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El “Problema” con los Milagros

Al usar información empírica, algunos han decidido lo que es posible y lo que no es posible en el mundo, y los milagros que el Nuevo Testamento registra encajan en su categoría de “imposible”. Ya que ellos nunca han visto que nadie se levante de los muertos o que sea sanado instantáneamente de una enfermedad terminal, y ya que no se pueden realizar experimentos hoy que verifiquen la veracidad de los milagros, entonces ellos suponen que los milagros que Jesús realizó deben tener explicaciones naturales. En un artículo titulado “Por qué No Creo en la Resurrección”, Richard Carrier expresó la idea de este argumento en el siguiente comentario:

Ninguna cantidad de argumentos puede convencerme a confiar en un reporte de segunda mano de hace 2,000 años en contra de lo que yo mismo veo directamente con mis propios ojos, aquí y ahora. Si observo hechos que implican que cesaré de existir cuando muera, entonces la historia de Jesús no puede anular esta observación, ya que es infinitamente más débil como una prueba. Toda la evidencia delante de mis sentidos confirma mi mortalidad…. Un cuento de segunda mano de 2,000 años de una tierra remota, inculta e ignorante no puede socavar estos hechos. No he visto que nadie haya regresado a la vida después que su cerebro haya muerto completamente por falta de oxígeno. No he tenido conversaciones con los espíritus de los muertos. Lo que veo es todo lo contrario a lo que este cuento de hadas afirma. ¿Cómo puede exigir más respeto que mis propios ojos? De ninguna manera (2000).

Aunque a primera vista este argumento puede parecer perfectamente plausible, se enfrenta a dos problemas insuperables. Primero, hubo cosas que sucedieron en el pasado que nadie que vive hoy ha visto o verá, pero se las aceptan como hechos. El origen de la vida en este planeta provee un buen ejemplo. Sin tener en cuenta que una persona crea en la creación o en la evolución, se debe admitir que algunas cosas sucedieron en el pasado que no están sucediendo hoy (o a lo menos, no han sido presenciadas). Para los evolucionistas, propongo la pregunta: “¿Alguna vez han usado personalmente sus cinco sentidos para establecer que algo inanimado puede dar origen a algo animado?”. Desde luego, los evolucionistas deben admitir que ellos nunca han visto esto, a pesar de todos los experimentos en cuanto al origen de la vida que se han realizado durante los 50 años pasados. ¿Significa este reconocimiento que los evolucionistas no aceptan la idea que la vida vino de la materia inanimada, solo porque no han presenciado este evento? Desde luego que no. En cambio, se nos pide que consideremos la “evidencia”, como la columna geológica y el registro fósil, que los evolucionistas creen que guía a tal conclusión. Pero la verdad sigue siendo que nadie que vive hoy ha visto que lo animado viene de lo inanimado.

Siguiendo esta misma línea de razonamiento, los que creen en la creación admiten libremente que la creación de la vida en la Tierra es un evento que nadie que vive hoy ha presenciado. Este fue un evento único que la experimentación no puede duplicar y que los cinco sentidos humanos no pueden detectar en la actualidad. Como en el caso de los evolucionistas, los creacionistas piden que se examine la evidencia como el registro fósil, el diseño inherente del Universo y sus habitantes, la Ley de la Causa y el Efecto, la Ley de la Biogénesis, etc., que guían a la conclusión que un Creador inteligente creó la vida en algún momento en el pasado. Pero, antes que nos apartemos de nuestro tema principal de la resurrección, déjeme recordarle que esta breve discusión en cuanto a la creación y la evolución se incluye solamente para establecer un punto: todos debemos admitir que aceptamos algunos conceptos del pasado distante sin haberlos inspeccionado personalmente con nuestros sentidos.

Segundo, es jactancioso suponer que la gente del primer siglo no entendió las leyes de la naturaleza lo suficiente para diferenciar entre un milagro real y otros sucesos que tienen explicaciones naturales. No debemos caer en la trampa de pensar que los espectadores del primer siglo no sabían que resucitar de los muertos o ser sanados de la lepra era algo sobrenatural. Como C.S. Lewis explicó,

siempre se ha dicho algo acerca de nuestros antepasados que no se debe decir. No debemos decir que “Ellos creían en los milagros porque no conocían las Leyes de la Naturaleza”. Esto es una tontería. Cuando San José descubrió que su prometida estaba embarazada, él “quiso dejarla”. Él sabía lo suficiente acerca de biología…. Cuando los discípulos vieron que Cristo caminaba sobre las aguas, tuvieron temor; no hubieran tenido temor a menos que conocieran las Leyes de la Naturaleza y supieran que esta era una excepción (1970, p. 26).

El apóstol Pablo enfatizó este punto en Romanos 1:4 cuando dijo que Jesucristo “fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos” (énfasis añadido). El punto completo de la resurrección de Cristo fue, y es, la reclamación de Su deidad. Como el hombre ciego que Jesús sanó declaró correctamente, “Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego. Si éste no viniera de Dios, nada podría hacer” (Juan 9:32-33).

 

REFERENCIAS

Lewis, C.S. (1970), Dios en el Banquillo [God in the Dock], ed. Walter Hooper (Grand Rapids, MI: Eerdmans).

Carrier, Richard (2000), [En-línea], URL: http://www.infidels.org/library/modern/richard_carrier/resurrection/1b.html.


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