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El Universo y Sus Leyes

En una edición reciente de la revista New Scientist titulada “Cómo el Universo Obtuvo Sus Leyes y Nuestro Rol Sorprendente en Modelarlas” (“How the Universe Got Its Laws and Our Surprising Role in Shaping Them”), Paul Davies de la Universidad del Estado de Arizona hizo algunas observaciones que los creacionistas consideran dignas de mención—debido a su importancia como un evolucionista. Él describió el supuesto Universo de 13.7 billones de años (2007, 194[2610]:30), que se dice que es el resultado de procesos inconscientes, naturalistas y aleatorios, como “singularmente acogedor” (p. 30), “remarcable” (p. 34) y “ordenado en una manera inteligente” (p. 30). Reconoció los muchos ejemplos de “‘coincidencias’ misteriosas convenientes para la vida” y las “propiedades afinadas agudamente” del Universo (p. 30). Luego escribió: “Como la avena del pequeño osito en la historia de Ricitos de Oro, nuestro universo parece ‘muy preciso’ para la vida. Para usar la descripción dramática del astrónomo Fred Hoyle, luce como si ‘una súper-inteligencia hubiera estado jugueteando con la física’” (p. 30).

Pero aunque Davies admitió que parece que un ser “súper-inteligente” estuvo detrás del Universo de leyes, él exigió buscar un fenómeno natural para explicar “por qué el Universo es como es” (p. 31). Para Paul Davies y otros científicos evolucionistas, cualquier explicación fuera de la naturaleza misma es errónea. Las leyes de la física que gobiernan el Universo, y que “son extrañamente independientes del Universo”, deben tener una explicación naturalista. Así qué, ¿cómo obtuvo el Universo sus leyes?

Davies convenientemente sugirió que debemos abandonar el punto de vista ortodoxo que las leyes de la física son inmutables y universales. Se debe considerar las “leyes” de la física como “flexi-leyes”. Si admite esta posibilidad, entonces las “leyes de la física son inherentes en el universo físico, y emergen de él” (p. 33, énfasis añadido). Las leyes “comienzan inestablemente, pero rápidamente se agudizan y se ajustan en la forma que las observamos hoy mientras el universo crece” (p. 33). “[C]on las flexi-leyes”, Davies sugiere, “se abre el camino para una explicación auto-coherente” (p. 34).

Las leyes primitivas indefinidas se enfocan precisamente en la forma que se necesita para dar origen a los organismos vivos que finalmente las observan. La conveniencia para la vida en el cosmos por tanto es el resultado de una clase de un efecto cuántico post-selección que se extiende a las mismas leyes de la física (p. 34).

En otras palabras, las leyes de la física sólo evolucionaron a su estado actual como todo lo demás en el Universo.

Aunque muchos científicos evolucionistas alrededor del mundo continúan empleando un sinnúmero de horas y mucho dinero “intentando colocar el concepto de las flexi-leyes y la post-selección cuántica en un fundamento matemático firme” (p. 34), la verdad sigue siendo que las leyes de la ciencia son llamadas “leyes” por una razón: no existen excepciones conocidas. En realidad, los pensamientos de Davies no son más racionales que las de los biólogos que testifican de la ley de la biogénesis pero luego concluyen que millones de años atrás la vida debe haberse generado espontáneamente.

Aparentemente Davies y otros no pueden tolerar el pensamiento de la ausencia de una explicación naturalista para el origen de nuestro Universo de leyes. Cuando todas las explicaciones naturalistas no pueden clarificar lo que existe, en vez de concluir racionalmente lo que esto implica (i.e., que debe haber una explicación sobrenatural aparte del Universo físico), los hombres como Davies simplemente crean otra nueva teoría complicada que desafía la ley natural y el sentido común.

Las explicaciones naturalistas para el Universo y sus leyes dejan un vacío que solamente un Ser Sobrenatural (i.e., Dios) puede llenar. Ciertamente, las leyes demandan un legislador. “Lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (Hebreos 11:3). “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1, énfasis añadido).

Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa (Romanos 1:20, énfasis añadido).

REFERENCIAS

Davies, Paul (2007), “Laying Down the Laws”, New Scientist, 194[2610]:30-34, junio.


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