la incapacidad de María por reconocer a Jesús su falta o el resultado de que Jesús tuviera un cuerpo diferente? Como en los casos anteriores, no existe indicación en Juan 20:11-18 de que Jesús tuvo algo más que Su cuerpo levantado (cf. 20:25-29). Existen a lo menos cuatro posibilidades de por qué María pudo no haber reconocido a Jesús al comienzo.
- Es posible que el Sol todavía no se hubiera levantado completamente, haciendo difícil que ella viera perfectamente (cf. 20:1).
- María estaba involucrada en gran llanto que probablemente oscureció su visión (20:11,13). De hecho, las primeras palabras que Jesús mencionó a María fueron, “Mujer, ¿por qué lloras?” (vs. 15).
- Considerando que las ropas de Jesús le fueron quitadas cuando fue crucificado (Juan 19:23,24) y que las ropas que fueron utilizadas en Su sepultura yacían en la tumba (Juan 20:6,7), Jesús probablemente estaba usando ropas que hacían a Su identidad exacta menos obvia a primera vista. Tal vez Su atuendo post-resurrección era similar a lo que un jardinero o vigilante usaría (cf. Juan 20:15).
- Es también posible que los ojos de María fueran velados milagrosamente, como lo fueron los ojos de los discípulos con quienes Jesús conversó en el camino a Emaús.
Una vez que todas las Escrituras son tomadas en cuenta, uno puede ver claramente que Jesús se levantó físicamente de la tumba con esencialmente el mismo cuerpo que fue clavado en la cruz. El hecho de que los discípulos de Jesús no le reconocieran inmediatamente, no contradice Su resurrección física.
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