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Satanás, Job y Una Implicación Falsa

La Biblia describe a Satanás como el acusador de los justos, quien los acusa ante Dios de día y de noche (Apocalipsis 12:10). En una de las escenas más vívidas que describe la naturaleza acusadora de Satanás, el paciente patriarca Job enfrentó la calumnia cruel de Satanás. Los hijos de Dios habían venido a presentarse ante Dios, y Satanás también vino. Dios preguntó a Satanás si había considerado a Job, un hombre justo que odiaba el pecado. Al responder la pregunta de Dios, Satanás reportó: “Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia” (Job 1:10,11).

El comentario de Satanás parece fácil de entender—Dios había bendecido a Job con bendiciones físicas y financieras, y a causa de esas bendiciones Job servía a Dios. Pero, si no se es cuidadoso, se puede pasar por alto una de las implicaciones falsas de Satanás que está escondida en el enunciado. Satanás implicó sutilmente que es más fácil para un hombre servir a Dios si es rico y prosperado, que lo que es para un hombre servir a Dios si es pobre. Desafortunadamente, esta idea ha sido sostenida por muchos en el pasado y en el presente. Sin embargo, en realidad la implicación de Satanás es falsa. Nunca ha sido más fácil seguir a Dios si se es rico financieramente. Al contrario, la riqueza a menudo puede ser una amenaza potencial a la relación del hombre con Dios.

Los que oyeron a Jesús en el primer siglo se asombraron al saber que esto fuera cierto. Después del triste rechazo del joven rico por vender sus posesiones, Cristo hizo algunos comentarios sorprendentes. Él dijo: “Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios” (Marcos 10:25). Cuando Cristo hizo este enunciado, Sus oyentes “se asombraban aun más, diciendo entre sí: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?” (vs. 26). Jesús explicó que era posible que esto sucediera, pero que no era fácil.

En el caso de Job, Satanás había hecho todo lo que podía para tentarle con riquezas y bienestar físico. Dios permitió que la riqueza de Job se acumulara, y Job probó que podía hacer lo que pocos pueden—servir a Dios fielmente siendo rico. El intento de Satanás por seducir a Job a pecar con las riquezas había fallado, y él se dio cuenta que el alma de este hombre no estaba en venta.

La idea que las riquezas y las bendiciones físicas hacen el servicio a Dios más fácil es una noción falsa, y Satanás lo sabía. Dios también lo sabía. Y nosotros también deberíamos saberlo. “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8).


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