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Nebo-Sarsequim

Los críticos de la Biblia atacan cada faceta de su credibilidad. Estos críticos sostienen que los libros bíblicos no se escribieron en el tiempo que profesan haberse escrito, que los hombres cuyos nombres llevan estos libros no fueron realmente los escritores, y que los personajes bíblicos son productos de las creaciones de los autores. Sin embargo, es imposible sostener racionalmente y honestamente este criticismo en frente de la cantidad vasta de evidencia que verifica la validez y autenticidad de los 66 libros de la Biblia. Los hallazgos arqueológicos proveen una línea de evidencia que continúa añadiendo crédito al texto bíblico. Han salido a la superficie tabillas, sellos, papiros, alfarería y muchas otras clases de artefactos antiguos que documentan las vidas de los personajes en la Biblia. Estos hallazgos a menudo muestran que los textos bíblicos bajo discusión se escribieron en el tiempo que reclaman haberse escrito, y que los personajes bíblicos fueron históricos y reales.

 

Tablilla Cuneiforme que contiene el nombre de Nebo-Sarsequim
Imagen cortesía de Ian Jones

Uno de estos hallazgos arqueológicos salió a la luz recientemente. En 1920, el Museo Británico adquirió una pequeña tablilla de piedra de alrededor de dos pulgadas de ancho y una pulgada de alto. Esta tablilla fue confinada a un gran lugar lleno de tablillas que tenían escritura cuneiforme. Ya que pocas personas tienen la habilidad y conocimiento para traducir cuneiforme, las tablillas permanecieron sin ser traducidas en el Museo Británico por algo de ocho décadas. Sin embargo, recientemente el Dr. Michael Jursa de la Universidad de Viena, una de las pocas personas que puede leer cuneiforme, tradujo la pequeña tablilla de piedra (Alberge, 2007).

 

La información en la tablilla no tiene nada inherentemente espectacular. La tablilla data del año 595 a.C. y simplemente declara que un oficial babilónico llamado Nebo-Sarsequim ofreció un gran regalo de oro al templo de Esagila en Babilonia (Reynolds, 2007). Aunque esta inscripción es remarcable en sí misma, se relaciona interesantemente al texto bíblico.

En Jeremías 39, el profeta describió que el Rey Babilónico Nabucodonosor exitosamente atacó la ciudad de Jerusalén. Jeremías escribió que Nabucodonosor penetró las murallas de Jerusalén el 11º año del Rey Sedequías, que corresponde al año 587 a.C. Al infiltrarse en las murallas, Nabucodonosor y varios de sus príncipes babilónicos se reunieron en la Puerta Central. Uno de los príncipes que se lista con Nabucodonosor fue Sarsequim (Jeremías 39:3). Se reconoce que el nombre “Sarsequim” es el mismo que Nebo-Sarsequim. Por ende, la tablilla pequeña menciona a un oficial babilónico que vivía para el año 595 a.C., y menos de 10 años después Jeremías mencionó a un oficial con el mismo nombre. Un miembro del personal del Museo Británico, el Dr. Irving Finkel, quien trabaja en el Departamento del Medio Oriente, dijo: “Una transacción comercial mundana toma su lugar como un testigo principal para uno de los puntos decisivos en la historia del Antiguo Testamento. Esta es una tablilla que merece ser famosa” (citado en Alberge, 2007).

Los escépticos ya han comenzado a tratar de atacar el hallazgo. Ellos sugieren que el Nebo-Sarsequim en la tablilla pudiera ser un diferente Sarsequim al que Jeremías menciona. Aunque existe la posibilidad que estos no fueran la misma persona, la evidencia circunstancial que enlaza los dos nombres establece un caso fuerte que los dos nombres hacen referencia a ambas personas. La Biblia y el hallazgo mencionan a un oficial babilónico, durante el reino de Nabucodonosor, en un marco de tiempo que se esperaría si se estuviera hablando de la misma persona. De hecho, aparte de algunos “ultra-escépticos”, parece que la mayoría de eruditos acepta el hallazgo como evidencia extra bíblica para la existencia del oficial que Jeremías 39:3 menciona.

En cuanto a la importancia del hallazgo, el Dr. Finkel declaró: “Si Nebo-Sarsequim existió, ¿qué otros personajes menores en el Antiguo Testamento existieron? Un detalle desechable del Nuevo Testamento resultó ser exacto y verdadero. Pienso que esto significa que la narración completa llega a tener una nueva clase de poder” (citado en Reynolds, 2007).

Los documentos bíblicos tienen más que evidencia arqueológica para elogiarlos. Su consistencia interna, unidad, profecía predictiva y exactitud científica se combinan para producir un caso irrefutable para la inspiración divina de la Biblia. No obstante, los hallazgos arqueológicos tales como la inscripción en la tablilla añaden peso al caso completo para la fidelidad factual de la Biblia. Como el arqueólogo renombrado Nelson Glueck observó: “Se puede declarar categóricamente que ningún descubrimiento arqueológico ha contradicho alguna vez la referencia bíblica. Muchos hallazgos arqueológicos se ajustan en bosquejo claro o detalle exacto a los enunciados históricos en la Biblia” (1959, p. 31).

REFERENCIAS

Alberge, Dalya (2007), “Museum’s Tablet Lends New Weight to Biblical Truth”, The Times, 11 de julio, [En-línea], URL: http://www.timesonline.co.uk/tol/comment/faith/article2056362.ece.

Glueck, Nelson (1959), Rivers in the Desert: A History of the Negev (New York: Farrar, Strauss, and Cudahy).

Reynolds, Nigel (2007), “Tiny Tablet Provides Proof for Old Testament”, Telegraph, 13 de julio, [En-línea], URL: http://www.telegraph.co.uk/news/main.jhtml?xml=/news/2007/07/11/ntabl et111.xml.


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