Escenas de Sodoma en California
Por una decisión de 4-3, la Corte Suprema de California ha decretado que las leyes estatales que limitan el matrimonio a un hombre con una mujer son inconstitucionales. En el juicio que inició en la ciudad de San Francisco (lo cual no es una sorpresa), con numerosas parejas homosexuales y lesbianas, como también varios grupos defensores de los “derechos homosexuales”, la corte concluyó que el derecho de casarse es “un derecho constitucional fundamental”, y por ende se debe extender este derecho a las parejas del mismo sexo. ¡Qué vergüenza! Este es otro ejemplo de activismo judicial indignante que legisla desde un tribunal, desafiando toda la historia legal de Norteamérica. Esta decisión de gran-alcance sin duda causará conmoción moral en la cultura norteamericana y aumentará el nivel de activismo homosexual. Este atrevimiento judicial se burla directamente del más de un millón de electores de California cuyas firmas se espera que permitan que los ciudadanos de California decidan en noviembre si deben proteger la definición bíblica del matrimonio con una enmienda constitucional.
Es algo intolerable que una corte humana socave la misma fundación de la civilización al redefinir el matrimonio que fue creado y establecido por el mismo Creador. La corte incluso admitió que por toda la historia de California, “la designación estatutaria del matrimonio como una relación entre un hombre y una mujer ha permanecido incambiable” (Corte Suprema…, 2008, p. 25). Pero, desde luego, la historia constitucional no significa nada para los jueces que han abandonado su responsabilidad constitucional para imponer sus propias agendas.
La corte tuvo el descaro de comparar la raza y el género a la “orientación sexual” (una alusión errada para los apetitos sexuales anormales—no una composición genética como en el caso de la etnia y el género):
Además, en contraste a los tiempos antiguos, nuestro estado ahora reconoce que la capacidad de una persona para establecer una relación amorosa a término largo con otra persona y la responsabilidad de cuidar y criar hijos no dependen en la orientación sexual de la persona y, más generalmente, que la orientación sexual de un individuo—como la raza o género de una persona—no constituye un fundamento legítimo para negar o retener derechos legales. Por tanto concluimos que en vista de la esencia e importancia del derecho constitucional fundamental para formar una relación familiar, se debe interpretar adecuadamente la Constitución de California para garantizar este derecho civil básico para todos los ciudadanos de California, sean homosexuales o heterosexuales, y para las parejas del mismo sexo como también para las parejas del sexo opuesto (Corte Suprema…., p. 7, énfasis añadido).
Este razonamiento ridículo lógicamente implica que es simplemente un asunto de tiempo hasta que las cortes legalicen y dignifiquen cualquier otra perversión sexual como “matrimonio”—desde la poligamia y la bisexualidad hasta la pedofilia y el bestialismo. Después de todo, teniendo en cuenta este “razonamiento” torcido, también se debería extender el “derecho de casarse” a tales personas. Si un hombre tiene el “derecho constitucional” a casarse con otro hombre, entonces un hombre tiene el mismo derecho a casarse con su perro.
En el juicio del territorio de Utah en 1885 de Murphy v. Ramsey, la Corte Suprema de los Estados Unidos reafirmó lo que Norteamérica ha creído y practicado siempre:
Ciertamente no se puede suponer que alguna legislación sea más saludable y necesaria en la fundación de una mancomunidad libre y auto-gobernante, o que sea más adecuada para figurar como una legislación de los Estados coordinados de la Unión, que la que busca establecer esa mancomunidad sobre el fundamento de la familia, el cual consiste y proviene de la unión para toda la vida de un hombre y una mujer en el estado santo del matrimonio; la fundación segura de todo lo que es estable y noble en nuestra civilización; la mejor garantía de la moralidad reverente que es la fuente de todo progreso benefactor en el mejoramiento social y político (1885, énfasis añadido).
Este pensamiento fue normal y típico en Norteamérica desde el mismo comienzo hasta la turbulenta década de 1960. Los norteamericanos sabían que la misma fundación de la civilización dependía en el hogar que Dios definió en Génesis 1 y 2. Ellos sabían que alterar esa prescripción significaría la ruina de la sociedad. Los norteamericanos deben despertar y reconocer la amenaza mortal que la anarquía sexual representa para la supervivencia de la República. “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican” (Salmos 127:1).
REFERENCIAS
Corte Suprema de California [California State Supreme Court] (2008), Opinión No. S147999, FindLaw, [En-línea], URL: http://fl1.findlaw.com/news.findlaw.com/hdocs/docs/glrts/ inremrg51508opn.pdf.
Murphy v. Ramsey (1885), 114 U.S. 15; 5 S. Ct. 747; 29 L. Ed. 47; 1885 U.S. LEXIS 1732.
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