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Perros y Gatos Participando en la Comunión

Los animales pueden ser una gran añadidura para la vida de una persona. Pueden servir como una fuerza de trabajo sin retribución, confiable y muy invaluable para el granjero que ara un campo escabroso o para una persona ciega que cruza la calle. Pueden proveer gozo y compañía para pequeños y grandes. Pueden ser provechosos para la salud mental, especialmente para los niños enfermos y los ancianos débiles. Ciertamente ninguno de nosotros dudaría de los muchos beneficios que se cosechan a causa de tener animales entre nosotros.

No obstante, algunos grupos religiosos en la cristiandad han cruzado el límite del amor que se puede conceder a los animales. En un artículo que apareció en The Wall Street Journal el 10 de marzo de 2004, Elizabeth Bernstein documentó que un número creciente de denominaciones está comenzando a incluir a animales como participantes en su adoración. “Las iglesias, como la Catedral de San Juan el Divino en Manhattan, hace mucho tiempo han celebrado servicios anuales para bendecir a todo, desde conejos hasta elefantes”, dijo Bernstein. “La Iglesia Episcopal de Todos los Santos en Fort Lauderdale, Fla., ha duplicado su asistencia en su servicio de los domingos en la noche desde que comenzó a invitar a las mascotas una vez al mes desde el verano pasado”. Sin embargo, en enero de 2004, la Iglesia Episcopal de San Francisco en Stamford, Connecticut, todavía fue más lejos en la inclusión de animales en la adoración cuando comenzó un nuevo programa mensual llamado “La Santa Comunión para las mascotas”. En este “servicio”, los perros y gatos realmente “reciben la hostia” y se realiza una “bendición especial” para ellos.

¡Increíble! He creído hace tiempo que los servicios de varios grupos que reclaman ser cristianos del Nuevo Testamento se parecen más a los espectáculos de un circo que a un servicio cristiano legítimo. Ahora, mi duda (y la de otros) está completamente descartada. Lo “sagrado” ciertamente ha llegado a ser un “circo”. Pronto, los niños pequeños traerán a sus otras mascotas como ranas, ratones, lagartijas y culebras para “comer pan y beber de la copa”. ¡Esto es una blasfemia! La cena memorial ha sido degradada hasta convertirse en una merienda para el gato Tom y el ratón Jerry.

Una iglesia del primer siglo una vez trivializó la Cena del Señor y Pablo la reprendió severamente. Él advirtió:

De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí (1 Corintios 11:27-29).

Jesús dio Su vida para salvar a la humanidad, no a los animales. Él salva las almas inmortales de los pecadores penitentes que tienen la capacidad de conocerle y obedecerle (cf. Juan 3:16; Hechos 2:38; Hebreos 5:8,9). Los animales no tienen almas (vea Thompson y Estabrook), ni tampoco tienen la capacidad de conocer Quién es Jesús. Entonces, ¿por qué ciertos grupos religiosos en la cristiandad se desvían tanto hasta ofrecer a los animales la comunión sagrada instituida por nuestro Señor la noche anterior a Su crucifixión? Obviamente, esto se trata de números. Como Bernstein reportó, ellos quieren “atraer a la gente”. En vez de predicar el verdadero Evangelio de Cristo, el cual tiene el poder de transformar a los pecadores en santos (Romanos 1:16), ellos han escogido manipular la Palabra de Dios y Su servicio sagrado “para su propia perdición” (cf. 2 Pedro 3:16).

REFERENCIAS

Bernstein, Elizabeth (2004), “Houses of Worship Reach Out to a Flock of Pets,” The Wall Street Journal, [En-línea], URL: http://www.dowjonesnews.com/sample/samplestory.asp?StoryID= 2004031004010005&Take=1.

Thompson, Bert y Sam Estabrook (1999), “Do Animals Have Souls,” Reason & Revelation, 19:89-92, December.


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