Pinzones, Fósiles y Mentiras
En la edición del 6 de mayo de 2002 de la revista Newsweek, Fred Guterl escribió un artículo breve titulado “Evolution: Birds Do It” [“Evolución: Las Aves lo Hacen”] (139[18]:11). La idea general del artículo se centró en una pareja llamada Peter y Rosemary Grant, “una pareja casada de biólogos de Princeton, [quienes] han trabajado por tres décadas para llenar los espacios en blanco de la investigación de Darwin”.
El mayor problema con el artículo del Sr. Guterl tiene que ver con el hecho que él no está informado de los verdaderos “espacios en blanco” que se necesitan llenar en cuanto a la teoría de Darwin. En el primer párrafo del artículo él escribió: “Charles Darwin describió que la lucha diaria por comida y sexo determina finalmente el futuro de las especies, sea un dinosaurio, una ave o el hombre. Él tenía evidencia fósil abundante para apoyarse, pero realmente nunca observó la selección natural en acción”.
En crudo contraste con este enunciado, el décimo capítulo del Origen de las Especies se titula “Sobre la Imperfección del Registro Geológico”. En este, Darwin argumentó que debido al proceso de la selección natural, “el número de variedades intermedias, que han vivido anteriormente, [debe] ser muy grande”. Sin embargo, seguidamente admitió: “La geología realmente no revela ninguna cadena orgánica finamente graduada; y esto, tal vez, es la objeción más obvia y seria que se puede argumentar en contra de esta teoría. Yo creo que la explicación yace en la imperfección extrema del registro fósil” (1956, pp. 292-293).
Realmente Darwin no tenía “evidencia fósil abundante para apoyarse”. Él esperaba que la investigación geológica futura llenara esos espacios en blanco, debido al hecho que la evidencia fósil era la evidencia faltante principal que se necesitaba para que esta teoría fuera verificada. Desafortunadamente para Darwin y su teoría, esa evidencia ha sido mucho menos disponible de lo que él había esperado. De hecho, si el Sr. Guterl hubiera chequeado sus propios archivos publicados antes que imprimiera este artículo deshonesto, hubiera descubierto que en la edición del 3 de noviembre de 1980 de Newsweek, se registra las siguientes palabras de Jerry Adler: “La evidencia de los fósiles ahora apunta absolutamente lejos del darvinismo clásico que la mayoría de americanos ha aprendido en la escuela secundaria: que las nuevas especies evolucionaron de las existentes por una acumulación gradual de cambios pequeños, los cuales ayudaron al organismo a sobrevivir y competir en el medio ambiente” (96[18]:95). Nada ha cambiado en ese respecto desde que el Sr. Adler hizo ese enunciado hace dos décadas atrás.
El Sr. Guterl cometió dos errores comunes en su artículo. Primero, atribuyó evidencia a la teoría de Darwin que realmente no tiene (y nunca tendrá). Segundo, habló de la experiencia de treinta años de dos científicos inteligentes que documentaron cambios menores en el tamaño del pico y en el peso del cuerpo de los pinzones. Él luego usó estos cambios menores para implicar la evolución general (de la ameba al hombre), pero no reconoció el hecho que estos cambios menores tienen límites inherentes. Los pinzones nunca cambiaron a algo más que pinzones. Usted puede poner a los científicos en las Islas Galápagos por el próximo millón de años (si la Tierra existiera hasta ese momento) y ellos nunca verían que un pinzón cambiara a otro tipo de animal. La evolución es una teoría que carece de evidencia científica. Darwin miró los fósiles, y Guterl miró a los pinzones, pero es tiempo que todos comencemos a mirar las mentiras de la evolución.
REFERENCIAS
Adler, Jerry (1980), “Is Man a Subtle Accident?,” Newsweek, 96[18]:95, November 3.
Darwin, Charles (1956 reimpresión), The Origin of Species (London: J.M. Dent & Sons).
Guterl, Fred (2002), “Evolution: Birds Do It,” Newsweek, 139[18]:11, May 6.
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