¿Justifica el “Bautismo en Moisés” la Práctica de Bautizar a Bebés?
Los partidarios del bautismo de bebés algunas veces apelan a 1 Corintios 10:2 para justificar su posición. El pasaje declara que “todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar”—una referencia directa a Éxodo 14:22. El bautismo en Moisés es completamente diferente al bautismo en Cristo, pero los que defienden el bautismo de bebés aseveran que, ya que Pablo calificó al cruce del Mar Rojo como un “bautismo”, muchos bebés deben haber sido “bautizados” cuando los israelitas cruzaron el mar. ¿Qué quiso decir Pablo cuando escribió que los israelitas fueron “bautizados en Moisés”?
En 1 Corintios 10, el inspirado apóstol no estaba abordando el tema del bautismo, la forma de obtener el perdón de los pecados o la entrada a la iglesia. Pablo hizo referencia a los pecados del pueblo de Israel para advertir a los cristianos en Corinto (vea Mare, 1976, pp. 248-249). El significado del bautismo (en 1 Corintios 10:2) es literal y figurativo. Los israelitas fueron bautizados—no en el sentido que fueron bautizados con propósitos religiosos, sino en el sentido que estuvieron literalmente rodeados de agua, aunque el agua no les tocó. Este es un uso legítimo de la palabra “bautismo”. Por ejemplo, cuando se sepulta a un cuerpo en el cementerio, se le “sumerge” en la tierra (y queda rodeado por la tierra), aunque el cajón previene que la tierra realmente toque el cuerpo. En ese sentido, el pueblo de Israel fue sumergido en el Mar Rojo. Pablo también escribió acerca del bautismo en un sentido figurativo: los israelitas fueron “bautizados en Moisés”, ya que siguieron a su líder y, por medio de él, se sometieron al liderazgo de Dios. G.G. Findlay explicó:
La nube que hizo sombra y guió a los israelitas desde arriba, y “el mar” que hizo un camino para ellos y que ahogó a sus enemigos que venían detrás, fueron símbolos gloriosos para “nuestros padres” de la salvación de Dios. Juntos formaban un lavamiento de regeneración (Tito 3:5), inauguraban la vida bajo el pacto nacional. Mientras andaba por el camino milagroso entre las aguas superiores e inferiores, Israel nació a un estado divino. Por ende, “todos fueron bautizados en Moisés, siendo admitidos a través de él a una relación estrecha con Dios. Así mismo los cristianos, usando el mismo elemento simbólico, han sido bautizados en Cristo (cf. Romanos 6:3et.seq., Gálatas 3:27)” [s.d., p. 857, paréntesis en original].
Éxodo 14:22 no manda a bautizarse en Cristo, aunque el ejemplo del cruce del Mar Rojo metafóricamente prefigura el bautismo en Cristo, así como lo hace las aguas del Diluvio (1 Pedro 3:20,21; vea Lenski, 1937, p. 391). En Éxodo 14 los israelitas cruzaron el Mar Rojo para salvar sus vidas, no para salvar sus almas eternas. (Además, el “bautismo” de Éxodo 14 fue instituido por Moisés cientos de años antes que el bautismo en Cristo comenzara a regir). 1 Corintios 10:2 y Éxodo 14:22 no indican quiénes son los candidatos adecuados para el bautismo, así que no se puede justificar el bautismo de bebés con estos pasajes.
Si el Espíritu Santo no usó el bautismo en Moisés para autorizar el bautismo de bebés, ¿por qué se incluyó el bautismo en Moisés en 1 Corintios? Primero, observe que cuando los israelitas fueron bautizados “en Moisés”, hicieron una decisión consciente para seguir completamente el liderazgo de Moisés. Algunos israelitas habían criticado a Moisés por haberlos sacado de la esclavitud egipcia (Éxodo 14:10-12). Otros probablemente admiraban a Moisés y estaban dispuestos a seguir a Moisés y a Aarón fuera de Egipto, pero seguir a Moisés a través del Mar Rojo dividido requería un nivel más alto de confianza. No era algo previsto que toda la gente estuviera deseosa de obedecer el mandamiento de Moisés para “que marchen” (versículo 15). Seguir las instrucciones de Moisés no era la única opción disponible para los israelitas (aunque escoger desobedecer a Moisés significaba casi la muerte segura). Antes de cruzar el Mar Rojo, los israelitas se comprometieron a obedecer a Moisés y, a la vez, a servir a Dios. De la misma manera, las personas se bautizan en Cristo cuando deciden parar de pecar y servir al Señor, i.e., cuando se separan del mundo y se consagran a Dios (Hechos 2:37,38; 22:16; vea Kistemaker, 2002, p. 322). Este punto descarta la candidatura infantil para el bautismo.
Segundo, note que al dividirse el Mar Rojo, sus aguas no salvaron a los israelitas por sí mismas. El agua, por sí misma, no puede desafiar la Ley de Gravedad. Israel fue preservado solamente por el poder de Dios que movió las aguas. En una manera similar, las aguas del bautismo no son mágicas o milagrosas. El agua misma no lava los pecados y salva a las almas. En cambio, Dios perdona los pecados cuando alguien se bautiza, y Él continúa perdonando los pecados de los que le sirven penitentemente (Mateo 26:28; Hechos 8:13; 22:16; Romanos 4:7,8; 1 Pedro 3:21; 1 Juan 1:7). No obstante, Dios nunca dijo que perdonaría los pecados de alguien que no creyera en Él (o que no pudiera creer en Él, i.e., los que no tienen la capacidad de creer no necesitan perdón, ya que no han pecado; vea 2 Tesalonicenses 2:14; Romanos 10:16; McGarvey, s.d., p. 40).
Tercero, la mayoría de los israelitas que cruzaron el Mar Rojo murieron en el desierto a causa de su desobediencia a Dios algún tiempo después de cruzar el mar. De igual manera, el hecho que alguien sea bautizado en Cristo y sea perdonado de sus pecados, no significa que nunca pueda perder su salvación o caer de la gracia. Al contrario, la Biblia enseña que puede perder su salvación (Gálatas 5:1,4; Hebreos 3:1,2; Santiago 5:19,20).
Cuarto, el ejemplo del cruce del Mar Rojo debe hacer que los cristianos apreciemos más el sacrificio de Cristo. Así como Dios proveyó la única manera de escapar físicamente de la esclavitud egipcia, Dios ha provisto la sangre de Cristo, la cual limpia nuestras almas del pecado, y la cual es el único medio de escapar a la muerte eterna. Dios usó la nube y el Mar Rojo para “separar” e identificar a Su gente—Su pueblo escogido. Hoy, la iglesia compone la Israel espiritual de Dios; los salvos son los miembros de la iglesia del Señor (Gálatas 3; Efesios 1:22,23; Hebreos 8).
REFERENCIAS
Findlay, G.G. (sine data), The Expositor’s Greek Testament, ed. W. Robertson Nicoll (Grand Rapids, MI: Eerdmans).
Lenski, Robert C.H. (1937), The Interpretation of I and II Corinthians (Minneapolis, MN: Augsburg).
Mare, W. Harold (1976), The Expositor’s Bible Commentary: 1 Corinthians, ed. Frank E. Gaebelein (Grand Rapids, MI: Zondervan).
McGarvey, J.W. (sine data), Commentary on Acts (Cincinnati, OH: Standard).
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