¿Qué Realmente Dijo Jesús?
Muchas veces en los relatos del evangelio, los escritores de la Biblia registraron enunciados que Jesús pronunció mientras estaba en la Tierra. El hecho que intriga a los que leen la Biblia es que, aunque los escritores de la Biblia frecuentemente registraron los mismos enunciados, estos no son exactamente iguales (palabra-por-palabra). Por ejemplo, Mateo registró que Jesús dijo a Satanás, “Escrito está también (palin gegrapti): No tentarás al Señor tu Dios” (4:7), pero Lucas escribió: “Dicho está (eiratai): No tentarás al Señor tu Dios” (4:12). Aunque esto se considera una diferencia menor, y una que hace referencia a la misma cosa (al Antiguo Testamento), Mateo y Lucas registraron el enunciado de Jesús con diferentes palabras. ¿Por qué? ¿Por qué Mateo, Marcos, Lucas y Juan no siempre registraron las palabras de Jesús de la misma manera?
Primero, puede ser que algunas diferencias se deban a la posibilidad que Jesús haya pronunciado ambos enunciados. No es sabio pensar que cada enunciado similar que los escritores del evangelio registraron deba hacer referencia al mismo momento. En el ejemplo de la respuesta de Jesús a Satanás, puede ser que Jesús haya repetido el mismo pensamiento en la misma ocasión usando palabras diferentes. Después de decir a Satanás, “Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios”, Jesús pudo haber enfatizado el punto (especialmente si Satanás repitió la tentación) al decir, “Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios”. Por ende, Jesús pudo haber pronunciado ambos enunciados.
Una segunda razón para las diferencias en el testimonio de los escritores del evangelio en cuanto a las enseñanzas de Jesús es que el propósito de los escritores fue registrar precisamente lo que el Espíritu Santo consideró necesario (cf. Juan 16:13), pero no necesariamente las palabras exactas que Jesús pronunció. Bajo la guía del Espíritu Santo (2 Timoteo 3:16-17; 2 Pedro 1:20-21), un escritor pudo haber resumido las palabras de una persona (e.g., de Jesús), mientras que otro escritor pudo haber citado las palabras exactas.
Considere la variación en las notas que los estudiantes universitarios honestos e inteligentes toman de la misma clase sobre la Guerra Civil. Al final de la clase, cuando se comparan y contrastan las notas de los estudiantes (como en el caso de los evangelios), se puede ver muchas diferencias. Si un estudiante anotara que el profesor dijo que Abraham Lincoln pronunció su famoso Discurso de Gettysburg “en noviembre de 1863 para honrar a los que murieron en la Batalla de la Guerra Civil de Gettysburg”, y otro estudiante escribiera que el discurso de Lincoln fue pronunciado “el 19 de noviembre de 1863 en Gettysburg, Pennsylvania”, no se consideraría que sus notas son contradictorias. Aunque existen algunas diferencias en las notas de los estudiantes concerniente a lo que el profesor dijo, ambas notas son testimonios fieles de lo que el profesor enseñó—un estudiante simplemente escogió un estilo menos definido de tomar notas (i.e., no mencionando precisamente el día en que se pronunció el Discurso de Gettysburg).
A través de los relatos del evangelio, encontramos enunciados fidedignos de lo que Jesús pronunció, pero no necesariamente las citas exactas. Los resúmenes inspirados de lo que alguien dijo no anula el carácter sagrado de las Escrituras que Dios dio, tampoco nuestra habilidad de aplicar esas Escrituras a nuestras vidas. Además, las diferencias entre los enunciados que se registran en los relatos del evangelio también pueden ser evidencia de que se pronunció los enunciados en tiempos diferentes. Los estudiantes de la Biblia pueden tener confianza de la fiabilidad de la Biblia, incluso cuando existan diferencias entre los evangelios.
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