Lucas, Cirenio y el Censo
A través de los siglos los arqueólogos y eruditos de la Biblia han documentado una y otra vez la precisión con la cual Lucas reportó detalles históricos. En cada caso, donde ha surgido suficiente evidencia arqueológica, se ha vindicado a Lucas como un escritor preciso y meticuloso. Los escépticos y críticos no han podido verificar incluso un simple anacronismo o discrepancia con la cual desacreditar la reclamación de los escritores bíblicos de haber sido guiados por una influencia divina principal.
No obstante, observe el criterio señalado anteriormente que sirve como una clave para un entendimiento justo y adecuado de la exactitud de Lucas: donde ha surgido suficiente evidencia arqueológica. Los escépticos frecuentemente levantan acusaciones en contra de Lucas y otros escritores bíblicos basados en argumentos del silencio. No distinguen entre una contradicción genuina y la evidencia insuficiente para llegar a una conclusión firme. Existe una contradicción cuando ambos enunciados o hechos no pueden ser verdaderos. Los escépticos a menudo cometen el error de acusar a los escritores de la Biblia cuando dos enunciados o hechos simplemente son diferentes. McGarvey articuló el principio de la contradicción en 1891: “Dos enunciados son contradictorios no cuando son diferentes, sino cuando ambos no pueden ser verdaderos” (3:31). Es ilegítimo, y por ende insostenible, acusar de contradicción o error a la Biblia en aquellas áreas donde hace falta evidencia de corroboración histórica.
A la luz de estos principios, considere las siguientes palabras de Lucas: “Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria” (Lucas 2:1-2). Algunos han acusado a Lucas de haber cometido un error al considerar el hecho que la historia registra que Publio Sulpicio Cirenio fue gobernador de Siria comenzando en el año 6 d.C.—varios años después del nacimiento de Cristo. Es verdad que hasta ahora no ha surgido ningún registro histórico que verifique el gobierno o el censo de Cirenio como Lucas lo presenta para el tiempo del nacimiento de Jesús antes de la muerte de Herodes en el año 4 a.C. Como el distinguido arqueólogo bíblico G. Ernest Wright de la Facultad de Divinidad de Harvard reconoció: “Este problema cronológico todavía no se ha resuelto” (1960, p. 158).
A pesar de la falta de información que proveería confirmación arqueológica definitiva, existe evidencia suficiente para sugerir una explicación plausible para las alusiones de Lucas. Esta evidencia descarta la acusación de discrepancia. Ya que fue un historiador muy meticuloso, Lucas demostró su conocimiento de un censo distinto provincial durante el gobierno de Cirenio al comienzo del año 6 d.C. (Hechos 5:37). Teniendo en cuenta este conocimiento, ciertamente él no hubiera confundido este censo con uno que pasó 10 o más años antes. Por ende Lucas declaró que se realizó un censo previo por mandato de Augusto César algún tiempo antes del año 4 a.C. Él señaló su censo anterior al usar la expresión prote egeneto (“primero se realizó”)—que presupone un segundo censo (cf. Nicoll, s.d., 1:471). Cuestionar la autenticidad de esta reclamación simplemente porque no se ha encontrado referencia explícita, es injustificado y prejudicial. Nadie cuestiona la historicidad del segundo censo que Cirenio realizó alrededor de 6/7 d.C., a pesar del hecho que la única autoridad para esto es una sola inscripción en Venecia. Don William Ramsay, una autoridad renombrada mundialmente y aclamada extensamente en cuanto a estos temas, escribió hace 100 años atrás: “[C]uando consideramos cuán accidental es la evidencia para el segundo censo, la falta de evidencia para el primero no parece constituir un argumento en contra de la fidelidad del enunciado de Lucas” (1897, p. 386).
Adicionalmente, las fuentes históricas indican que Augusto favoreció a Cirenio, y que Cirenio estuvo en servicio activo del emperador en las inmediaciones de Siria antes y durante el periodo de tiempo que Jesús nació. Es razonable concluir que Cirenio pudo haber sido nombrado por Augusto para emprender un censo durante este periodo de tiempo, y que su ejecución competente puede haberle hecho acreedor de un nombramiento similar para el censo de 6/7 d.C. (vea Archer, 1982, p. 366). Note también que Lucas no usó el término legatus—el título normal para un gobernador romano. Él usó la forma participial de hegemon que se usaba para un propretor (gobernador senatorial) o procurador (como Poncio Pilato) o Cuestor (comisionado imperial) [McGarvey y Pendleton, s.d., p. 28]. Después de proveer un resumen completo de la información histórica y arqueológica en cuanto a esta pregunta, Finnegan concluyó: “Así que la situación propuesta en Lucas 2:3 parece completamente plausible” (1959, 2:261).
REFERENCIAS
Archer, Gleason L. Jr. (1982), Enciclopedia de Dificultades Bíblicas [Encyclopedia of Bible Difficulties] (Grand Rapids, MI: Zondervan).
Finegan, Jack (1959), Luz del Pasado Antiguo [Light From the Ancient Past] (Princeton, NJ: Princeton University Press).
McGarvey, J.W. (1891), Evidencias del Cristianismo [Evidences of Christianity] (Nashville, TN: Gospel Advocate, reimpresión de 1974).
McGarvey, J.W. y Philip Y. Pendleton (sine data), El Evangelio Cuadruplicado [The Fourfold Gospel] (Cincinnati, OH: The Standard Publishing Foundation).
Nicoll, W. Robertson (sine data), El Testamento Griego del Expositor [The Expositor’s Greek Testament] (Grand Rapids, MI: Eerdmans).
Ramsay, William M. (1897), San Pablo el Viajero y Ciudadano Romano [St. Paul the Traveler and the Roman Citizen] (Grand Rapids, MI: Baker, reimpresión de 1962).
Wright, G. Ernest (1960), Aqueología Bíblica [Biblical Archaeology] (Philadelphia, PA: Westminster).
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