
Palabras de una Pluma
A primera vista, la pluma no parece ser más que solamente una porción colorida de pelusas. Uno puede preguntarse cómo una cosa aparentemente tan simple en la naturaleza puede representar un caso convincente a favor de la Creación. Pero las plumas realmente sí ofrecen evidencia convincente. Las plumas ejemplifican las maravillas de la ingeniería inteligente e indican un diseño increíble. Las plumas son un integumento [envoltura natural exterior] que pertenece solamente a la aves y que son descritas por Richard Prum como “las añadiduras epidérmicas más complejas encontradas en los animales” (1999, p. 291). Considere la tecnología punta de la pluma.
Cada pluma tiene un raquis que pasa a lo largo de su centro. La estructura a manera de lámina, dividida en dos partes por el raquis, es conocida como el vexilo. El vexilo está compuesto por hebras pequeñas, llamadas barbas. La fuerza conectiva de las barbas cumple un rol importante en la elevación. En cada lado de las barbas se encuentran bárbulas microscópicas. En un lado hay bárbulas compuestas de crestas, mientras que en el otro lado hay bárbulas compuestas de ganchillos. Por consiguiente, las bárbulas con ganchos se conectan a las crestas de las bárbulas adyacentes, formando algo como un Velcro® natural. Realmente, la pluma tiene un mejor diseño que Velcro, ya que las crestas permiten que las barbas se deslicen, manteniendo la superficie intacta, aunque también permite a la misma vez la flexibilidad requerida para volar.
Ilustrado por Thomas A. Tarpley
© 2004 AP
Sección cruzada de dos barbas mostrando como sus bárbulas se conectan.
CLAVE: A. Raquis; B. Vexilo; C. Barbas; D. Bárbulas con ganchos; E. Bárbulas con crestas.
No obstante, la complejidad de la pluma no para aquí. La unión corrediza hecha por las bárbulas con ganchos y crestas necesita lubricación. Una vez que las barbas de la pluma han sido separadas, es difícil que regresen a juntarse. Pero al dueño de la pluma se le ha dado una solución a este problema. El ave pasa mucho de su tiempo arreglándose con su pico—peinando, alisando, limpiando y lubricando metodológicamente sus plumas. El ave segrega un aceite especial reparador de una glándula en la base de su pico. Sin este aceite especial, las plumas del ave serían inútiles para el vuelo. Esto también permite que las plumas de las aves sean impermeables y previene simultáneamente la pérdida de calor. Las muchas características extraordinarias de la pluma causaron que Roger Peterson escribiera:
La pluma es una maravilla de la ingeniería natural. Esta es a la vez extremadamente ligera y estructuralmente fuerte, mucho más versátil que la piel extendida por la cuál un murciélago se sostiene en vuelo o la estructura rígida de las alas de un avión—y mucho más fácil de reparar o reemplazar cuando es dañada… Aunque casi no tiene peso, esta tiene fortaleza. El raquis rígido de la pluma provee rigidez cuando se necesita soporte, aunque es flexible hacia su punta, cuando se requiere flexibilidad para una maniobra aérea en una fracción de segundo. Sienta lo liso de las láminas, suaves pero firmes. Separe las barbas; ciérrelas juntas al pasar sus dedos sobre estas como un ave las arreglaría con su pico. La complejidad del diseño que permite esto puede ser apreciado al poner la pluma en el microscopio (1963, p. 33, énfasis añadido).
El diseño de la pluma permite que las aves viajen sobre las corrientes de aire más elegantemente que los mejores aviones que los ingenieros han diseñado. Si las barbas de las plumas del ave no tuvieran ganchillos (como en el caso de las plumas del avestruz), este no pudiera volar. Los ganchillos están diseñados para que puedan separarse bajo ciertas condiciones, previniendo que el viento dañe al ala o a las plumas, sin embargo, estos pueden ser fácilmente reunidos cuando el ave arregla sus plumas con su pico. El comportamiento de arreglo es parte de la complejidad irreducible del diseño total de la pluma.
Las plumas están diseñadas para proporcionar elevación al ave al causar que el aire en la superficie superior fluya más rápido que el aire en la superficie inferior (una situación conocida como el Efecto Bernoulli). Las plumas de vuelo (llamadas a menudo plumas de contorno) permiten la elevación cuando el vexilo más pequeño como borde de guía está en contacto directo con el aire durante el vuelo. Las aves necesitan plumas para volar, pero las plumas también dan al ave mucha protección necesitada en contra del clima adverso y especialmente el aire y el clima frío. “Superpuestas como tejas y cubiertas con una capa de aceite, las plumas protegen al ave del agua y pérdida de calor tanto como las tejas de un techo protegen a una casa” (Bergman, 2003, p. 3).
HECHOS ACERCA DE PLUMAS EN EL REGISTRO FÓSIL
En un artículo que apareció en la revista American Zoologist (“Explanatory History of the Origin of Feathers” [“Historia Explicativa del Origen de las Plumas”]), Walter Bock escribió: “El conocimiento factual disponible en el cual podamos especular sobre la evolución del integumento avícola es el más escaso” (2000, 40:480). Se conoce mucho acerca de los roles biológicos de la piel y las plumas en aves modernas. También se conoce mucho acerca de las escamas de los reptiles modernos. Pero no conocemos ningún “reptil-ave” intermedio. Bock continuó declarando: “Los restos fósiles de la piel de reptiles son raros y nos dicen poco o nada acerca de la morfología de las escamas en posibles antepasados avícolas entre los reptiles… No tenemos fósiles en absoluto de todas las etapas intermedias entre las escamas de los reptiles y la pluma más primitiva” (40:480, énfasis añadido). La misma “morfología complicada” está presente en todas las plumas encontradas en el registro fósil. “Las plumas conocidas más antiguas del Jurásico Tardío son ya modernas en forma y detalle microscópico” (Martin y Czerkas, 2000, 40[4]:687).
Alan Brush, reconocido como un experto en plumas, teorizó acerca de cómo las plumas pueden haber evolucionado de tubérculos de reptiles en vez de escamas.
Los primeros pasos en la evolución de una protopluma reflejan grandemente el desarrollo de estructuras epidérmicas modernas… Una morfología a modo de tubérculo estuvo implicada. Han sido encontradas estructuras similares en los dinosaurios y reptiles vivos. Los tubérculos permiten la formación de filamento, muy posiblemente uno que es vacío. El primer brote de pluma hubiera sido radialmente simétrico. Las crestas de las barbas hubieran producido columnas en vez de láminas de células… Por ende, el tubérculo hubiera representado una unidad morfogénica bastante completa (2000, 40:634).
Desafortunadamente para el Dr. Brush, sus teorías tienen poca (si es que tienen) evidencia para sostenerlas. El descubrimiento de Arqueopterix (que supuestamente existió hace 145 millones de años atrás) guió a la hipótesis del dinosaurio-ave que sugiere que las aves modernas evolucionaron de los dinosaurios. Sin embargo, estos hallazgos, aclamados originalmente como la prueba de la evolución en acción, resultaron ser equivocados (vea Harrub y Thompson, 2001).
EL ORIGEN DE LAS PLUMAS—EN TEORÍA
Existen dos teorías principales en el reino evolutivo concernientes a la evolución de las plumas: (1) la teoría del vuelo; y (2) la teoría del aislamiento. La teoría del vuelo sugiere que las plumas primitivas fueron plumas de vuelo que se derivaron de escamas alargadas a lo largo de la espalda de las extremidades delanteras de los reptiles. Con esto, la criatura finalmente evolucionó el vuelo al planear de los árboles. Cuando las escamas llegar a ser más largas, estas comenzaron a deshilacharse y se desarrollaron hasta convertirse en la estructura como hebras de las plumas. Las plumas luego se esparcieron por todo el resto del cuerpo.
Aquellos que favorecen la teoría del aislamiento afirman que las plumas primitivas eran un tipo de plumas de vuelo. Ya que las aves eran (y son) de sangre caliente, estas debían encontrar una manera de prevenir la pérdida de calor para sobrevivir los climas más fríos. Aunque las plumas de vuelo no necesitaban ser buenos aislamientos, estas servían bien en el propósito. Esta función fue tan fundamental para la supervivencia del ave que muchos darvinistas han teorizado que las plumas modernas realmente se originaron como un mecanismo de aislamiento y solamente después facilitaron el vuelo (vea Bock, 2000).
Existe mucho desacuerdo acerca del rol de la termorregulación en la evolución de la pluma. Kenneth Parkes argumentó que si “la ‘necesidad’ primaria del antepasado avícola” fue un “crecimiento externo epidérmico…útil como un mecanismo termorregulador, ¿por qué ‘molestarse al inventar’ algo tan complejo como una pluma? ¡El pelo hubiera sido mucho más simple!” (como citado en Bock, 40:481). Realmente, ¡una estructura a manera de pelo sirve mejor para el aislamiento! Por esta razón, algunos argumentan que las plumas evolucionaron para ayudar a enfriar al ave al funcionar como “protectores solares” que reducen el nivel de absorción de calor (40:481). Bock concluyó que la teoría térmica de la evolución de la pluma es, en el mejor de los casos, solamente “una teoría pobremente probada”.
Aunque yo siento que puede ser ofrecida una explicación algo satisfactoria para la teoría del aislamiento acerca del origen evolutivo de las plumas avícolas, esta explicación puede ser solamente presentada como una teoría pobre y una que probablemente no puede ser probada de alguna manera mejor de lo que ha sido probada hasta la fecha. Y la teoría del aislamiento, tanto como pueda preferirla, no está mejor probada que la teoría del vuelo para el origen de las plumas (40:484).
Parece extraño que para propósitos de aislamiento, un ave, por casualidad, también evolucionara el vuelo y las habilidades de impermeabilización. Brush hizo un comentario similar: “La pregunta de por qué un mecanismo relativamente complejo fuera necesario para producir un objeto relativamente simple no es directamente contestable” (Brush, 2000, 40:639).
En realidad, estas teorías son producto de suposiciones. “Lo que es encontrado consistentemente en el registro fósil es escamas completamente desarrolladas, plumas que son plumas completamente, y piel que es claramente piel” (Bergman, p. 5). No se han descubierto estructuras que consisten de plumas que son parte pluma y parte escamas, o incluso plumas que son de un tipo menos moderno (Bergman, p. 5). Bock estuvo forzado a admitir:
Todavía existe el misterio sin resolver de la morfología de la pluma primitiva—si fue una simple pluma de contorno con o sin una base aterciopelada, si fue una pluma de contorno con una pluma residual, si fue una pluma aterciopelada o si fue una pluma de vuelo. ¿Fue la pluma primitiva impermeable o, mejor dicho, resistente al agua? No existe evidencia empírica con la cual probarlo (40:482).
Phillip Regal añadió: “Las teorías evolutivas que se relacionan al origen de las plumas y el vuelo (e incluso a la conservación del calor) son defectuosas, y la evidencia para tal origen evolutivo no existe” (1975, p. 35).
La pluma es otro diseño convincente encontrado en la naturaleza. Esta ha sido hace mucho tiempo una herida dolorosa para los evolucionistas, y aparentemente continuará siendo. El análisis de la evidencia guía solamente a una conclusión obvia. Las plumas no pudieron haber evolucionado. En cambio, estas son el producto de una Causa inteligente. Estas son el resultado del plan divino de un Creador benefactor.
REFERENCIAS
Bergman, Jerry (2003), The Evolution of Feathers: A Major Problem for Darwinism, [En-línea], URL: www.answersingenesis.org/home/area/magazines/tj/docs/v17n1_feathers.pdf.
Bock, Walter J. (2000), “Explanatory History of the Origin of Feathers,” American Zoologist, 40:478-485.
Brush, Alan H. (2000), “Evolving a Protofeather and Feather Diversity,” American Zoologist, 40[4]:687-694.
Carroll, Robert (1997), Patterns and Processes of Vertebrate Evolution (New York: Cambridge University Press).
Harrub, Brad and Thompson, Bert (2001) “Archaeopteryx, Archaeoraptor, and the ‘Dinosaurs-to-Birds’ Theory,” Reason & Revelation, April, 21:25-31.
Martin, Larry D. y Stephen A. Czerkas (2000), “The Fossil Record of Feather Evolution in the Mesozoic,” American Zoologist, 40[4]:687-694.
Parkes, Kenneth (1966), “Speculations on the Origin of Feathers,” Living Bird, 5:77-86.
Peterson, Roger Tory (1963), The Birds (New York: Time).
Prum, Richard O. (1999) “Development and Evolutionary Origin of Feathers,” Journal of Experimental Zoology (Molecular, Developmental, Evolution), 285:291-306.
Regal, Philip (1975), “The Evolutionary Origin of Feathers,” The Quarterly Review of Biology, 50[1]:35-66.
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