Las Implicaciones de Rechazar los Días Literales de Génesis 1
El ataque humanístico contra el modo de pensar norteamericano en los últimos 50 años ha afectado negativamente nuestra cultura. Su influencia ha invadido casi toda faceta de la vida social: la política, la educación, el entretenimiento, la medicina, la industria y sí, la religión. La iglesia no ha escapado de su influencia. Esta influencia en la iglesia se puede ver en las actitudes fluctuantes ante la moralidad, la autoridad, la adoración y la comunión.
Una manifestación prominente de la influencia humanista en la iglesia es la tendencia a ser condescendientes con la teoría de la evolución. Incluso los profesores de universidades cristianas han sido seducidos por la “prueba” seudo-científica que la Tierra tiene 4.6 billones de años. La supervivencia de la evolución como un punto de vista creíble depende en una Tierra antigua. Esta circunstancia ha creado una situación en la comunidad científica en la cual los métodos de datación que sostienen una Tierra antigua reciben la preeminencia, mientras que los que sostienen una Tierra joven son ignorados grandemente.
Una vez que el cristiano acepta la idea de una Tierra antigua, automáticamente se encuentra en la situación de tener que abandonar la interpretación literal del relato bíblico de la Creación. Él debe rechazar los “días” de Génesis 1 como días de 24 horas (o aceptar otro compromiso como la Teoría de la Brecha, la Teoría Modificada de la Brecha, etc.). Históricamente, en su necesidad frenética de mantener su propia credibilidad como verdaderos académicos, los teólogos liberales reevaluaron sus enfoques de Génesis 1 y alteraron su interpretación para acomodar el sistema evolutivo. Por consiguiente, se consideró el relato de la Creación como un “mito” o una “poesía”. Es muy ingenuo creer que algunos cristianos pueden usar el término “mito” para hacer referencia a Génesis 1 y a la vez no estar conectados con una teología liberal, la evolución o un punto de vista devaluado de la inspiración de ese capítulo sagrado.
¿Cuáles son los efectos prácticos de abrazar tal punto de vista? Muchos cristianos antiguos (i.e., la generación de la Segunda Guerra Mundial y generaciones previas) enfrentaron la amenaza creciente de un punto de vista “científico” basado en la evolución al tiempo que sus convicciones en cuanto a la inspiración de la Biblia ya estaban fijas. Por ende, muchos simplemente no entendieron de qué se trataba el problema. Se les convenció que podían creer en la evolución y en una Tierra antigua y a la misma vez sostener convicciones firmes en cuanto a la fiabilidad del relato bíblico de la Creación. Pero no se dieron cuenta que ellos ya habían aceptado el enfoque bíblico, y por ende vivían con la incompatibilidad lógica de estos dos enfoques divergentes. Su determinación de mantener una creencia en la inerrancia de las Escrituras se desarrolló en un tiempo cuando no se hacían distinciones claras en las aulas de clase en cuanto al sistema evolutivo.
Pero los tiempos son diferentes. Los adolescentes después de la Segunda Guerra Mundial estuvieron forzados a enfatizar y contrastar los dos enfoques conflictivos: la creación y la evolución. Los profesores ateos de ciencia enfatizaron el hecho que no existe nada en común entre estos dos enfoques. Pero últimamente, la razón principal para aceptar la idea de una Tierra antigua es incluir una posición evolutiva de alguna clase en la Creación.
La generación X llegó, y ha sido lo suficientemente sincera y honesta para ver y abrazar las implicaciones lógicas del enfoque de una Tierra antigua. Por consiguiente, ellos han ajustado sus ideas concernientes a la integridad del texto bíblico. Reconocen que si se puede interpretar Génesis 1 de una manera liberal, entonces también se puede hacer esto con el resto de la Biblia, lo completo de la religión de sus padres. Debido a una sociedad humanista secular y a padres indiferentes, los niños han llegado a adoptar un enfoque relativista del cristianismo (o lo han abandonado por completo). Alarmados y golpeados por el pánico, los padres miran con asombro la manera en que sus hijos pueden descartar tan fácilmente las verdades firmes como las leyes divinas en cuanto al matrimonio, la adoración del Nuevo Testamento y el plan de salvación. Aparentemente no pueden ver el hecho que, en asociación con la filosofía humanista, ¡ellos mismos han aportado al viento que dio origen a la tormenta!
¿Cuál es la solución? Puede ser muy tarde para salvar a muchos de la población post-Segunda Guerra Mundial, aquellos en cuyas mentes se ha grabado profundamente el modo de pensar moderno. Sin embargo, el único camino hacia la recuperación, y la única esperanza para las generaciones futuras, es retomar la confianza completa en los documentos escritos de la Biblia. Se debe poner fin a la manipulación del texto bíblico que acomoda a toda creencia atractiva científica o teológica. Se debe respetar a Dios. Se debe medir todo por el estándar de la enseñanza clara de la Biblia. Se debe destronar al dios de la educación secular, el cual ha llegado a ser la regla y la autoridad absoluta. Debemos poner a Dios primero en nuestras vidas. Se debe considerar seriamente la comunicación divina de la realidad humana.
Cuando se tergiversa el texto bíblico, cuando se encubre el significado obvio de la Escritura para hacerla más agradable y condescendiente con la cultura secular, y cuando se manipula la Escritura para ajustarla a las ideas humanas, se pierde la batalla y Satanás gana.
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