Serpiente en una Botella
Por sí misma, la evidencia de apoyo no puede probar un caso, pero cuando se la combina con otra evidencia, puede ser muy convincente. Esto sucede con algunos argumentos para la inspiración de la Biblia. Suponga que se pueda demostrar que, una y otra vez, la Biblia documenta ciertas porciones de sabiduría que se aplican hoy. Si la Biblia fuera la Palabra de Dios, exhibiría tal sabiduría.
Considere el caso de la embriaguez y el consumo de alcohol. En numerosas ocasiones, la Biblia menciona los efectos negativos de la embriaguez. Proverbios 23:29-32 presenta una descripción de lo que pasa con aquellos que “se detienen mucho en el vino”. Ellos tienen dolor, rencillas, quejas y heridas sin causa. Los que se embriagan “verán cosas extrañas”, y el alcohol les morderá “como serpiente” y les dará dolor “como áspid”. En el capítulo 20 del mismo libro, el escritor de Proverbios observó: “El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, y cualquiera que por ellos yerra no es sabio” (vs. 1).
En realidad, no se puede ni siquiera comenzar a medir los efectos negativos de la embriaguez en nuestra sociedad y globalmente. En un libro perspicaz titulado Ninguna de Estas Enfermedades, los médicos S.I. McMillen y David E. Stern sacaron a la luz el hecho (que es muy conocido en la comunidad científica) que la embriaguez causa daños terribles a nuestros cuerpos y espíritus. En las páginas 43-54, presentaron una gran cantidad de consecuencias drásticas que se relacionan al alcohol. Algunas de las principales son el daño nervioso, cerebral y cardíaco, el daño al no-nacido y los desórdenes sexuales. Además, se puede demostrar que el alcohol tiene un rol principal en aproximadamente el 53% de homicidios, el 57% de violaciones, el 80% de suicidios y el 47% de hurtos. Todo esto no incluye las 17,000 vidas perdidas en las carreteras cada año a causa de la conducción bajo los efectos del alcohol. Tampoco incluye el dolor de los niños a quienes sus padres abusan a causa del alcohol, o la destrucción de un sinnúmero de hogares.
La posición bíblica en cuanto a la embriaguez no solamente añade credibilidad a su inspiración divina, sino también ofrece una solución práctica para resolver muchos de los males de nuestra sociedad: ¡que se detenga la embriaguez! ¿Cuánto tiempo la nación continuará ignorando las advertencias bíblicas en cuanto al alcohol? ¿Esperaremos hasta que sea demasiado tarde?
REFERENCIAS
McMillen, S.I. y David Stern (2000), Ninguna de Estas Enfermedades [None of These Diseases] (Grand Rapids, MI: Revell), tercera edición.
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