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¿Suena Esto Como si se Hablara de Norteamérica?

Para los que están dispuestos a aprender de Dios, Su Palabra informa en cuanto al surgimiento y caída de la civilización humana durante la historia. Considere dos pasajes del Escrito Sagrado que parecieran que misteriosamente hablaran de una condición semejante a la condición norteamericana actual. Los dos pasajes se escribieron a otra nación; el primero se escribió más de tres milenios atrás:

Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes; tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel; tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacarás cobre. Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado (Deuteronomio 8:7-10).

Esta es una idea general excelente de la historia de Norteamérica y las circunstancias que los norteamericanos disfrutaron—desde los Peregrinos en el siglo XVII y los Fundadores en el siglo XVIII, hasta la población norteamericana de los primeros dos siglos. Pero debido a la fermentación social de la década de 1960, el resto del pasaje es amenazadoramente apropiado:

Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios…y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día. Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares… (Deuteronomio 8:11-19a, énfasis añadido).

Esta sección describe la dirección física, moral y espiritual actual de Norteamérica. La mayor parte de los norteamericanos está olvidándose de Dios, ignorando Sus mandamientos y leyes, incluso rechazándole con una actitud orgullosa. Este rechazo está sucediendo incluso cuando la nación goza de prosperidad financiera sin precedente—casas cómodas, ropa, carros y una variedad increíble de alimentos. ¿Cuántos norteamericanos reconocen que la abundancia de la nación es un regalo de Dios? Y además, mientras la nación desecha los principios morales y espirituales de la Biblia, abraza otras filosofías, ideologías y religiones. Por consiguiente, el pasaje declara directamente la consecuencia:

[Y]o lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis. Como las naciones que Jehová destruirá delante de vosotros, así pereceréis, por cuanto no habréis atendido a la voz de Jehová vuestro Dios (Deuteronomio 8:19b-20, énfasis añadido).

El siguiente pasaje de la Palabra de Dios, que se escribió a Israel algo de 2,500 años atrás, también representa la condición de Norteamérica:

Multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y los llevaste a la tierra de la cual habías dicho a sus padres que habían de entrar a poseerla. Y los hijos vinieron y poseyeron la tierra, y humillaste delante de ellos a los moradores del país, a los cananeos, los cuales entregaste en su mano, y a sus reyes, y a los pueblos de la tierra, para que hiciesen de ellos como quisieran. Y tomaron ciudades fortificadas y tierra fértil, y heredaron casas llenas de todo bien, cisternas hechas, viñas y olivares, y muchos árboles frutales; comieron, se saciaron, y se deleitaron en tu gran bondad (Nehemías 9:23-25, énfasis añadido).

¿Qué mejor descripción se pudiera dar de la historia de Norteamérica, comenzando con los Peregrinos, quienes vinieron a estas costas principalmente para evitar la persecución religiosa que desafiaba su derecho de practicar la religión cristiana según su propia interpretación de las Escrituras? Por 200 años los norteamericanos se “engordaron” a causa de su prosperidad y progreso. No todo ha sido perfecto (e.g., la esclavitud, el maltrato de los nativos de Norteamérica, etc.), pero hasta la década de 1960, en términos generales, muchos norteamericanos “se deleitaron en [la] gran bondad” de Dios. Pero ¿qué está pasando ahora?

Pero te provocaron a ira, y se rebelaron contra ti, y echaron tu ley tras sus espaldas, y mataron a tus profetas que protestaban contra ellos para convertirlos a ti, e hicieron grandes abominaciones (Nehemías 9:26, énfasis añadido).

Observe: en la década de 1960, la generación que nació después de la Segunda Guerra Mundial no solamente se rebeló contra la enseñanza y moralidad cristiana que sus padres personificaban, sino también iniciaron un ataque implacable e intenso contra todos los que se les oponían. Los evolucionistas, ateos y humanistas que se esfuerzan fervientemente para expulsar a Dios de la nación, consideran como ignorantes y tontos a los cristianos que se oponen a ellos; los que se esfuerzan en patrocinar la anarquía sexual en la nación al promover el matrimonio entre el mismo sexo, denuncian como homofóbicos a los cristianos que se oponen a ellos. El número creciente de beneficiarios de seguro social que se aferran a una creencia anticristiana que sugiere que sus compatriotas les deben condiciones de vida, consideran a los que no están de acuerdo como odiosos, egoístas e incompasivos. Y la lista continúa…. Así que, ¿cuál será el resultado? El pasaje continúa:

Entonces los entregaste en mano de sus enemigos, los cuales los afligieron (Nehemías 9:27, énfasis añadido).

Es obvio que Norteamérica está siguiendo el mismo camino a la destrucción que otras naciones han seguido en el pasado. La pregunta es: “¿Despertarán los Norteamericanos y verán su desviación antes que sea demasiado tarde?”. La única esperanza para Norteamérica es que un gran porcentaje de su ciudadanía regrese a Dios con un corazón contrito y restaure la orientación cristiana que una vez caracterizaba a la civilización norteamericana. Como el pasaje señala, “Pero en el tiempo de su tribulación clamaron a ti, y tú desde los cielos los oíste; y según tu gran misericordia les enviaste libertadores para que los salvasen de mano de sus enemigos” (Nehemías 9:27). En las palabras del salmista, “Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu” (Salmos 34:18). “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados” (Isaías 57:15).

Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo? Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra (Isaías 66:1-2, énfasis añadido).

Tristemente, “ellos se llenaron de soberbia, y no oyeron tus mandamientos” (Nehemías 9:29). ¿Qué harán los norteamericanos?


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