Joaquín, la Biblia y la Arqueología
Por siglos, Dios advirtió a la nación pecaminosa de Judá que abandonara sus caminos idolátricos impíos. Judá rechazó, y se apartó más del Dios verdadero. Debido al comportamiento rebelde e inmoral de Judá, Dios envió a Sus profetas a predecir la destrucción de la nación, y el exilio en manos de los babilonios. Así como Dios predijo, los babilonios destruyeron las fuerzas de Judá y los llevaron al exilio.
El rey de Judá que gobernaba al tiempo de la invasión babilónica fue el joven de 18 años llamado Joaquín. Su breve reino de tres meses se registra en 2 Reyes 24:7-17. El texto declara que él hizo lo malo ante los ojos del Señor, y que el rey babilónico (Nabucodonosor) vino en contra de la ciudad de Jerusalén y la sitió. En respuesta al asedio, el texto declara: “Entonces salió Joaquín rey de Judá al rey de Babilonia, él y su madre, sus siervos, sus príncipes y sus oficiales; y lo prendió el rey de Babilonia en el octavo año de su reinado” (2 Reyes 24:12).
La situación miserable de Joaquín duró más de 30 años, durante todo el tiempo del reinado de Nabucodonosor. Sin embargo, cuando Evil-merodac llegó a ser rey de Babilonia, se compadeció de Joaquín y le liberó de la prisión. El texto bíblico menciona que el rey babilónico “habló con benevolencia” a Joaquín y “puso su trono más alto que los tronos de los reyes que estaban con él en Babilonia” (2 Reyes 25:28). Además de sacarle de la prisión, la Biblia dice que Evil-merodac dio a Joaquín muchas provisiones: “Y diariamente le fue dada su comida de parte del rey, de continuo, todos los días de su vida” (2 Reyes 25:30).
Estas raciones que se le dio a Joaquín han llegado a ser muy importantes en vista de un descubrimiento arqueológico interesante. Se ha encontrado varios documentos administrativos de la Babilonia antigua que registran eventos y transacciones que se realizaron durante el reinado de Evil-merodac. Estos documentos se preservaron en tablillas cuneiformes de arcilla, algunas de las cuales estaban quebradas. No obstante, se puede leer claramente el nombre “Joaquín” en las tablillas. No solamente se le menciona, sino también se provee documentación para la distribución de grano, aceite y alimentos. Alfred J. Hoerth menciona el hallazgo en su libro Arqueología y el Nuevo Testamento (Archaeology and the Old Testament) e incluye una foto de la tablilla cuneiforme que menciona a Joaquín (1998, pp. 378-379).
El lector perspicaz no pasa por alto la importancia de este hallazgo. La Biblia menciona la cautividad de Joaquín, su elevación subsiguiente y las raciones diarias que Evil-merodac le dio. El registro secular descubierto en las ruinas de Babilonia verifica los hechos con un alto grado de exactitud. La exactitud bíblica no tiene comparación. Solamente a causa de una mano divina supervisora se ha podido producir un libro extenso, exhaustivo e históricamente infalible como la Biblia.
REFERENCIAS
Hoerth, Alfred J. (1998), Archaeology and the Old Testament (Grand Rapids, MI: Baker).
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