Las Cerámicas de Dios Son Más que Alfarería
Los científicos de todo el mundo están buscando constantemente mejores materiales para fabricar cosas. Las compañías necesitan metales más fuertes, nailon más flexible y telas más resistentes. La demanda intensa de mejores materiales ha menudo causa que sea difícil que los científicos tengan nuevas ideas lo suficientemente rápido para llevar el mismo ritmo. Un enfoque que ha mejorado grandemente la habilidad de los científicos para suplementar ideas frescas y prácticas ha sido observar la naturaleza y copiar las estructuras que se encuentran allí. Copiar el diseño en la naturaleza ha llegado a ser tan común que la comunidad científica ha llamado a este campo de estudio, “biomimética”. Debido a la investigación que se ha hecho en este campo, ha llegado a ser obvio que el Diseñador de la naturaleza posee más habilidad creativa que la humanidad.
Hay muchos ejemplos específicos de diseño excelente. En un artículo de la revista Technology Review, Katherine Bourzac detalló recientemente tal ejemplo. En su artículo titulado, “Cerámicas que No se Rompen”, mencionó el desafío que los científicos enfrentan cuando trabajan con cerámicas. Las cerámicas pueden ser un material excelente de construcción ya que son duros y livianos. Sin embargo, una desventaja principal al usar cerámica es que se quiebran o rompen, así como un jarrón de flores o un plato de cocina. Bourzac resumió esta dificultad al decir que los científicos están tratando de descubrir cerámicas “que combinen la fortaleza (una medida de resistencia contra la deformación) con la dureza (una medida de resistencia contra la fractura)” (2008, itálicas en original). De manera interesante, los investigadores han descubierto exactamente lo que están buscando en “el material poroso pero resistente llamado nácar que forma la capa interna del caparazón del abulón”.
Bourzac explicó el diseño maravilloso del nácar, también conocido como madreperla. Es una combinación de carbonato de calcio, que se rompe muy fácilmente, y un pegamento natural especial. En combinación, estas dos sustancias son “3,000 veces más resistentes que cualquiera de los componentes”. La eficiencia de este material compuesto es impresionante. Robert Ritchie, un científico de la Universidad de California quien co-dirigió la investigación y desarrollo de la nueva cerámica biomimética, dijo: “Cuando la naturaleza hace compuestos, las propiedades son mejores” (citado en Bourzac). La lista de implicaciones posibles para la nueva cerámica es interminable. Se pudiera usar el material nuevo para construir armazones livianos para autos, aviones, cascos, chalecos antibalas y armadura vehicular militar.
Ritchie y su equipo todavía están trabajando en perfeccionar la nueva cerámica que se basa en la estructura natural de la madreperla. Él señaló que en la naturaleza, la cerámica tiene estructuras que están “más juntas y que son más pequeñas”—cualidades que el equipo espera imitar en versiones más nuevas de su cerámica. Los investigadores esperan de manera optimista que puedan aproximarse a diseñar una cerámica que se podrá producir en masa y que combinará la fortaleza y resistencia del material natural.
Aunque el descubrimiento de una cerámica nueva y eficiente es interesante, palidece a la luz de la implicación que se extrae de tal descubrimiento. Si los científicos brillantes han descubierto recientemente esta maravilla tecnológica del mundo natural, y ellos no pueden imitar esta estructura tan eficazmente como la naturaleza la construye, entonces la gente honesta debe admitir que el Diseñador de la naturaleza posee habilidades mentales superiores a las de los científicos. Pero aunque esta implicación es clara y directa, millones de personas utilizarán la tecnología que se basa en los diseños originales de Dios, y declararán que se debe dar crédito a los procesos aleatorios y casuales de la evolución.
En el libro de Job, la Biblia registra uno de las conversaciones más interesantes en toda la historia humana (capítulo 38-42). Job quería una respuesta divina en cuanto a la razón de su sufrimiento. Dios respondió a Job con una serie de preguntas que era imposible que Job respondiera. Preguntó a Job cuándo puso Dios la fundación del mundo sobre nada (38:4). ¿Podía Job mandar a que la mañana se levantara o que el Sol se pusiera (38:12)? ¿Podía Job contar las nubes (38:37) o hacer que un gavilán volara (39:26)? Después del interrogatorio intenso de Dios, Job se dio cuenta que no sabía ni siquiera cómo comenzar a responder las preguntas de Dios, mucho menos tenía el poder de realizar las cosas que son necesarias para que el Universo continuara existiendo. Job respondió a Dios diciendo: “Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti…. Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía” (42:2-3, énfasis añadido). Los que vivimos en el siglo XXI haríamos bien en aprender de la respuesta de Job. El hecho que estemos de recién llegando a la superficie de la tecnología en un abulón “simple” debería infundir humildad en nosotros para adorar al Diseñador divino de la naturaleza.
REFERENCIAS
Bourzac, Katherine (2008), “Cerámicas que No se Rompen” [“Ceramics That Won’t Shatter”], Technology Review, [En-línea], URL: http://www.technologyreview.com/energy/21767/?nlid=1561&a=f.
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