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“Preparando el Corazón”

La actitud del escriba Esdras, descrita en el libro del Antiguo Testamento que lleva su nombre, es loable y digna de imitar. El libro de Esdras fue escrito poco después de la cautividad babilónica, lo cual fue el tiempo de restauración y regreso a la tierra natal judía. Dios había castigado a los judíos por su idolatría y maldad, los había sacado de su tierra ancestral y los había sujetado bajo el control de una nación extranjera. Sin embargo, Dios había decretado que la cautividad sea solamente 70 años, y cuando el periodo de tiempo designado llegó, los grupos de israelitas fueron guiados al suroeste para reclamar la tierra que era de ellos. Esdras, un “escriba hábil”, guió al segundo grupo a Jerusalén en el año 458 a.C. con el propósito expreso de restablecer la adoración legal y embellecer la casa de Dios.

Esdras es descrito en el capítulo siete como alguien que “había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos” (7:10). Hay dos partes principales de esta descripción que son muy importantes para nosotros—siendo cada una necesaria y difícil. Primero, Esdras “preparó” su corazón. El escriba reconoció su gran responsabilidad como un líder de Israel, una nación que había sido recientemente liberada de la aflicción causada por la negligencia religiosa. La gente no había podido adorar a Dios legalmente por más de setenta años. Esdras había nacido y crecido bajo un poder extranjero en una tierra extranjera influenciada por una religión extranjera y falsa. Él no podía arriesgarse a adivinar que conocía todas las cosas agradables delante de Dios; en cambio, tenía que buscarlas y encontrarlas. Pero incluso antes que comenzara esta búsqueda, tenía que adoptar una postura mental adecuada. Si él buscaba la verdad con una actitud equivocada (e.g., intentando justificar algunas ideas preconcebidas o modos de adoración aprendidos en Babilonia), estaría destinado a fracasar. La verdad de Dios es simple y está a nuestro alcance, pero debemos preparar nuestros corazones para aceptar la verdad con una mente abierta, sin importar cuánto nos desagrade.

Desde luego, conocer el camino es muy diferente a andar en el camino. La resolución de Esdras excedió el simple estudio bíblico, la introspección y la oración. Él preparó su corazón para buscar y cumplir la ley. Nadie negaría que ciertos actos y hábitos (como jurar, desatender a los ancianos y a las viudas, codiciar o lujuriar, para nombrar solamente algunos) sean condenados en las Escrituras. Es fácil para los predicadores citar Mateo 5 cuando predican en contra del adulterio y la lujuria del corazón, aunque, últimamente, la pornografía ha llegado a ser un azote incluso entre los evangelistas.

Sin duda Esdras enfrentaba un dilema similar mientras que analizaba los matrimonios mixtos de los israelitas con los paganos—acciones que los habían guiado a cometer los mismos errores que sus padres cometieron. La gente había estado viviendo en Babilonia toda su vida; ellos estaban lo suficientemente dispuestos y eran lo suficientemente devotos para emprender la caminata severa hacia Jerusalén. Ahora necesitaban estar preparados para adorar a Dios y buscar Su ley. Al mirar el templo en media construcción y las enormes ruinas de la ciudad, Esdras debió haber notado muchas similitudes entre el estado físico de la ciudad y la condición espiritual del pueblo de Dios. Al considerar todo el trabajo que se necesitaba hacer (como restaurar la ley y la adoración aceptable), y al considerar todo lo que ya había ocurrido (como la dura marcha de los pocos fieles), debió haber parecido un requerimiento imposible pedir que los culpables de matrimonio mixto abandonen a sus esposas e hijos ilegítimos. Pero nunca leemos que Esdras intentó justificar las acciones de ellos, poniendo en duda su compromiso con la ley o desestimando la violación como insignificante o legalista. En cambio, su reacción fue de asombro y de dolor intenso a causa de la desobediencia.

El compromiso de Esdras a Dios y a Su ley debió haber sido contagioso, ya que tres días después, toda la gente en Israel se reunió bajo la lluvia, temblando por el frío húmedo, para preguntar a Esdras lo que el Señor quería que hicieran. La resolución de ellos fue elogiable y digna de imitación, ya que comenzando desde ese mismo día, todo hombre culpable de matrimonio mixto abandonó a su esposa e hijos ilegítimos—dejando una lección que se aplica a los que están hoy involucrados en matrimonios ilegales debido al adulterio. Todos los que buscamos a Dios haríamos bien en “preparar nuestros corazones” como Esdras, no solamente para conocer la ley, sino para cumplirla.


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