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El Valor de las Leyes Bíblicas en Cuanto al Sexo

En 1998, el Comité sobre la Adolescencia presentó un artículo en la publicación Pedriatics, titulado, “Embarazo de Adolescentes—Tendencias y Temas Actuales: 1998”. Según las estadísticas en el reportaje, en 1998 el 56% de las jóvenes encuestadas en los Estados Unidos declaró que había tenido relaciones sexuales antes de llegar a la edad electoral (los 18 años). También se reportó ese año que el 73% de jóvenes ya eran activos sexualmente. La edad promedio para la primera relación sexual era 17 para las mujeres y 16 para los varones. Lo más impactante fue el hecho que el 19% de los estudiantes activos sexualmente en las escuelas secundarias reportó haber tenido cuatro o más parejas consecutivas.

La televisión y las películas representan la relación sexual como una actividad inofensiva y agradable que la gente “divertida” practica—a pesar de su estado marital. Como resultado, a veces es difícil convencer a la gente de los efectos negativos de las relaciones sexuales ilícitas. Después de todo, el apuesto James Bond dormía con tantas mujeres como podía en cualquier película 007. Pero él no sufría ninguna consecuencia por su promiscuidad sexual. Sin embargo, la situación en la vida real no es tan inofensiva. Aquí hay algunas estadísticas de los efectos dañinos de las vidas sexuales promiscuas de mucha gente.

  • Más de 10,000,000 de niños en África son huérfanos porque sus padres murieron de SIDA (McMillen y Stern, 2000, p. 115).
  • En los Estados Unidos, hasta el 60% de la población de adultos jóvenes porta el virus genital incurable del herpes (p. 120).
  • En los Estados Unidos, alrededor del 30% de la población de adultos jóvenes porta el virus venéreo de la verruga (p. 122).

De manera interesante, los escritores del Antiguo y el Nuevo Testamento registraron mandamientos—que básicamente venían de Dios—que pararían la propagación de estas enfermedades terribles. Proverbios 7:4-27 y Levítico 19:29 son buenos ejemplos de estas leyes en el Antiguo Testamento. En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo explicó que la inmoralidad sexual es un pecado contra el cuerpo (1 Corintios 6:15-18). A través de las páginas de la Escritura, Dios mandó que se disfrute la relación sexual dentro de los límites de la relación matrimonial monógama que Dios aprueba. Jesús mismo declaró:

¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? (Mateo 19:4-5).

Las reglas bíblicas en cuanto a la relación sexual ayudan a ilustrar que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios. ¿Cómo pudieron saber los escritores bíblicos el lugar adecuado para la relación sexual, teniendo en cuenta que las naciones vecinas practicaban tales actos pervertidos? Lo cierto es que Dios creó a los seres humanos, y Él siempre ha sabido la manera en que ellos deberían comportarse en cada área de sus vidas. Piense en la cantidad de dolor físico y emocional que la gente moderna pudiera evitar—tanto para ellos mismos y para sus familias—si simplemente siguiera la enseñanza bíblica en cuanto a la relación sexual. Seríamos sabios en cumplir estas reglas—y enseñar a otros a hacer lo mismo.

 

REFERENCIAS

McMillen, S.I. y David Stern (2000), Ninguna de Estas Enfermedades [None of These Diseases] (Grand Rapids, MI: Revell), tercera edición.


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