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La Unidad Asombrosa de la Biblia

Imagine que usted pida a un actor de Hollywood, a un granjero de Oklahoma, y a un dueño de un restaurante en Alabama que escriban una composición acerca de las causas de la Guerra Civil. Incluso cuando todos ellos escribieran al mismo tiempo acerca de la guerra que ocurrió menos de 200 años atrás, numerosas diferencias serían obvias. El actor de Hollywood pudiera decir que la guerra fue el resultado de la esclavitud. El dueño de restaurante puede aseverar que la guerra fue acerca de los derechos de los estados. Y el granjero de Oklahoma puede afirmar que la guerra fue a causa de la terquedad de ambos lados—el Norte y el Sur. El punto es que, estos tres individuos probablemente tendrían diferentes cosas que decir acerca de la guerra.

Cuando nosotros comparamos a los autores humanos ordinarios con los escritores de la Biblia, nos damos cuenta que la Biblia es realmente un libro impresionante escrito por hombres que fueron inspirados por Dios. Al considerar que fue escrita por aproximadamente 40 escritores diferentes en un periodo de algo de 1,600 años (1500 a.C. al 100 d.C.) y que no contiene ninguna contradicción en su forma original, uno tiene que admitir que la Biblia no es un libro ordinario. Desde Génesis a Apocalipsis el tema es Jesucristo—Su venida, Su presencia, y Su regreso. Aunque, los escritores de la Biblia fueron tan diferentes como el actor de Hollywood y el granjero de Oklahoma. Algunos fueron pescadores, otros pastores, algunos fueron líderes militares, y otros fueron reyes. Algunos escribieron en lengua hebrea, mientras que otros escribieron en arameo y griego. Algunos escritores de la Biblia escribieron cartas mientras que viajaban, y otros mientras que estaban en prisión. Sin embargo, cuando miramos a la Biblia, ésta muestra una unidad asombrosa—unidad que puede ser explicada solamente por el hecho de que los escritores de la Biblia fueron guiados por el Espíritu Santo.

Entonces verdaderamente, como el apóstol Pablo escribió algo de 2,000 años atrás, “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para reargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16,17).


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