¿Profecía Reutilizada?
Los escritores del Nuevo Testamento no siempre usaron la profecía del Antiguo Testamento en una manera que se ajusta a la idea de algunas personas en cuanto a cómo se debería usar. Por esta razón, muchos alegan que los escritores del Nuevo Testamento tomaron las Escrituras del Antiguo Testamento fuera de contexto, o que “reutilizaron” pasajes ya cumplidos del Antiguo Testamento para imponer su punto. Sin embargo, en respuesta a esta idea, se puede considerar soluciones lógicas que clarifican y justifican el uso múltiple de los escritores del Nuevo Testamento en cuanto a la profecía del Antiguo Testamento.
Primero, ¿no pudiera ser el caso que, conociendo lo que pasaría en el futuro, el Espíritu Santo dirigiera a los escritores del Antiguo Testamento a escribir frases y enunciados que tuvieran una aplicación inmediata como también una aplicación futura distante? Wayne Jackson escribió correctamente:
¿[N]o es posible que el Espíritu Santo omnisciente, que guió a los profetas del Antiguo Testamento y a los escritores del Nuevo Testamento, pudiera haber dirigido ciertas profecías al Israel antiguo, pero que también hubiera sabido que un evento futuro cumpliría finalmente el significado de sus palabras? ¿Cuál es el problema con tal punto de vista? No existe ningún problema. Ciertamente es posible y conserva la integridad de los escritores del Nuevo Testamento. Déjeme sugerir un ejemplo para ilustrar este punto.
David declaró: “Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar” (Salmos 41:9). Durante la última cena, Cristo citó este pasaje, “El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar” (Juan 13:18), aplicándolo a la traición de Judas, y declaró que esto cumplió el enunciado del salmo de David. No obstante, el Señor alteró la cita. Él omitió “en quien yo confiaba” de la fuente original, ya que ¡Él nunca confió en Judas! Jesús supo desde el comienzo que él le traicionaría (Juan 6:64). Por tanto, es claro que el Salmo 41:9 tuvo una aplicación inmediata a los enemigos de David, pero un “cumplimiento” remoto y completo con la traición de Judas del Hijo de Dios. Personalmente no creo que sea aceptable sugerir que las profecías tienen un “cumplimiento doble”. Esa es una expresión sin sentido. Si una profecía se cumple una vez, ¡no se puede cumplir “más” después! Sería mejor hablar de algunos textos que tienen una “aplicación inmediata” o “cumplimiento parcial”, y que luego tiene un “cumplimiento remoto” (1988, 8:29).
Ciertamente, muchas citas del Nuevo Testamento en cuanto a las profecías del Antiguo Testamento pudieran calzar posiblemente dentro de la categoría de “cumplimiento remoto”. Considere cómo Mateo usa Jeremías 31:15. En Jeremías, el profeta obviamente estuvo hablando de un evento considerablemente inmediato cuando las madres de Israel llorarían a causa de la cautividad y castigo que los enemigos de Israel les impondrían. Sin embargo, Mateo empleó la profecía de Jeremías—“Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos, y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron”—para hacer referencia a las madres que lloraron por la matanza cruel de Herodes de los niños inocentes de Belén. Teniendo en consideración los comentarios de Jackson, no es difícil sostener que el Espíritu Santo realmente pudo haber previsto las obras atroces del Rey Herodes y provisto a Jeremías con una declaración profética que describiría adecuadamente la cautividad y el castigo en el Antiguo Testamento como también la escena espantosa que Mateo relata. Richards añadió a esta explicación al decir:
El pasaje citado de Jeremías está ligado a este evento. Jeremías 31:15 describe a Raquel, la madre simbólica de los judíos, llorando mientras sus descendientes son rasgados de la Tierra Prometida. Pero esta profecía se encuentra en un contexto de esperanza que a pesar de las lágrimas, Dios promete que los exiliados regresarán. Ahora, a pesar de las lágrimas que las madres derramaron por las víctimas inocentes de la matanza de Herodes, sus muertes subrayan el escape del niño Jesús, cuya supervivencia significa finalmente la restauración de la humanidad a una relación personal con Dios. Así como las lágrimas se entrelazan con el gozo en el tiempo de Jeremías, las lagrimas y el gozo se entrelazan en Belén (1993, p. 228).
También es interesante señalar que muchas veces las profecías del Antiguo Testamento no tienen solamente aplicaciones inmediatas y remotas, sino también usos diversos y múltiples. Jackson comentó:
Además, debemos señalar que, en consistencia con Sus propios propósitos, el Espíritu Santo puede dar a una profecía aplicaciones múltiples. Considere el caso del Salmo 2:7, donde Jehová dijo: “Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy”. En el Nuevo Testamento, este enunciado se aplica a Cristo en varios sentidos diferentes. Primero, se emplea para demostrar que Cristo es superior a los ángeles, ya que el Padre nunca se dirigió a ningún ser angelical, diciendo, “Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy” (cf. Hebreos 1:5). [Esta es una verdad que los “Testigos de Jehová” (que sostienen que Cristo fue un ángel creado) deben aprender]. Segundo, Pablo aplica el Salmo 2:7 a la resurrección de Jesús. El apóstol argumenta que “Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú…” (Hechos 13:33). Desde luego, fue por la resurrección que Jesús fue declarado el Hijo de Dios con poder (Romanos 1:4). Por ende, fue adecuado que se aplique el salmo a la resurrección del Señor. Tercero, el escritor de Hebreos usa el salmo para probar que Cristo no se glorificó a sí mismo para ser hecho nuestro sumo sacerdote; en cambio, ese rol se debió a Su relación como el Hijo de Dios (Hebreos 5:5). Otra vez, debemos enfatizar absolutamente que el Espíritu Santo, quien inspiró el salmo original, ciertamente tuvo estos varios pensamientos en mente como se evidencia por Su guía de los escritores del Nuevo Testamento mientras empleaban Su lenguaje (8:29-30, corchetes en original).
Después de mirar cercanamente las diferentes formas en que los escritores del Nuevo Testamento usaron las Escrituras del Antiguo Testamento, no se puede argumentar eficazmente que ellos cometieron errores o discreparon entre sí. Aunque pueden no haber usado ciertos pasajes en una manera que algunas personas puedan preferir, usaron las profecías sin contradicción o discrepancia en una manera consistente con el plan y propósito del Espíritu Santo.
REFERENCIAS
Richards, Larry (1993), 735 Baffling Bible Questions Answered, (Grand Rapids, MI: Revell).
Jackson, Wayne (1988), “Principios de la Profecía Bíblica”, Reason & Revelation, 8:27-30, julio.
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