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Los Críticos Causan Confusión, No Dios

Una de las muchas críticas que los escépticos han presentado en contra de los escritores de la Biblia es que las Escrituras describen un cuadro contradictorio de Dios, específicamente del hecho que Dios no es “autor de confusión”. Ya que Dios confundió el idioma del hombre en Babel (11:1-9; aparentemente en el tiempo de Peleg—Génesis 10:25), entonces, supuestamente, la aseveración de Pablo que “Dios no es Dios de confusión” (1 Corintios 14:33) debe ser errónea. ¿Cómo pudo confundir intencionalmente a la humanidad y al mismo tiempo no ser un “Dios de confusión”?

Ciertamente, Dios castigó a la humanidad por su desobediencia en Babel al confundir su idioma (i.e., Él creó nuevos idiomas). Después del Diluvio, Dios instruyó al hombre, diciendo, “Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra” (Génesis 9:1, énfasis añadido). Sin embargo, en Babel la humanidad se rebeló en contra de la voluntad de Dios, diciendo, “Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo…por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra” (Génesis 11:4, énfasis añadido). Además, los descendientes de Noé en Babel también fueron culpables de intentar “hacer un nombre” para sí mismos (11:4; cf. 1 Juan 2:16). Por ende, Dios escogió “confundir su idioma” para que sean esparcidos “sobre la faz de toda la tierra” (Génesis 11:9).

No obstante, esta clase de confusión no es la misma clase de confusión que Pablo tenía en mente cuando escribió 1 Corintios. Cuando Pablo escribió, “Dios no es Dios de confusión” (14:33), estuvo haciendo referencia a los problemas que los cristianos corintios estaban teniendo en los servicios de adoración. Él dio instrucciones específicas acerca de la manera en que los que tenían dones espirituales (e.g., lenguas, profecías, interpretaciones) debían comportarse en los servicios. Los que tenían el don de lenguas debían hablar “por turno” (14:27), y si no había intérprete, debían “callar en la iglesia” (14:28). Los que tenían el don de profecía debían “profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados” (14:31, énfasis añadido). Pablo concluyó esta sección de su carta exhortando a la iglesia a hacer “todo decentemente y con orden” (14:40). En resumen, Dios desea adoración que carezca de caos y confusión causada por varias personas que hablan a la misma vez.

Considere al maestro que dice a su clase que él no es una persona de confusión (i.e., a él le gusta el orden y quiere una clase ordenada). Pero luego este mismo profesor entrena a un equipo de fútbol y desea “confundir” al equipo contrario al implementar un plan de juego complejo. ¿Se pudiera considerar a este hombre todavía como un hombre de integridad, cuya personalidad se pudiera describir como contraria al caos? Desde luego. El hecho que alguien origine confusión en un escenario particular no significa que esta misma naturaleza sea caótica.

Intentar igualar la dispersión que Dios causó entre la gente pecadora en Babel con la confusión que Dios condenó en Corinto es injustificable e irrazonable. Recuerde, para que exista una contradicción legítima se debe mostrar que las palabras (y conceptos) que se discuten se usan en el mismo sentido. En Génesis 11:9 y 1 Corintios 14:33 se usan en sentidos totalmente diferentes.


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