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La Palabra “No” en la Mentira del Diablo

Alguien creó el título de este artículo hace algunos años atrás. Desde luego, esta persona se refería al incidente registrado en el capítulo tres de Génesis donde Satanás engatusó a Eva a comer del fruto prohibido al asegurarle que si lo hacía, llegaría a ser como Dios (3:5). Aunque Dios le había informado previamente a través de su esposo que “el día que de él comieres, ciertamente morirás” (2:17), Satánas atrevidamente puso en duda esa directiva al insertar la palabra “no” en el mismo enunciado: “No moriréis” (3:4, énfasis añadido). Él tomó exactamente la misma oración que Dios había pronunciado y simplemente insertó la palabra de dos letras: “no”.

Contemple el descaro de Satanás. Considere la total osadía del diablo en su disposición a pervertir la Palabra de Dios al insertar simplemente esta pequeña palabra aparentemente insignificante. No obstante, esta inserción simple de dos letras en la oración que Dios pronunció invierte completamente la verdad. Satanás hizo parecer como si la verdad fuera exactamente opuesta a lo que Dios realmente dijo. Contradijo la Palabra de Dios sobre el tema y colocó en su lugar un engaño que era completamente opuesto a la voluntad de Dios.

Aparte del diablo, ¿quién se atrevería a hacer tal obra inicua? ¡Ciertamente los que reclaman ser cristianos no tratarían de hacerlo! ¡Ciertamente los predicadores y maestros de la Biblia no lo harían! Solo aquellos que niegan la Biblia, que la rechazan como inspirada y la califican como mezcolanza de hombres, intentarían contradecir la Palabra de Dios al negar una declaración positiva y muy clara de la Escritura. Sin embargo, Dios advirtió que incluso de los cristianos saldrían aquellos que distorsionarían, negarían y rechazarían Sus instrucciones. Jesús mismo advirtió: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mateo 7:15). Pedro argumentó: “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras…” (2 Pedro 2:1). Juan añadió: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1 Juan 4:1). Pablo declaró que incluso dentro de los líderes de la iglesia, saldrían los que enseñarían engaños (Hechos 20:30).

En vista de estas advertencias y previsiones claras, llega a ser sorprendente, e incluso inconcebible ver que tantas personas que reclaman ser cristianas hayan rechazado el rol divino del bautismo en agua en Su plan redentor. El enfoque de la “fe solamente” que fue expuesto durante la Reforma Protestante, y que desde entonces ha penetrado en la cristiandad destituye al bautismo en agua de su posición asignada divinamente. En vez de ser la línea de demarcación entre el pecador y el santo, como el Nuevo Testamento afirma en todas partes, se ha relegado al bautismo a un símbolo posterior a la adquisición de la salvación—una “expresión externa” post-conversión del perdón logrado previamente al momento de la fe.

Aunque muchos versículos del Nuevo Testamento expanden el rol adecuado proyectado por Dios de la inmersión en agua, armando por ende un cuadro consistente y armonioso por todo el Escrito inspirado (e.g., Mateo 28:19,20; Marcos 16:15,16; Juan 3:5; Hechos 2:38,41; 8:12,13,16,36-38; 9:18; 10:47,48; 16:15,33; 18:8; 19:5; 22:16; Romanos 6:3,4; 1 Corintios 12:13; Efesios 4:5; 5:26; Colosenses 2:12; Tito 3:5; Hebreos 10:22), es suficiente ver solo un versículo para demostrar hasta que punto tan absurdo han llegado los teólogos para reducir el concepto bíblico del bautismo: 1 Pedro 3:21. En este versículo, Pedro declaró simplemente: “El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva” (énfasis añadido). La Biblia de las Américas lo expresa de esta manera: “Y correspondiendo a esto, el bautismo ahora os salva”. La Nueva Versión Internacional declara: “La cual simboliza el bautismo que ahora los salva también a ustedes”.

¿Qué ha hecho la mayoría de comentaristas, teólogos y autoridades religiosas con este versículo? Ellos han buscado cualquier salida para evadir el significado claro de este versículo. Ya que previamente adoptaron una teoría falsa de la salvación—i.e., la salvación por “fe solamente” sin ningún acto adicional de obediencia—ellos tienen que involucrarse en una búsqueda hermenéutica extrema y en trucos exegéticos para evitar la fuerza de estos versículos que establecen el lugar del bautismo en agua. En pocas palabras, han sido presionados a hacer exactamente lo que Satanás hizo en su discurso con Eva. Han tomado el enunciado claro e inconfundible del apóstol Pedro y han insertado la misma palabra de dos letras que Satanás mismo insertó: “no”. “El bautismo que corresponde a esto ahora no nos salva”. “Y correspondiendo a esto, el bautismo ahora no os salva”. “La cual simboliza el bautismo que ahora no los salva también a ustedes”. Sin duda, en la eternidad se mostrará que el atrevimiento insolente e implacable que yace detrás de esta alteración no es diferente al truco antiguo de Satanás.


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