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La Reencarnación y la Biblia

El Diccionario del Patrimonio Americano declara que la reencarnación es el “renacimiento del alma en otro cuerpo”. Por muchos años, la creencia en la reencarnación estaba generalmente asociada con las religiones orientales tales como el budismo y el hinduismo. Sin embargo, está llegando a ser cada vez más popular proclamar una creencia en la Biblia como la Palabra de Dios, y a la misma vez, sostener una creencia en la reencarnación. La pregunta obvia que surge de tal situación es, “¿Qué dice la Biblia acerca de la reencarnación?”.

Un enunciado claro que habla directamente en contra de la idea de la reencarnación es Hebreos 9:27,28: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos” (énfasis añadido). En términos muy claros, el escritor de Hebreos explica que el curso general de la existencia del hombre es gustar de la muerte solo una vez y luego ser juzgado por sus acciones durante su vida. Para subrayar el número de veces que una persona muere, el escritor inspirado declaró que los hombres mueren el mismo número de veces que Cristo fue sacrificado en la cruz—solamente una vez. Ese enunciado prueba de manera suficiente que la Biblia no enseña la reencarnación. (Este versículo aborda la generalidad de la existencia del hombre, y excluye las circunstancias milagrosas en las cuales Cristo, un apóstol o un profeta resucitaron a alguien).

Otro pasaje bíblico que contradice a la reencarnación se encuentra en Lucas 16:19-31. En este pasaje, Jesús contó una historia en la cual un mendigo llamado Lázaro y un hombre rico murieron. La Biblia explica que Lázaro murió y “fue llevado por los ángeles al seno de Abraham” (16:22), pero el rico fue “al tormento en el Hades” (16:23). El texto además declara que el hombre rico “alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno” (16:23). Aquí tenemos a tres hombres que una vez vivieron en la Tierra pero que habían muerto, aunque no vemos que sus almas o espíritus residieran una vez más en algún cuerpo terrenal. En cambio, vemos a los tres hombres—Lázaro, Abraham y el hombre rico—en un estado consciente en el reino de los muertos, separados de cualquier lazo terrenal. De hecho, el hombre rico rogó a Abraham que enviara a Lázaro de vuelta a la Tierra para advertir a sus hermanos, pero Abraham rechazó el pedido. Por tanto, si Lázaro había muerto, y su alma ya no estaba en la Tierra, entonces no podía reencarnarse en otro cuerpo o persona terrenal. Adicionalmente, la presencia de Abraham en este “reino de los muertos” muestra que Abraham tampoco se había reencarnado.

Otra vez, en Lucas 23:43, Jesús dijo al ladrón arrepentido que estuvo crucificado junto a Él, “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”. Se debe hacer la pregunta, si el cuerpo del ladrón iba a permanecer en la Tierra, y el alma del ladrón iba a estar con Jesús en el paraíso, entonces ¿qué parte del hombre quedaría para ser reencarnada en otro cuerpo terrenal?

Mateo 17:1-13 registra incluso otra circunstancia que argumenta en contra de la idea de la reencarnación. En este pasaje, Pedro, Jacobo y Juan acompañaron a Jesús a un monte alto donde Jesús “se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él” (17:2,3). La presencia de Moisés y Elías en esta ocasión origina una pregunta muy importante: Si los hombres se reencarnan, ¿qué estaban haciendo Moisés y Elías hablando con Jesús? Nosotros sabemos que los cuerpos físicos de Moisés y Elías no estaban presentes (vea Judas 9). Por tanto, sus espíritus estaban presentes, lo cual significa que esos espíritus no estaban morando en otros cuerpos terrenales.

Es interesante notar que los que creen que la Biblia aboga por la reencarnación algunas veces usan Mateo 11:8-14 para reclamar que Juan el bautista era Elías reencarnado, aunque Mateo 17:3 prueba que el espíritu de Elías no estaba en el cuerpo de Juan el bautista. Al contrario, cuando Jesús mencionó que Juan había venido en “el espíritu…de Elías” (Lucas 1:17), Él simplemente quiso decir que Juan tenía atributos similares a los de Elías.

Al mirar la Biblia, se aprende claramente que los humanos mueren solamente una vez, y que sus espíritus incorpóreos van al “reino de los muertos” para esperar el juicio final. La idea de la reencarnación no se deriva de la Biblia, ni ésta la sostiene. En cambio, la Biblia niega implícitamente la posibilidad de reencarnación. Ya que “está establecido para los hombres que mueran una sola vez”, debemos ser más diligentes en asegurarnos que la vida que vivamos en esta Tierra esté de acuerdo a la voluntad del Padre Divino del linaje humano (Hechos 17:29).

REFERENCIAS

American Heritage Dictionary of the English Language (2000), (Boston, MA: Houghton Mifflin), cuarta edición.


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