La Idolatría y la Caída de Babilonia
El profeta Isaías registró una reprensión arrolladora en cuanto a Babilonia, una nación consumida por los ídolos (Isaías 46). Similarmente, Jeremías declaró: “Sequedad sobre sus aguas, y se secarán; porque es tierra de ídolos, y se entontecen con imágenes” (Jeremías 50:38).
Nabucodonosor llegó a ser rey de Babilonia en el año 605 a.C., y reinó por cuarenta y tres años. A diferencia de los gobernantes asirios que le precedieron, Nabucodonosor no dejó registros extensos de sus logros militares. En cambio, la mayoría de sus registros involucraba sus contribuciones a la situación religiosa de su país. Él reconstruyó muchos templos, incluyendo uno dedicado al dios Merodac (conocido también como “Bel” en las Escrituras—Isaías 46:1; Jeremías 50:2; 51:44). Merodac pudo haber sido el dios que fue honrado con una imagen de oro, de algo de nueve pisos de alto (como se registra en Daniel 3:1) delante del cual Sadrac, Mesac y Abed-nego rechazaron inclinarse.
La ciudad de Babilonia estaba llena de idolatría. Una inscripción antigua dice: “En total en Babilonia hay 53 templos de los dioses principales, 55 capillas de Merodac, 300 capillas de deidades terrenales, 600 para las deidades celestiales, 180 altares de la diosa Ishtar, 180 para los dioses Nergal y Adad y otros 12 altares para diferentes dioses” (Keller, 1956, p. 338). No es una sorpresa que el Creador determinara que esta ciudad caería.
REFERENCIAS
Keller, Werner (1956), The Bible As History (New York: Bantam).
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