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La Biblia Versus el Corán

El libro islámico conocido como el Corán reclama ser la palabra final de Dios. Cuando uno lee el Corán, constantemente es recordado que este no es un producto humano, sino (supuestamente) es “completamente” inspirado por Dios. En Sura (capítulo) 39:1 leemos: “La revelación de la Escritura procede de Alá [Dios—MP], el Poderoso, el Sabio”. Sura 55:1 dice, “El Compasivo [Dios—EL] ha enseñado el Corán”. Otras Suras que usan palabras diferentes que expresan una idea similar son 3:7, 41:23, 12:1,2 y 25:6. Sin embargo, después de revisar el Corán llega a ser claro que este es cualquier cosa menos un “Libro revelado por Dios”.

Primero, ya que el Corán se basa solamente en lo que una persona (Mahoma) supuestamente vio y oyó, uno no puede evitar cuestionar sus reclamaciones de origen divino. [Interesantemente, el segundo Sura en el Corán comienza diciendo, “Esta es la Escritura, exenta de dudas”. Por consiguiente, yo supongo que estamos violando uno de los primeros mandamientos en el Corán al aseverar que se debiera dudar de este (cf. 1 Juan 4:1; Mateo 24:24)]. Según la tradición islámica, Mahoma, el fundador del islamismo, recibió revelaciones del ángel Gabriel en varias ocasiones durante un periodo de veinticinco años (Geisler y Saleeb, 1993, p. 90; cf. Sura 25:32; 17:106). Después de cada encuentro personal con Gabriel, Mahoma supuestamente recitó las palabras a escribas (cf. Sura 73:1-7). La escritura islámica está basada completamente sobre estas “experiencias” privadas. Como Kippy Myers anotó: “Solo una persona supuestamente vio al ángel. Solo una persona supuestamente escuchó la voz. Solo una persona supuestamente vio las visiones. Entonces, la única manera de llegar a ser un musulmán es aceptar las palabras de un hombre” (1994, p. 11, énfasis añadido).

Por otra parte, la Biblia está basada en la historia, no en la experiencia subjetiva de un individuo. Alrededor de cuarenta hombres diferentes de antecedentes distintos escribieron la Biblia en un periodo de 1,600 años. Esta es respaldada por eventos objetivos e históricos atestiguados por miles de individuos. Y muchos de sus lugares, eventos y gente pueden ser verificados por la historia. Muchos lugares e individuos de la Biblia, los cuales la historia secular desconoció por siglos (tal como la nación hitita) ahora han sido descubiertos. La arqueología, la literatura, la ciencia y la geografía confirman sus detalles y la vinculan a una realidad más allá de la mente de una sola persona o algún grupo de gente. Ciertamente, a diferencia que el Corán, ¡la Biblia sola suena a autenticidad!

Otro problema principal con el Corán es que este presenta a la Biblia como ordenada y revelada por Dios (vea Suras 5:72; 19:29,30; 21:7; 29:46,47). Normalmente, el hecho que alguna persona o alguna cosa (en el caso del Corán) clame que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios no constituye un problema. Pero, en el caso del Corán, este es un problema significante. ¿Por qué lo es? Porque el Corán también reclama ser de Dios, aunque consistentemente discrepa con la Biblia. Note solamente tres casos donde el Corán contradice a la Biblia:

  • En Sura 20:87-96 el Corán declara que el becerro de oro que los israelitas adoraron al pie del Monte Sinaí en los días de Moisés fue hecho por “el samaritano”. Sin embargo, la ciudad de Samaria no fue construida sino hasta cientos de años después de la muerte de Moisés (vea 1 Reyes 16:24).
  • La Biblia indica que la borrachera es una obra pecaminosa de la carne que evitará que una persona entre al cielo (Gálatas 5:21; 1 Corintios 6:10). A diferencia, el Corán enseña que la borrachera está bien, a menos que uno esté orando (vea Moffitt, 1992, pp. 6-7).
  • Finalmente, mientras que el Corán niega que Jesús fue crucificado (Sura 4:157), la Biblia declara enfáticamente y muchas veces que Él fue crucificado (Mateo 27:34-50; Lucas 23:33-46).

Aunque el Corán declara que no contiene contradicciones (Sura 18:1,2), cualquier persona que busca la verdad puede fácilmente notar que lo tiene. Por otra parte, la Biblia es exacta en cada caso. Después de 2,000 años de ataque de los burladores incrédulos, ningún error legítimo ha sido encontrado en sus páginas.

REFERENCIAS

Geisler, Normon L. y Abdul Saleeb (1993), Answering Islam (Grand Rapids, MI: Baker Books).

Moffitt, Jerry (1992), “The Koran and the Bible—A Striking Contrast,” Firm Foundation, 107[6]:6-7, June.

Myers, Kippy (1994), “Why Christianity? Why the Bible?,” Reason & Revelation, 14:9-14, February.


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