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¿Es un Patriota?

Existe una situación muy incongruente entre los políticos, jueces, académicos norteamericanos e incluso muchos otros norteamericanos. Por una parte, ellos declaran ser verdaderos norteamericanos—patriotas genuinos. Por otra parte, desprecian el cristianismo y tienen vidas contrarias a los principios morales que la religión cristiana establece. Literalmente se esfuerzan por destruir la influencia del cristianismo en la nación. Los políticos rechazan el cristianismo al establecer leyes que contradicen la Biblia. Los jueces legislan al insistir que no se debe aprobar el cristianismo en sus decisiones. Los educadores han prohibido el cristianismo en el aula de clase, evitando que se mencione la moralidad cristiana a los estudiantes. En breve, una gran parte de la sociedad norteamericana ha creído la idea ridícula de la “separación de la iglesia y el estado”, excluyendo por ende cualquier pizca de la religión o moralidad cristiana en la ejecución de sus responsabilidades sociales.

En contraste crudo se encuentra la postura del “Padre de los Estados Unidos”—George Washington. Él no solamente guió al Ejército Continental a la victoria contra los británicos, permitiendo el comienzo de la República, sino también laboró como su primer presidente (dos veces). Indiscutiblemente fue un Fundador principal, una pieza importante en la fundación de esta nación. Antes de jubilarse después de una carrera distinguida de servicio público, Washington pronunció su “Discurso de Despedida” a la nación. En esa declaración impresionante, expresó las claves fundacionales para el éxito de la República:

La religión y la moralidad son apoyos indispensables de todas las disposiciones y hábitos que guían a la prosperidad política. En vano declararía pagar tributo de patriotismo aquel que se esfuerza por destruir estos grandes pilares de la felicidad humana, y estas columnas firmes de los deberes de los hombres y ciudadanos. Los mismos políticos, así como el hombre piadoso, deben respetarlas y apreciarlas (1796, énfasis añadido).

El Padre de los Estados Unidos insistió en que las dos columnas en que la República se funda son la religión cristiana y los principios morales que se derivan de ella. Dijo que son las columnas de la felicidad humana y que rigen a los ciudadanos. ¡Cualquiera que haga algo para socavar el cristianismo, no es amigo de la República! ¡Ciertamente no es un patriota!

Si George Washington estuviera vivo hoy para atestiguar la agresión extendida contra la religión cristiana en el gobierno, escuelas y vida pública, sin duda se horrorizaría, y no pudiera creer que tantos pretendieran ser buenos ciudadanos y norteamericanos leales—mientras que activamente siguen un curso que sin duda acelerará la ruina de la República.

Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley. Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, y por medio de esta ley haréis prolongar vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella (Deuteronomio 32:46-47).

 

REFERENCIAS

Washington, George (1796), “Discurso de Despedida” [“Farewell Address”], El Proyecto Avalon en la Facultad de Derecho de Yale [The Avalon Project at Yale Law School], [En-línea], URL: http://www.yale.edu/lawweb/avalon/washing.htm.


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