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Las Madres Pueden Cometer Homicidio, ¿Pero No los Padres?

Pocas cosas enfurecen más a una comunidad que averiguar que una mujer embarazada ha sido asesinada. Los pueblos que son golpeados por tal atrocidad a menudo se levantan para declarar que se debe aplicar la justicia: “Se debería acusar a los violadores con dos crímenes de homicidio, no solo uno”. En tiempos recientes, se ha acusado a los hombres que cometen tales crímenes atroces con homicidio doble. Desde Missouri hasta California, desde Ohio hasta Utah, los acusadores han estado presionando a la justicia por castigos máximos al acusar a los hombres, quienes han matado a sus esposas (o novias) embarazadas, con dos crímenes de homicidio. En un caso particular en California, un hombre, de quien la policía y acusadores sospechan que pateó y golpeó a su novia embarazada, fue acusado de agredir a la madre y matar al bebé (a quien la madre llevaba en el vientre).

Es alentador saber que nuestro sistema judicial ha visto la necesidad de enjuiciar a los que matan a bebés no-nacidos y hacer que el culpable pague las penas más altas. En estas situaciones, nuestro sistema judicial ha tratado al niño no-nacido como lo que realmente es—un ser humano (cf. Jeremías 1:4-5; Lucas 1:39-44). “Una persona culpable de matar a un niño no-nacido es culpable de matar a una persona”. Esto es lo que nos dicen una y otra vez aquellos que buscan acusar con homicidio doble a los hombres que han quitado la vida de una mujer y su bebé no-nacido.

¡Espere un minuto! ¿Cómo se puede considerar a un niño no-nacido como ser humano en una situación (cuando un hombre quita la vida a una mujer y a su bebé), y después, cuando la mujer embarazada quiere quitar la vida de su niño no-nacido, el niño se convierte en una “añadidura” al cuerpo de la madre? “El bebé no es un ser humano, solamente es un pedazo de tejido que la madre puede desechar si lo quiere”. Si el padre intencionalmente patea a un bebé cuando está en el vientre de la madre, matando al bebé, entonces muy probablemente irá a prisión o posiblemente será sentenciado a muerte (y con razón—Génesis 9:6). Por otro lado, si una madre va a una clínica de aborto y paga a un doctor para que inserte unas tenazas en su útero para literalmente extraer y partir al bebé en pedazos, partir su médula espinal y triturar su cráneo, ¿no ha hecho nada ilegal?

En el nombre del sentido común, ¿cómo pueden decretar nuestras cortes que cuando una mujer quita la vida a su propio hijo, “esto es su elección”, pero cuando alguien más lo hace, “es homicidio”? Tal razonamiento no tiene sentido. Los activistas de los derechos del aborto al menos son consistentes en este tema (vea White, 2003). Como Heather Boonstra, asociado superior de política pública del Instituto Alan Guttmacher, declaró: “La ley no puede sostener que una mujer embarazada es dos personas y al mismo tiempo permitirle tener un aborto” (2001).

¡Algo debe cambiar! Se debe imponer consistentemente las leyes de los libros en Norteamérica en cuanto a los derechos de un niño no-nacido. Dios y Su pueblo aborrecen las “manos derramadoras de sangre inocente” (Proverbios 6:17), sea madre o padre. Oremos al Todopoderoso en cuanto a este tema, y trabajemos para alentar a nuestros funcionarios del gobierno a confirmar el valor de la vida humana al revocar un día la decisión de 1973 en el caso Roe v. Wade.

 

REFERENCIAS

Los Angeles Times Observa el Debate Creciente en los Estados Unidos sobre los Derechos legales del Feto” [“Los Angeles Times Looks at Growing Debate Over Fetal Rights Laws in States”] (2001), Kaiser Daily Reproductive Health Report, [En-línea], URL: http://report.kff.org/archive/repro/2001/5/kr010529.3.htm.

White, Nicole (2003), Propuesta de Acusación de Homicidio Doble Alimenta la Batalla del Aborto” [“Proposal on Double Murder Charges Fuels Abortion Battle”], The Miami Herald, [En-línea], URL: http://www.miami.com/mld/miamiherald/5607355.htm, 11 de abril.


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