Nuestra República Depende en el Cristianismo
Existe mucho desacuerdo en cuanto a la fundación del gobierno civil y la perpetuidad de la civilización y la sociedad. El enfoque de la “corrección política” insiste que la fortaleza de los Estados Unidos yace en su pluralismo—la aceptación y celebración de las religiones, ideologías y filosofías diferentes. Los intentos extensos por “desinfectar” las escuelas, las cortes y el gobierno norteamericano al erradicar todas las referencias a Dios, a Cristo y a la Biblia son una manifestación de esta incredulidad. Se piensa que la estabilidad y continuidad de la nación yace en su disposición por abrazar la diversidad, la tolerancia y la aceptación. En crudo contraste, los fundadores de la civilización norteamericana declararon exactamente lo opuesto.
Jedidiah Morse nació en Woodstock, Connecticut el 23 de agosto de 1761. Fue el hijo de un ministro del Congreso. Después de haber sido educado en casa, se graduó de la Universidad Yale en 1783—el año que la Guerra de la Revolución terminó. Morse publicó el primer libro de texto de los Estados Unidos sobre geografía, Geografía Fácil (Geography Made Easy) en 1784. Su trabajo en ese campo le hizo acreedor del título “Padre de la Geografía Norteamericana”. Se usaron sus trabajos ampliamente en las escuelas, universidades y bibliotecas y se usaron en miles de hogares. Su hijo mayor, Samuel F.B. Morse, llegó a ser un inventor famoso, y desarrolló incluso el Código Morse (“Morse, Jedidiah”, 2007).
En un discurso de elección en Charlestown, Massachusetts, el 25 de abril de 1799, este patriota norteamericano presentó una advertencia escalofriante—una observación no muy diferente a muchas de las observaciones de los Fundadores:
Tenemos este grado de libertad civil y felicidad política y social que la humanidad ahora disfruta gracias a la influencia bondadosa del cristianismo. En la misma proporción que los efectos genuinos del cristianismo se menosprecien en cualquier nación, sea a través de la incredulidad o la corrupción de sus doctrinas, o la negligencia de sus instituciones, en esa misma proporción el pueblo se alejará de las bendiciones de la libertad genuina y se aproximará a las miserias del despotismo completo. Todos los esfuerzos por destruir las fundaciones de nuestra religión santa, finalmente se ocuparán de destruir también la libertad y la felicidad política. Dondequiera que se socave los pilares del cristianismo, nuestras formas republicanas actuales de gobierno y todas las bendiciones que fluyen de ellas también serán socavadas (1799, p. 9, énfasis añadido).
Si Morse estaba en lo correcto, entonces los Estados Unidos está en un problema grave—literalmente al borde del desastre y la destrucción nacional. “La justicia engrandece a la nación; mas el pecado es afrenta de las naciones” (Proverbios 14:34). “Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová” (Salmos 33:12).
REFERENCIAS
Morse, Jedidiah (1799), A Sermon, Exhibiting the Present Dangers and Consequent Duties of the Citizens of the United States of America (Hartford, CT: Hudson and Goodwin), [En-línea]: URL: http://www.archive.org/details/sermonexhibiting00morsrich.
“Morse, Jedidiah” (2007), Encyclopædia Britannica, [En-línea]: URL: http://www.britannica.com/eb/article-9053833.
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