¿Es el Bautismo un Símbolo?
En un contexto que lidia con el poder del Evangelio para contrarrestar el pecado (Romanos 5:20), Pablo abordó la idea equivocada que sostiene que se puede justificar el vicio del pecado continuo para permitir que la gracia abunde (6:1). Cuando los romanos llegaron al cristianismo, murieron al pecado (6:2). Por ende, no debían continuar con su estilo de vida pecaminosa, así como una persona muerta físicamente no puede continuar viviendo físicamente. Al argumentar este punto, Pablo informó a los romanos que el bautismo en agua simboliza la muerte, sepultura y resurrección de Jesús. Él usó el término “semejanza” (y luego “forma”—vs. 17) para señalar este simbolismo:
¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado (Romanos 6:3-7).
Se realiza un paralelismo de la obra redentora de Cristo cuando el no-cristiano penitente es sepultado en las aguas del bautismo. El bautismo es en la muerte de Cristo porque es allí donde Él derramó Su sangre a favor nuestro. La actividad expiatoria de Cristo se logró en Su muerte, sepultura y resurrección. Por consiguiente, el pecador accede a ese poder redentor en el acto de la inmersión en agua. La “vida nueva” sigue al bautismo—no la precede (vs. 6). El “viejo hombre de pecado”, el “cuerpo del pecado”, es eliminado en las aguas del bautismo. Ser sumergidos en agua—“sepultados en el bautismo” (vs. 4)—es equivalente a haber “obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados” (vs. 17). Solamente entonces, i.e., en el acto simbólico de la expiación de Jesús en las aguas del bautismo, somos “libertados del pecado” (vs. 18). En resumen, note que se logra siete cosas importantes en el punto de la inmersión en agua: (1) el bautismo en Cristo; (2) el bautismo en la muerte de Cristo; (3) la vida nueva; (4) la unión en Su muerte; (5) se elimina al hombre y/o cuerpo de pecado; (6) se suprime la esclavitud del pecado; y (7) se obtienen la libertad del pecado.
COLOSENSES 2:11-13
Una segunda descripción del bautismo como un símbolo se ve en la identificación de Pablo de un enlace entre el bautismo y la práctica del Antiguo Testamento de la circuncisión. Dios introdujo el rito de la circuncisión en Su pacto con Abraham (Génesis 17:10et.seq.). Este procedimiento quirúrgico fue estrictamente un aspecto físico del pacto divino con Abraham y sus descendientes físicos, i.e., los israelitas. En este sentido, no pertenecía fundamentalmente al estatus espiritual de una persona con Dios (1 Corintios 7:19). Al contrastar y comparar el cristianismo con varias filosofías y religiones inaceptables, Pablo usó el rito físico de la circuncisión judía como un paralelismo al bautismo en agua:
En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados (Colosenses 2:11-14).
Se debe permitir que el texto mismo explique el simbolismo proyectado, y se debe evitar concluir puntos de comparación que no se proyectan. El punto que Pablo estaba enfatizando era que así como se cortaba la piel en el acto de la circuncisión, “se cortaban” los pecados en el bautismo—¡piel vs. pecado!
Pablo recalcó este significado al aludir al hecho que el bautismo en agua involucra una sepultura seguida por una resurrección “ser resucitados” (vs. 12). Doce versículos después, hizo referencia otra vez a este levantamiento de las aguas del bautismo: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo…” (3:1, énfasis añadido). La conclusión es inequívoca: la sepultura (descenso) en las aguas del bautismo, y luego la subida de esas aguas, es el punto en el cual se remiten los pecados—de la misma manera que se removía la piel del cuerpo en el acto de la circuncisión. Pablo presentó exactamente el mismo punto a los colosenses y a los romanos. Note cuidadosamente la comparación en el siguiente tablero:
Romanos 6 | Colosenses 2 y 3 |
(6:2) “muerto al pecado” | (3:3) “habéis muerto” |
(6:8) “morimos con Cristo” | (2:20) “habéis muerto con Cristo” |
(6:4) “sepultados con él por el bautismo” | (2:12) “sepultados con él en el bautismo” |
(6:4) “Cristo resucitó de los muertos” | (2:12) “levantado de los muertos” |
(6:4) “andemos en vida nueva” | (3:5) “haced morir lo terrenal” |
(6:2) “no viviremos en el pecado” | (3:7) “cuando vivíais en ellas” |
(6:4) “andemos en vida nueva” | (3:1) “buscad las cosas de arriba” |
Ambos pasajes enseñan que todos están muertos en pecado y perdidos hasta que alcancen los beneficios de la muerte de Cristo al ser sepultados en el bautismo en agua. En ese punto, una persona llega a estar muerta al pecado ante Dios. Salir de las aguas del bautismo es un tipo de la resurrección que señala un cambio en la vida de una persona.
I PEDRO 3:20-22
Pedro añadió un tercer ejemplo del valor simbólico del bautismo.
Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua. El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo, quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades (1 Pedro 3:18-22).
Pedro presentó un maravilloso punto de comparación. La gente antediluviana tuvo la oportunidad de oír la voluntad de Dios. Noé les predicó (2 Pedro 2:5), tal vez por más de un siglo (Génesis 6:3). Pero vino el día en que Dios trajo las aguas del Diluvio sobre la Tierra, ahogando a toda la población humana excepto a solamente ocho individuos. Pedro anotó que esas ocho personas fueron “salvadas por (i.e., dia—a través del) agua”, i.e., por medio del agua. En otras palabras, Dios usó el agua como la línea divisora entre los perdidos y los salvos. El agua fue el medio que separó a los ocho miembros de la familia de Noé del resto de la humanidad. Pedro luego comparó las aguas del Diluvio con el agua del bautismo. El agua del bautismo es la línea divisora que Dios ha designado para distinguir entre la persona salva y la perdida.
Pero ¿significa eso que el compuesto de H2O es el agente limpiador? Desde luego que no. Tal conclusión contradijera el testimonio bíblico adicional. La salvación depende y se logra por la obra expiatoria de Jesucristo en la cruz: Su muerte, sepultura y resurrección (1 Corintios 15:1-4). Asimismo, la fe, el arrepentimiento y la confesión de la deidad de Cristo deben preceder a la inmersión. Pedro señaló este mismo punto en su discusión. Cuando se quita el escrito en paréntesis del versículo 21, se ve claramente la interacción entre el bautismo y la actividad redentora de Cristo: “El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva por la resurrección de Jesucristo”. “Resurrección” es la figura de expresión conocida como sinécdoque en la cual se toma la parte por el todo. “Resurrección” incluye el completo evento expiatorio de Jesús—Su muerte, sepultura y resurrección. Por ende, Pedro atribuyó nuestra salvación a la obra de Cristo en la cruz—pero la aplicación de este logro salvador a favor del pecador ocurre en el momento del bautismo.
CONCLUSIÓN
La Biblia es su mejor intérprete. Enseña que el bautismo es, realmente, un símbolo. Pero ¿qué simboliza el bautismo? Simboliza: (1) la muerte, sepultura y resurrección de Cristo; (2) el acto de “cortar” en la circuncisión; y (3) las aguas del Diluvio. ¿Cómo se puede concluir que el bautismo simboliza algún perdón pasado que se logró antes de la sumersión? El exegeta honesto está forzado a concluir que la Biblia en ninguna parte expone tal noción. El simbolismo asociado con el bautismo en agua también verifica la esencialidad de la inmersión como un prerrequisito obligatorio para el perdón. No debemos ir más allá de lo que está escrito (1 Corintios 4:6), ya que seremos juzgados por las palabras de Jesús (Juan 12:48).
REFERENCIAS
Graham, Billy (1977), How to be Born Again (Waco, TX: Word Books).
Lucado, Max (2000), He did This Just for You (Nashville, TN: Word).
Robertson, A.T. (1934), A Grammar of the Greek New Testament (Nashville, TN: Broadman).
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