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¿Escribió Pablo Acerca de Jesús como una Persona Histórica?

En su libro, El Cristo Pagano, Tom Harpur declara que la historia de Jesús fue mítica. Para apoyar su declaración que nunca existió un ser humano real llamado Jesús (de la manera en que los relatos del evangelio le describen), Harpur alega que el apóstol Pablo, quien escribió sus cartas antes de los relatos del evangelio, nunca mencionó a Jesús como una figura histórica. Harpur escribió: “Los escritos más antiguos en el Nuevo Testamento, que constituyen más de un-cuarto de su contenido total, son las cartas del Apóstol Pablo. Lo que es impresionante en cuanto a estas cartas es su silencio implícito del tema completo de la historicidad de un Jesús de Nazaret” (2004, p. 166). Harpur cree que esta reclamación tiene tal fuerza que “[n]o cabe duda que es el dato que hace callar a los proponentes de la historicidad… Pablo nunca menciona al hombre Jesús, en el sentido histórico completo” (pp. 166-167).

Al prever que muchos que leen los escritos de Pablo saben que el apóstol menciona a Jesús, Harpur escribió:

Desde luego, el crítico argumentará que Pablo habla ocasionalmente de Jesús. Esto es muy cierto. Pero hoy la mayoría de teólogos de la Biblia está de acuerdo que incluso cuando lo hace, no está hablando acerca de un hombre de carne y hueso, una persona histórica, de la misma manera que los egipcios hablaban de Iusa miles de años antes… Sí, Pablo habla acerca de “este Jesús a quien hemos visto”, y a veces da la impresión que está hablando de una persona real, pero al examinar el texto más profundamente se puede ver que realmente siempre está hablando de visiones míticas de un ser espiritual exaltado a quien llama Cristo (pp. 167-168).

¿Es cierto que Pablo menciona solo “ocasionalmente” a Jesús, y que nunca se refirió a Él como un ser humano de carne y hueso? Absolutamente no. De hecho, es asombroso que Harpur hiciera tales declaraciones extravagantes y no-escriturales y que todavía alguien familiarizado mínimamente con los escritos de Pablo publicara su libro.

Lo cierto es que Pablo frecuentemente habló de Jesús en términos claros en cuanto a Su historicidad y estatus como un hombre de carne y huesos. Pablo usó el nombre “Jesús” 218 veces en sus escritos (Strong, 2001, p. 453), sin contar otros nombres para Jesús como Cristo o Señor. Es completamente deshonesto que Harpur diga que Pablo mencionó a Jesús “ocasionalmente”. Pablo usó el nombre Jesús cinco veces en los primeros ocho versículos de Romanos, siete veces en el único capítulo del libro Filemón, y 22 veces en el libro breve de cuatro capítulos de Filipenses. Al considerar honestamente los escritos de Pablo, podemos ver que están repletos del nombre de Jesús, y que contienen un promedio de dos veces y medio por capítulo.

Pablo no solamente mencionó repetidamente a Jesús, sino enfatizó específicamente que Jesús había venido en la carne como un ser humano real. Por ejemplo, en 1 Timoteo 2:5, Pablo escribió: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. Para aclarar lo que quiso decir con la palabra “hombre,” Pablo escribió en Filipenses 2:5-8:

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (énfasis añadido).

Cualquier intento de sugerir que la frase “hecho semejante a los hombres” es algún aspecto espiritual o mítico, está condenado al fracaso. Además, Pablo mencionó más específicamente que la “semejanza a los hombres” de la cual habló en Filipenses hacía referencia al estatus humano. Pablo escribió en Romanos en cuanto a “nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne” (Romanos 1:3, énfasis añadido). El apóstol Pablo mencionó adicionalmente en 1 Timoteo 6:13 que Jesús “dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato” (énfasis añadido).

La opinión principal de Harpur es que Pablo no mencionó detalles acerca de la vida de Jesús tales como el lugar de Su nacimiento en Belén, el nombre de Su madre o Sus milagros específicos. No obstante, si la mano guiadora de Dios produjo los documentos del Nuevo Testamento, tiene mucho sentido que no se repitiera esa información en los escritos de Pablo, ya que Mateo, Marcos, Lucas y Juan documentaron eso extensamente. En realidad, el hecho que Pablo repetidamente aluda a Jesús en la carne, pero que no reitere los varios detalles de los relatos del evangelio, muestra que Pablo coincide con los escritores del evangelio, pero que escribió independientemente. ¿Por qué necesitaría Dios registrar por quinta vez los varios milagros y hechos en cuanto a la vida de Jesús en los escritos de Pablo? Pablo abordó consistentemente muchos de los eventos de la vida de Jesús tales como Su muerte, sepultura y resurrección, proceso ante Pilato, nacimiento según la carne, y el hecho indiscutible que Él tomó forma humana. La sugerencia de Harpur que indica que Pablo no mencionó suficientes detalles que se registran en los relatos del evangelio es un criterio que él y sus compañeros escépticos han escogido arbitrariamente y que no prueba nada.

La declaración falsa de Harpur que indica que “Pablo fue un místico, y que solamente conocía al mítico Christos, no al Cristo ‘según la carne’, sino según el espíritu” (p. 172), carece de fundamento integro y bíblico. La verdad obvia es que Pablo llenó sus escritos del nombre de Jesús, y enfatizó repetidamente que Jesús vino en la carne como un ser humano histórico. Los detalles que obvió en sus escritos concuerdan con lo que se esperaría de la inspiración divina, y muestran que, además de reconocer la historicidad de Jesús, son un testimonio independiente de los relatos del evangelio.

 

REFERENCIAS

Harpur, Tom (2004), El Cristo Pagano [The Pagan Christ](Nueva York: Walker).

Strong, James (reimpresión de 2001), La Nueva Concordancia Bíblica Exhaustiva de Strong [The New Strong’s Exhaustive Concordance of the Bible] (Nashville, TN: Nelson).


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