¿Por qué los Hombres Rechazan a Dios?
Durante los siglos, la mayor parte de la gente en el mundo ha creído en el concepto de algún Ser Supremo. Ellos pueden haber tenido una idea pervertida de lo que ese Ser es, pero estuvieron convencidos que existía un Poder Personal más grande que el humano. Teniendo en cuenta la evidencia que se dispone, la fe es razonable. Por esta razón el salmista declaró: “Dice el necio en su corazón: No hay Dios” (Salmos 14:1). La palabra hebrea para “necio” hace referencia a alguien que no piensa racionalmente.
Ya que la incredulidad no es razonable y no es la norma, solamente se puede preguntar por qué algunas personas han llegado a ser ateos. Después de meditar en este tema por muchos años, estoy convencido que la incredulidad religiosa no es el resultado de conclusiones lógicas que se basan en la investigación bien documentada. En cambio, hablando generalmente, la motivación de alguna clase es un factor principal.
Considere el siguiente caso. En 1996, Judith Hayes, una escritora de la publicación The American Rationalist, escribió una invectiva ateísta mordaz titulada: En Dios Confiamos: ¿Pero en Cuál? En su escrito, la Sra. Hayes reveló dos claves de la razón por la cual dejó la Iglesia Metodista (Sínodo de Missouri) y se convirtió en una atea.
Cuando era joven, tenía una amiga que era budista. Judith era una amiga muy íntima de “Susan”, y simplemente no podía tolerar la idea que su amiga, quien no aceptaba a Jesucristo como el Hijo de Dios, podía perderse por negar el sistema de redención bíblico. Así que, en vez de examinar cuidadosamente la evidencia para determinar si las reclamaciones del Señor (como el Nuevo Testamento registra—vea Juan 14:6; Hechos 4:12) son verdaderas, ella simplemente decidió, motivada por un sentimiento emocional, que el cristianismo no podía ser genuino.
Luego ella se casó, pero su relación decayó. La Sra. Hayes afirma que su esposo era abusivo con sus palabras. Otra vez, en vez de considerar la posibilidad que ella hubiera sido responsable por haber hecho una elección equivocada en su selección marital, o que su esposo decidiera por voluntad propia ser abusivo (en directa violación a las enseñanzas divinas—Efesios 5:25et.seq.), ella culpó a Dios de su decepción. Ella escribió, “¿Cómo pude haber terminado casada con un tirano? ¿Por qué Dios me ha abandonado?” (1996, p. 15). Dios no la había abandonado. Él solamente aceptó su libertad de elección, y también la de su esposo. El abuso humano de esa libertad no es la culpa de Dios.
Se le conocía principalmente al incrédulo William Ernest Henley (1849-1903) por su poema escéptico, Invictus. Cuando era joven, Henley contrajo tuberculosis, y se le amputó una pierna. Él sufrió mucho durante los años y llegó a vivir una vida amarga. Él escribió:
En las garras de la circunstancia no he hecho un gesto de dolor o he llorado.
Bajo los golpes de la casualidad, mi cabeza sangra, pero no se ha inclinado.
No obstante, su incredulidad no era intelectual, sino emocional.
El fallecido Isaac Asimov una vez escribió: “Emocionalmente soy un ateo. No tengo la evidencia suficiente para probar que Dios no existe, pero sospecho fuertemente que no existe tanto que no quiero perder mi tiempo” (1982, énfasis añadido).
En uno de sus libros, Aldous Huxley reconoció que tenía razones para “no querer que el mundo tuviera significado”. Él argumentó que la “filosofía carente de significado” era liberadora. Confesó que la moralidad del teísmo interfería “con nuestra libertad sexual” (1966, p. 19). ¡Este no es un argumento sólido para rechazar la vasta cantidad de evidencia que testifica de la existencia de un Ser Supremo!
Aquí hay un punto importante: cuando los hombres tienen motivos para rechazar la fe en Dios, y cuando—a causa del prejuicio personal—están predispuestos a rechazar al Creador, ellos llegan a estar propensos al escepticismo filosófico.
REFERENCIAS
Asimov, Isaac (1982), “Entrevista con Isaac Asimov sobre Ciencia y la Biblia” [“Interview with Isaac Asimov on Science and the Bible”], Paul Kurtz, entrevistador, Pregunta Libre [Free Inquiry], pp. 6-10, Spring. Vea también Hallman, Steve (1991), “Cristianismo y Humanismo: Un Estudio de Contrastes” [“Christianity and Humanism: A Study in Contrasts”] AFA Journal, p. 11, marzo.
Hayes, Judith (1996), En Dios Confiamos: ¿Pero en Cuál? [In God We Trust: But Which One?] (Madison: WI: Freedom From Religion Foundation).
Huxley, Aldous (1966), “Confesiones de un Ateo Profeso” [“Confessions of a Professed Atheist”] Reporte: Perspectivas sobre las Noticias [Report: Perspectives on the News], Vol. 3, junio.
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