La Enseñanza Bíblica Sobre el Bautismo—¿Contradictoria o Complementaria?
Según muchos escépticos, la Biblia es inconsistente en cuanto a la necesidad del bautismo en agua (e.g., Drange, 1996; Morgan, 2003; cf. Wells, 2001). En el libro de Dennis McKinsey, Biblical Errancy (Error Bíblico) [2000], él lista varios versículos que enseñan que el bautismo es necesario para la salvación (Mateo 28:19; Marcos 16:16; Hechos 2:38; 1 Pedro 3:21; etc.), pero luego lista cuatro versículos (Juan 4:2; 1 Corintios 1:14,16,17) que supuestamente enseñan que el bautismo “no es necesario” (p. 61). Según los escépticos, Jesús y Pablo estuvieron confundidos en cuanto al propósito del bautismo.
No hay duda que Jesús y Sus apóstoles enseñaron que ser sumergido en agua es esencial para la salvación. Después que Jesús comisionó a Sus apóstoles a ir “por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”, Él declaró que “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:15,16; cf. Mateo 28:19). A los judíos que habían matado a Cristo y a quienes Pedro habló en el Día de Pentecostés cuando dio la bienvenida a la era cristiana, se les dijo: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados” (Hechos 2:38). Antes que Saulo llegara al cristianismo, Ananías le dijo, “Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:16). La solución bíblica para el problema que condenaba el alma del hombre es que éste oiga el Evangelio, crea en su mensaje, se arrepienta de los pecados pasados, confiese a Cristo como el Señor y que entonces—para recibir la remisión (perdón) de sus pecados—se bautice. [La palabra castellana “bautizar” es una transliteración de la palabra griega baptizo, la cual significa sumergir, hundir o zambullir (Thayer, 1958, p. 94)]. Según Pedro, el “bautismo” que corresponde a la salvación de Noé por medio del agua, “ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo” (1 Pedro 3:21). Aunque el bautismo no es menos, ni más importante que cualquier otro mandamiento divino concerniente a la salvación, el Nuevo Testamento claramente enseña que la inmersión en agua es el punto en el cual se recibe la salvación por la resurrección de Jesucristo.
Si es verdad que el bautismo es esencial para la salvación, entonces, ¿porqué el apóstol Juan escribió: “Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea” (Juan 4:1-3, énfasis añadido)? Y ¿por qué el apóstol Pablo escribió a la iglesia en Corintio: “Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo, para que ninguno diga que fuisteis bautizados en mi nombre… Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio” (1 Corintios 1:14-17, énfasis añadido)? ¿Indican estos enunciados que el bautismo no es necesario para la salvación como los escépticos alegan? No, no lo hacen.
Primero, Juan no indicó que Jesús pensaba que el bautismo no era necesario; él simplemente declaró que Jesús no bautizaba personalmente; en cambio, Sus discípulos lo hacían (Juan 4:2). La frase en el capítulo 4:1 concerniente a que Jesús “bautizaba” más gente que Juan es simplemente una figura de expresión en la cual se describe a una persona haciendo algo que, en realidad, hace a través de otros. Por ejemplo, José indicó en una ocasión que sus hermanos le vendieron para Egipto (Génesis 45:4,5; cf. Hechos 7:9), cuando en realidad ellos le vendieron a los ismaelitas (quienes entonces le vendieron en Egipto). Existe un principio legal muy conocido que considera a una persona culpable cuando actúa a través de alguien más para quebrantar la ley (e.g., pagar a alguien para cometer un homicidio), aun cuando no la haya quebrantado personalmente. Similarmente, Jesús no bautizó a nadie personalmente, pero el bautismo se realizó a causa de Sus enseñanzas e influencia. Se menciona a Jesús, el sujeto, pero realmente se quiere hacer referencia a Su influencia. Su enseñanza causaba que mucha gente se bautizara. Por ende, este pasaje realmente implica que Jesús mandó que Sus oidores se bautizaran. Este pasaje de ninguna manera contradice a otras enseñanzas encontradas en algún otro lugar de la Biblia.
Segundo, se debe considerar los enunciados de Pablo en su carta a la iglesia en Corinto en su contexto adecuado para poder entender su verdadero significado. En 1 Corintios 1:10-17, Pablo estaba lidiando con la división que estaba asediando a los cristianos corintios. Él había oído de la controversia en Corinto, y les rogaba a que permanecieran unidos y resolvieran sus diferencias.
Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?
Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo, para que ninguno diga que fuisteis bautizados en mi nombre. También bauticé a la familia de Estéfanas; de los demás, no sé si he bautizado a algún otro. Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo (1 Corintios 1:10-17).
Luego, Pablo añadió:
[…]porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales? ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento (1 Corintios 3:3-7).
Cuando se lee 1 Corintios 1:14-17 teniendo en cuenta el problema de división en Corinto con el cual Pablo estaba lidiando en este capítulo y en toda su carta, se llega a tener un mejor entendimiento de los enunciados de Pablo concernientes al bautismo. Él no estaba indicando que el bautismo era innecesario, sino que la gente no debía gloriarse en el que les bautizaba. Algunos de los corintios estaban poniendo más énfasis en la persona que les bautizaba, que en el único cuerpo de Cristo al cual se añadían al bautizarse (cf. Hechos 2:41,47; Efesios 4:4). Pablo estaba agradecido que él no había bautizado personalmente a muchos de los corintios, para que nadie se gloriase en su nombre, sino en el nombre de Cristo (1:15). Probablemente esta es la misma razón por la cual “Jesús mismo no bautizaba, sino Sus discípulos”. Como Albert Barnes supuso: “[…]si él [Jesús—EL] hubiera bautizado, esto pudiera haber ocasionado divisiones tristes entre sus seguidores: aquellos que hubieran sido bautizados por él, pudieran haberse considerado más dignos o más honrados” (1956, p. 213, énfasis añadido). Pablo entendió que si bautizaba menos gente personalmente, sería menos probable que ellos se regocijaran en su nombre. [En 1 Corintios 1:13, Pablo implicó que la única manera de ser salvos es siendo bautizados en el nombre de Cristo. Él dijo: “¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?”]. El deseo de Pablo fue que los convertidos se aferraran al Salvador, y no a él. Él sabía que “en ningún otro hay salvación” sino en Jesús; “porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). Pablo se ocupó en la predicación, y, como Jesús, dejó que otros efectuaran el bautismo.
Cuando Pablo declaró: “no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio”, él quiso decir que la predicación era su trabajo principal, y que otros podían sumergir a los convertidos. Él no pretendió decir con este enunciado que el bautismo no era importante, sino que el bautizante era de poca importancia. Considere esto: Si Pablo no bautizaba, sino predicaba, y, si otros bautizaban a aquellos que oían las enseñanzas de Pablo, ¿qué podemos inferir del contenido de las enseñanzas de Pablo? Lo cierto es que, en algún punto, él debió haber instruido al perdido a bautizarse (lo cual es exactamente lo que ocurrió en Corinto—lea Hechos 18:1-11; 1 Corintios 6:11). De la misma manera que inferimos lógicamente del bautismo del eunuco etiope (Hechos 8:36-39), que cuando Felipe “le anunció el evangelio de Jesús” (8:35), le informó acerca de la importancia del bautismo, nosotros también podemos afirmar verazmente que Pablo enseñó que el bautismo es esencial para la salvación. La idea de que Pablo y Jesús consideraron el bautismo como algo trivial, simplemente no tiene fundamento.
REFERENCIAS
Barnes, Albert (1949), Notes on the Old and New Testaments: Luke and John (Grand Rapids, MI: Baker).
Drange, Theodore M. (1996), “The Argument from the Bible,” [En-línea], URL: http://www.infidels.org/library/modern/theodore_drange/bible.html.
McKinsey, C. Dennis (2000), Biblical Errancy (Amherst, NY: Prometheus).
Morgan, Donald (2003), “Biblical Inconsistencies,” [En-línea], URL: http://www.infidels.org/library/modern/donald_morgan/inconsistencies. shtml.
Thayer, J.H. (1958 reimpresión), A Greek-English Lexicon of the New Testament (Edinburgh: T. & T. Clark).
Wells, Steve (2001), Skeptic’s Annotated Bible, [En-línea], URL: http://www.Skepticsannotatedbible.com.
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