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La Realidad del Infierno Eterno

Se ha descrito al infierno como un lago de fuego, tormento eterno y castigo eterno. A causa de la naturaleza terrible del infierno, muchos han determinado que es imposible que un Dios amoroso creara tal lugar, mucho menos que enviara a Sus criaturas indisciplinadas allí. Por esta razón, han rechazado la idea de un infierno eterno. Esta tendencia de rechazar el concepto del infierno no solamente caracteriza a los escépticos e incrédulos. Muchos que “creen” en la Biblia han caído presos bajo esta idea. En un artículo de la News & World Report de marzo de 1991, titulado, “Regresando al Abismo”, aparece este enunciado: “En muchas iglesias se habla muy poco en estos días acerca de la posibilidad real de un infierno literal de castigo después de la muerte. La Reverenda Mary Kraus, pastora de la Iglesia Metodista Unida de Dumbarton en Washington, D.C., dice, ‘Mi congregación quedaría pasmada si escuchara un sermón sobre el infierno’. Ella dice que sus feligreses son ‘pensadores críticos de clase media-alta muy educados’ que consideran a Dios como alguien ‘compasivo y amoroso, no alguien que les castigará con una condena eterna’” (1991, 110[11]:60).

Según la Sra. Kraus, la idea de un lugar de tormento literal que está reservado para los impíos no tiene cabida en el enfoque de sus “pensadores críticos de clase media-alta muy educados”. Se puede declarar el argumento fundamental contra el infierno de la siguiente manera: Es injusto castigar a alguien eternamente por pecados que cometen en sus pocos años en la Tierra; el concepto bíblico del infierno implica tal castigo; por ende el concepto bíblico del infierno es injusto (lo cual significaría, desde luego, que Dios también es injusto).

 

EL INFIERNO ES ETERNO

Aunque el argumento contra el concepto del infierno es erróneo en varios puntos, es correcto cuando declara que la Biblia describe un infierno eterno. En varias ocasiones, Jesús enfatizó el hecho que el infierno es eterno. Por ejemplo, en Mateo 18:8 describió un “fuego eterno” (Mateo 25:41,46 expresa la misma idea, pero añade “castigo eterno”). En nuestro tiempo moderno, es popular plantear la idea que el infierno solamente durará un tiempo corto, y que luego las almas de los impíos serán aniquiladas. La U.S. News & World Report hizo referencia a que Clark H. Pinnock, profesor de teología en la Facultad de Divinidad McMaster en Hamilton, Ontario, dijo: “¿Cómo pudieran los cristianos concebir una deidad que sea tan cruel y vengativa” como para “causar tortura eterna a sus criaturas, independientemente de lo pecaminosos que hayan sido?” (citado en Sheler, 2000, 128[4]:44). Pinnock continuó argumentando que un Dios que haría tal cosa sería “más como Satanás que Dios”.

No obstante, el enfoque creciente de Pinnock y sus compañeros “aniquiladores” no tiene fundamento sólido bíblico y filosófico. Bíblicamente, nuestro Señor enfatizó la idea que las almas de los impíos tendrán que experimentar “castigo eterno” (Mato 25:46). Declarar que el alma del impío será aniquilada sería negar las palabras de Cristo, ya que no se puede causar “castigo eterno” a un ser aniquilado.

Filosóficamente, el enfoque también es falso, ya que no toma en consideración lo que cada persona entiende en cuanto a la justicia: el castigo siempre dura más que el crimen real. Cuando una persona entra a un banco, dispara a dos cajeros, roba el banco y es capturado, procesado y encontrado culpable, su castigo siempre tiene una duración más larga que su crimen. Los disparos y el saqueo pueden haber tomado solamente 3 minutos, pero probablemente pagará por esos tres minutos con el resto de su vida en prisión. Los que argumentan que el infierno no será eterno dicen que por siempre es “demasiado largo”. Pero una vez que una persona reconoce que el castigo puede durar más que el crimen (y generalmente lo hace), su argumento contra el infierno llega a ser contradictorio.

Además, la idea que la eternidad es “demasiada larga” solamente apela a las emociones humanas cuando se aborda el castigo, pero nunca cuando se habla de la recompensa. ¿Quién argumentaría que el cielo no puede ser eterno porque Dios no sería tan injusto de recompensarnos por ese tiempo “demasiado largo”? La eternidad del cielo y la del infierno dependen mutuamente. Y ambas están de acuerdo con la justicia y misericordia de Dios. Cuando Cristo habló a la gente de Su tiempo en cuanto al destino final de la humanidad en la eternidad, declaró que el impío irá “al castigo eterno (aionios), y los justos a la vida eterna (aionios)” (Mateo 25:46). Precisamente la misma palabra griega para eterno (aionios) se aplica al castigo del impío y a la recompensa de los justos. Los que están dispuestos a aceptar la enseñanza de Cristo en cuanto al cielo no deberían tener problemas en aceptar Su enseñanza en cuanto al infierno.

 

REFERENCIAS

“Regresando al Abismo” [“Revisiting the Abyss”] (1991), U.S. News & World Report, 110[11]:60, 25 de marzo.

Sheler, Jeffery L. (2000), “El Infierno No Tiene Furor” [“Hell Hath No Fury”], U.S. News & World Report, 128[4]:44, 31 de enero.


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