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Hitler—El Evolucionista Determinante

“Por ende resulta el sometimiento de mucha gente bajo la voluntad de a menudo solo pocas personas, un sometimiento basado simplemente en el derecho del más fuerte, un derecho que, como vemos en la Naturaleza, puede ser considerado como el único derecho concebible, ya que está fundado en la razón”.

—Adolfo Hitler

Adolfo Hitler tiene su lugar merecido como uno de los villanos más infames de todos los tiempos. Los estudiantes de todas las edades, y los adultos que les enseñan historia, se estremecen al considerar los actos cometidos por este criminal. Sus actos crueles de matanza y tortura reclamaron las vidas de más de seis millones de judíos y más de cuatro millones de otras personas de grupos étnicos distintos, como los polacos y gitanos. Las cámaras de gas, los campos de concentración, los experimentos humanos atroces, la hambruna despiadada y el trabajo forzado son solo pocas de las imágenes que vienen a la mente cuando se escucha el nombre Adolfo Hitler.

Una pregunta que inmediatamente se presenta cuando alguien considera las acciones de Hitler es, ¿Por qué? ¿Qué haría que un hombre pensara que tales actos de injusticia pudieran ser justificados? Declarándolo sencillamente, la respuesta es la teoría de la evolución. Hitler creía que la raza aria era superior a las otras razas. Creía que esta raza aria superior tenía el derecho de exterminar a todas las razas inferiores ya que, según la evolución, el “orden natural de las cosas” es que el fuerte sobreviva. Para usar las palabras de Charles Darwin, Hitler vio sus planes macabros como nada más que “la preservación de razas favorecidas en la lucha por la vida”.

Un escritor dijo esto acerca de Hitler:

Una revisión de los escritos de Hitler y biólogos alemanes contemporáneos revela que la teoría y escritos de Darwin tuvieron una influencia principal en la política nazi… En la formación de sus políticas raciales, [Hitler] dependió grandemente en el modelo evolutivo darviniano, especialmente en las elaboraciones de Spencer y Haeckel. Estas culminaron en la “solución final”, la exterminación de aproximadamente seis millones de judíos y cuatro millones de otras personas que pertenecían a lo que los científicos alemanes consideraban “razas inferiores” (Bergman, 1992, p. 109).

Al estudiar concienzudamente la vida y acciones de Hitler, no existe duda que la teoría de la evolución ejecutó un rol principal en su plan macabro. Pero, como puede esperarse, muchos evolucionistas objetan esta idea. Ellos declaran que la teoría de la evolución no pervirtió a Hitler, sino Hitler pervirtió a la teoría de la evolución.

El problema con esta clase de pensamiento es que Hitler no pervirtió, ni alteró, la teoría de la evolución para sostener sus ideas. Él la siguió a su conclusión lógica. Según la teoría de la evolución, la naturaleza no tiene una consciencia que distingue entre lo bueno y lo malo. ¿De dónde conseguiría tal consciencia de morales? Ciertamente tales morales no pueden evolucionar de la materia inanimada. Una ameba no puede evolucionar hasta convertirse en un humano que sabe la diferencia entre lo correcto e incorrecto. Lo mejor que la evolución puede producir es la idea que la “fuerza hace el derecho”. Cuando Hitler exterminó aproximadamente 10 millones de hombres, mujeres y niños inocentes, actuó en completo acuerdo con la teoría de la evolución, y en completo desacuerdo con el conocimiento humano de lo correcto e incorrecto.

No obstante, muchos evolucionistas objetan y dicen que usar las acciones de Hitler para demostrar los efectos terribles de la evolución es como usar la Inquisición Española, las Cruzadas o el proceso de brujería de Salem para demostrar los efectos terribles del cristianismo. Pero la diferencia yace en el hecho que las Cruzadas, procesos de brujería y la Inquisición Española fueron perversiones de las enseñanzas de Cristo. Cristo enseñó a Sus seguidores a dar la otra mejilla, orar por sus enemigos y amar a sus prójimos como a sí mismos. Es cierto que a través de la historia, la gente ha cometido crímenes terribles “en nombre del cristianismo”. Pero no es cierto que estuvieron siguiendo los principios de Cristo. De hecho, ellos estuvieron pervirtiendo la enseñanza de Cristo y torciendo esa enseñanza para decir cosas que Cristo nunca dijo. Por otra parte, las obras que Hitler hizo en nombre de la evolución no fueron una perversión de la teoría. En cambio, él entendió perfectamente los principios de la evolución y trabajó diligentemente para aplicarlos hasta su conclusión racional.

REFERENCIAS

Bergman, Jerry (1992), “Eugenics and the Development of Nazi Racial Policy,” Perspectives on Science and Christian Faith, 44:109, June.


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