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La Higuera Estéril

Al tropezar con la historia en que Jesús maldice a una higuera, el estudiante promedio de la Biblia queda un poco confuso por la “extrañeza” del evento. El registro de Marcos narra la historia de la siguiente manera:

Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos… Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces. Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado” (11:12-14,20-21, énfasis añadido).

Una pregunta importante surge naturalmente de la lectura simple del texto. ¿Por qué Jesús maldijo a una higuera por no tener higos, especialmente cuando el texto dice que “no era tiempo de higos”? En respuesta a esta pregunta extraña, las mentes escépticas han amontonado acusaciones alocadamente concernientes al pasaje. Steve Wells, el autor de The Skeptic’s Annotated Bible (La Biblia Anotada del Escéptico), calificó a esta historia como absurda y dijo en tono sarcástico: “Jesús mató a una higuera por no tener higos, incluso cuando no era todavía tiempo de higos. Él lo hizo para mostrar al mundo cuánto Dios odia a los higos” (2006, énfasis añadido). Louis Cable, otro escéptico, respondió a esta historia con este enunciado: “Ahora, maldecir a una higuera por no tener fruto en marzo es como patear a un perro porque no puede hablar inglés, castigándolo por ende por la incapacidad de hacer lo imposible” (s.d.).

¿Es cierto que Jesús maldijo caprichosamente, y con ira, a la higuera por no tener fruto, incluso cuando era imposible que el árbol produjera? Con algo de investigación, pronto llegamos a descubrir que esto no es cierto. No solamente existe una razón excelente para la maldición de la higuera, sino también se debe considerar una aplicación espiritual igualmente buena.

El texto en Marcos indica que el árbol tenía muchas hojas. R.K. Harrison, escribiendo en la International Standard Bible Encyclopedia (Enciclopedia de la Biblia Estándar Internacional), explica que durante el primer siglo crecían varias clases de higueras en Palestina. Un aspecto muy importante del crecimiento de la higuera tiene que ver con la relación entre las hojas y el fruto. Harrison anota que los higos pequeños, conocidos por los árabes como taksh, “aparecen simultáneamente en el eje de la hoja” (1982, 2:302). Este taksh es comestible y “a menudo es recogido para ser vendido en los mercados” (2:302). Además, el escrito anota: “Cuando aparecen las primeras hojas en la primavera, todas las higueras fértiles tienen algo de taksh… Pero si un árbol con hojas no tiene fruto, será estéril por toda la estación” (2:301-302).

Por tanto, cuando Jesús se acercó a la higuera frondosa, Él tuvo toda razón de sospechar que tendría algo comestible. Sin embargo, después de inspeccionar el árbol, Marcos registra que “nada halló sino hojas”. No había taksh brotando como debía haber si el árbol produciría higos ese año. El árbol parecía tener fruto, pero solo tenía señales externas (hojas) y realmente no era valioso para los que viajaban.

Adicionalmente, cualquiera que está siquiera un poco familiarizado con el carácter de Jesús sabe que Él no pasó Su tiempo en esta Tierra erradicando higueras estériles como un servicio ecológico para los agricultores de Palestina. Entonces, ¿cuál fue el punto de tal acción abrupta en contra del árbol? Cuando se nota el contexto del evento, llega a ser aparente la intención de Jesús, la cual tiene dos partes. Primero, en el contexto inmediato, la higuera estéril se aplica a la religión pretenciosa de los líderes judíos en Jerusalén. Después de maldecir a la higuera, el texto dice que Jesús fue a Jerusalén y comenzó a sacar a los cambistas del templo (Marcos 11:15-19). Las actividades en el templo que una vez habían sido fructíferas y saludables habían llegado a ser vacías e inútiles. Allen Black comentó: “La maldición de la higuera simboliza el juicio de Dios sobre Israel por no llevar el fruto que él quería del templo. Esta anuncia la purificación del templo y finalmente la profecía de su destrucción en el capítulo 13” (1995, p. 200).

Segundo, en un sentido general, Jesús a menudo insistió que los árboles que no llevan fruto serán cortados (Mateo 7:19; Lucas 13:6-9). La higuera no tenía fruto, era inútil y merecía ser destruida—siendo la aplicación espiritual que cualquier ser humano que no lleva fruto para Dios será destruido a causa de su improductividad.

Jesús no hizo un berrinche y maldijo a la higuera incluso cuando era imposible que produjera. Él maldijo al árbol porque debió haber estado produciendo fruto ya que tenía las señales externas de productividad. El “cronómetro” de Jesús subrayó la verdad espiritual que a las higueras estériles espirituales finalmente se les acabará el tiempo. Como una aplicación personal, debemos esforzarnos diligentemente para no ser higueras estériles.

REFERENCIAS

Black, Allen (1995), The Book of Mark (Joplin, MO: College Press).

Cable, Louis (sine data), “Some Famous New Testament Forgeries,” [En-línea], URL: http://www.inu.net/skeptic/ntforge.html.

Wells, Steve (2006), Skeptic’s Annotated Bible, [En-línea], URL: http://www.Skepticsannotatedbible.com.

Harrison, R.K. (1982), “Fig, Fig Tree,” International Standard Bible Encyclopedia, ed. Geoffrey W. Bromiley (Grand Rapids, MI: Eerdmans).


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