¿Hablaron Jesús y el Centurión Personalmente?
En una ocasión cuando Jesús entraba a Capernaún, se le pidió que sanara a un siervo de un centurión. Los escépticos alegan que existe una contradicción entre el relato de Mateo de la historia (8:5-13) y el relato de Lucas (7:1-10). Mientras que el relato de Mateo dice, “vino a él un centurión, rogándole” en nombre de su siervo, Lucas registró que “envió [el centurión—JE] unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo”. Ya que Mateo parece indicar que el centurión vino a hablar personalmente con Jesús, y el relato de Lucas dice que el centurión envió a otros para rogar a Jesús, los escépticos sostienen que de ninguna manera los relatos son armoniosos. En cambio, ellos (supuestamente) representan una contradicción obvia y por tanto la usan como prueba de que la Biblia no es la Palabra infalible de Dios.
Aquellos que claman que tales diferencias representan errores legítimos fallan en darse cuenta que la Biblia a menudo da “crédito” a alguien en autoridad, incluso cuando otros realizan el trabajo. Por ejemplo, cuando Juan escribió, “tomó Pilato a Jesús, y le azotó” (19:1), él simplemente pretendió decir que Pilato ordenó que esto fuera hecho. De igual manera, cuando el texto dice que Jesús hacía y bautizaba más discípulos que Juan, esto significa que Sus discípulos bautizaban más que Juan (Juan 4:1,2). De hecho, el apóstol Juan clarificó esto cuando escribió, “aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos” (4:2). A través de la Biblia, la gente es enviada a hablar en nombre de una persona, y a veces el texto indica que la persona en posición de autoridad sí habló por sí misma cuando, realmente, esa persona no estuvo presente. El oficial que habló lo estuvo haciendo por medio de su autoridad. Hoy en día, como en tiempos pasados, las cortes de ley sostienen que “lo que un hombre hace a través de un agente debidamente constituido, lo hace realmente y legalmente” (Coffman, 1974, p. 105). Cuando el presidente envía miembros de su personal a hablar alrededor del mundo en nombre de él, él es responsable por las decisiones consideradas en su ausencia. De la misma manera, el centurión envió a otros para que hablaran con Jesús por parte de uno de sus siervos. Mateo simplemente usó una forma común de expresión en la cual uno atribuye un cierto acto a una persona—un acto que es realizado no por él, sino por su autoridad (vea Boles, 1952, p. 188).
Uno también debe admitir que es posible que Mateo y Lucas escribieran acerca de dos casos diferentes. Aunque yo tiendo a creer que ellos estuvieron escribiendo acerca del mismo incidente, es posible que Jesús lidiara con una situación similar en el mismo pueblo con otro centurión, o el mismo centurión con otro siervo. Recuerde, Juan declaró que “hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir” (Juan 21:25).
Mateo 8:5-13 y Lucas 7:1-10 no son de ninguna manera contradictorios. Al entender que Lucas simplemente fue más específico que Mateo y que Mateo usó una forma común de expresión (la cual nosotros todavía usamos hoy), es claro que los dos relatos son armoniosos.
REFERENCIAS
Boles, H. Leo (1952), A Commentary on the Gospel According to Matthew (Nashville, TN: Gospel Advocate).
Coffman, James Burton (1974), Commentary on the Gospel of Matthew (Abilene, TX: ACU Press).
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