Inspiración, No Interpretación
“Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:20-21).
De tiempo en tiempo, algunos líderes religiosos en el mundo “cristiano” hacen referencia al pasaje anterior para defender la idea que el hombre no puede entender la Biblia por sí mismo. Ya que ellos creen que no se puede interpretar la Biblia privadamente, los que proponen esta idea enseñan que no se puede entender la Biblia adecuadamente sin la instrucción del “clero”. Por ende, ellos dicen, no habrá mucho provecho del estudio privado o personal de las Escrituras.
La lectura casual de 2 Pedro 1:20—sin tener en cuenta el contexto en que se encuentra el pasaje—puede guiarnos a entender este versículo de esta manera. Sin embargo, al examinar más profundamente este pasaje podemos entender que no hace referencia en absoluto a los que leen las Escrituras, sino a los que las escribieron. Al estudiar el contexto del pasaje, se aprende que el pasaje está hablando de la manera en que las Escrituras llegaron a existir, no la manera en que se deben “interpretar”.
Siguiendo el pensamiento del versículo 20 al versículo 21, leemos: “Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (énfasis añadido). La palabra “porque” en el versículo 21 conecta los dos pensamientos. La palabra castellana “porque” se deriva de la conjunción griega gar. El Diccionario de Griego-Hebreo de Strong (1994) indica que esta palabra es una “partícula principal” que asigna “una razón”, y se usa para argumentar una “explicación” o “intensificación”. La razón por la cual “ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada” es porque “nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (énfasis añadido). La palabra “porque” conecta los dos pensamientos. Pedro estaba diciendo que los profetas no inventaron lo que escribieron; en cambio, fueron guiados por el Espíritu Santo (cf. 2 Timoteo 3:16-17). Sin duda por esta razón la NVI traduce: “Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana” (2 Pedro 1:20, énfasis añadido)—no la interpretación del lector.
Además, según el Léxico Griego Analítico del Nuevo Testamento de Mounce (1993), la palabra griega epilusis (que se traduce como “interpretación” en 2 Pedro 1:20) significa principalmente “un libramiento” o “liberación”. La raíz de epilusis es luo, y significa literalmente “desatar, desligar o desajustar”. Por tanto, “nunca la profecía” fue liberada, desatada o dada por las invenciones de los propios profetas. Ellos no pusieron su propia interpretación en el mensaje de Dios; en cambio, el Espíritu Santo les guió. Entonces, obviamente este pasaje no tiene referencia a los intérpretes modernos del texto, sino a los que lo escribieron—i.e., los profetas y apóstoles (cf. Efesios 3:5).
Algunos grupos religiosos sostienen la posición que “no se puede entender la Biblia por sí mismo” al intentar privar a la persona regular de las bendiciones de la lectura, el estudio y el aprendizaje personal de la voluntad de Dios. Por muchos siglos, la jerarquía de la Iglesia Católica Romana mantuvo a la Biblia fuera del alcance de las manos del “laicado”, porque los que constituían esa jerarquía estaban preocupados que la persona regular pudiera leer y estudiar la Biblia por sí misma y aprender que la Iglesia Católica practica muchas cosas que la Biblia no enseña. Incluso en 1816, el Papa Pío VII (en Versionibus S. Scriptura, 3 de septiembre) dijo:
Declaro que las asociaciones formadas en la mayor parte de Europa para traducir y difundir la ley de Dios en los idiomas comunes, provocan horror en mí y tienden a debilitar la fe cristiana hasta sus fundaciones. Es necesario destruir esta plaga y revelar los planes impíos de estos manipuladores.
Estos comentarios revelan que los líderes de la Iglesia Católica temían que el “laicado” llegara “al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4) y rechazara las enseñanzas corruptas de la Iglesia Católica.
Aunque algunos continuarán usando 2 Pedro 1:20-21 para enseñar que debemos tener un “sacerdote” o “pastor” para interpretar las Escrituras por nosotros, el examen profundo y lógico de estos versículos revela lo contrario. La verdad sigue siendo que Dios nos ha dado un libro que se puede entender y obedecer (cf. Efesios 3:4).
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