La Biblia Siempre Pasa la Prueba
P.
Los críticos han afirmado que la Biblia contiene toda clase de errores factuales. ¿Se puede confiar en la Biblia cuando ésta habla de asuntos históricos?
R.
La Biblia contiene dos clases de información. Una parte puede ser chequeada; otra no puede. Por ejemplo, no es posible “chequear” científicamente la certeza de Génesis 1:1—“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Aunque la afirmación no es de ninguna manera inconsistente con la información científica disponible, al mismo tiempo pertenece a la historia pre-humana y por ende no se presta a investigación empírica.
Por otra parte, las Escrituras contienen cientos de referencias que surgen del trasfondo de la historia humana. La veracidad de estas referencias puede ser chequeada. Si se demuestra que la Biblia es exacta en miles de detalles históricos, no es irrazonable concluir que su información en otros asuntos sea igualmente correcta.
De hecho, una de las características más impresionantes de la Biblia es su fiabilidad misteriosa en los detalles más pequeños. Vamos a notar unos pocos ejemplos de la precisión bíblica.
Durante Su ministerio personal, Jesús una vez pasó a través de la región de Samaria. Cerca de Sicar, el Señor paró para tomar un breve descanso en el pozo de Jacob. Entabló una conversación con una mujer samaritana y le sugirió que Él podía darle el agua que saciaría su sed permanentemente. No entendiendo la naturaleza de la instrucción del Maestro, la mujer, hablando del pozo de Jacob, declaró: “Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo” (Juan 4:11). Este enunciado es muy correcto, ya que incluso ahora, veinte siglos después, el pozo de Jacob es de aproximadamente 80 pies de profundidad—¡el equivalente a un edificio de ocho pisos!
Medite en otro ejemplo. En Hechos 10 se relata la visita de Pedro a la ciudad de Jope. Lucas declaró que Pedro se quedó en la casa de Simón, curtidor. Luego, añadiendo un aspecto en cuanto a Simón, el historiador dijo, “que tiene su casa junto al mar” (Hechos 10:6). Hugh J. Schonfield, autor del libro infame, The Passover Plot (El Complot de la Pascua) [quien no era amigo del cristianismo], ha comentado sobre este pasaje de la siguiente manera: “Este es un detalle factual interesante, ya que los curtidores usaban agua de mar en el proceso de convertir piel en cuero. Se remojaba la piel en el mar y luego se la trataba con cal antes que se arrancara el pelaje”.
Considere otro caso interesante de precisión bíblica. Cuando Pablo estaba en camino a Roma para ser procesado, la embarcación en la cual estaba fue envuelta por una terrible tormenta. Cuando llegó a ser obvio que la nave estaba en una circunstancia peligrosa, la tripulación lanzó las anclas al mar. Al mismo tiempo, largaron “también las amarras del timón; e izada al viento la vela de proa, enfilaron hacia la playa” (Hechos 27:40). Existe un punto interesante y sutil en el texto griego que no es aparente en la Versión Reina Valera. El lenguaje original realmente dice que ellos “largaron las amarras de los timones” (plural). Esto es muy exacto, ya que en tiempos antiguos los barcos realmente poseían timones de dos palas, no un timón simple como en el caso de las embarcaciones modernas. En 1969, se descubrió un barco antiguo sumergido en el Mar Mediterráneo fuera de la costa de Chipre. El examen del hallazgo dio evidencia de remos duales de timón con los cuales la nave era dirigida (vea National Geographic, noviembre de 1974), demostrando por consiguiente la remarcable exactitud del registro de Lucas.
La Biblia puede ser probada—históricamente, geográficamente, científicamente, etc. Y siempre pasa la prueba. Su exactitud increíble puede ser explicada solamente a la luz de su inspiración divina.
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