
El Ojo del Trilobites
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Ilustración por Thomas A. Tarpley |
Uno de los hallazgos más fascinantes en el registro fósil es el del trilobites que se extinguió hace mucho tiempo. Los trilobites vivían en los océanos antiguos de la Tierra, y a menudo estos son considerados como los primeros artrópodos del mundo—criaturas que consistían de caparazones duros y que tenían múltiples segmentos del cuerpo y patas articuladas. Estas criaturas, las cuales poseyeron un exoesqueleto duro, se parecen a los cangrejos de herradura. Los evolucionistas enseñan que los trilobites fueron algunos de los primeros animales que vivieron en la Tierra. Según la teoría evolutiva, los trilobites tienen más de 250,000,000 de años de edad.
La evolución propone que todos los animales vivos han progresado de criaturas más simples y que, a causa de los procesos de la selección natural, los organismos han “mejorado” en el camino. Por tanto, hablando tradicionalmente, la evolución sugiere que ya que los trilobites son “tan antiguos”, estos deben haber sido criaturas completamente simples con características primitivas. Sin embargo, el ojo del trilobites—el cual es increíblemente complejo—refuta tal concepto. El estudio del trilobites y su impresionante “lente óptico”, deja a los científicos boquiabiertos. La escritora de ciencia, Lisa Shawver, una vez observó que los trilobites tenían “los lentes ópticos más sofisticados alguna vez producido por la naturaleza” (1974, 105:72). Los trilobites realmente poseyeron el sistema visual más avanzado en el reino animal.
Pero alguien puede preguntar, ¿cómo es posible saber exactamente cómo lucía el ojo del trilobites, si generalmente el tejido suave (como los encontrados en los lentes y córneas del ojo) no se preserva en el registro fósil? La respuesta tiene que ver con el hecho que los ojos de los trilobites estuvieron compuestos de calcita inorgánica—una composición muy diferente a la de los tejidos orgánicos del ojo humano. Los átomos de calcita están arreglados en tal manera que la luz que entra en un ángulo procede sin ser afectada, mientras que la luz en un ángulo separado es dividido en dos rayos que viajan en diferentes ángulos. La mayoría de trilobites tenía un par de ojos compuestos que estaban constituidos de 100 a 15,000 lentes en cada ojo. Los ojos compuestos en los artrópodos vivientes son muy sensibles al movimiento. Los seres humanos poseen lentes (conocidos como lentes vertebrados) que pueden cambiar su forma para poder enfocar los objetos en distancias variadas. Los ojos del trilobites tenían lentes rígidos que no podían moverse para ajustar el enfoque. Por ende, para compensar sus lentes rígidos, el ojo del trilobites poseía una estructura interna de “doblete óptico”, combinada con lo que es conocido como una “interface refractante” (necesaria para hacer que los dos lentes trabajen juntos) que corregía los problemas de enfoque. Al abordar estas características, el experto en trilobites reconocido mundialmente, Ricardo Levi-Setti, escribió:
De hecho, este doblete óptico es un mecanismo tan típicamente asociado con la invención humana que su descubrimiento en los trilobites llega a ser algo impactante. El descubrimiento de que los trilobites desarrollaron y usaron tales mecanismos hace medio billón de años atrás es aun más impactante. Y un descubrimiento final—el hecho de que la interface refractante entre los dos elementos del lente en el ojo del trilobites fue diseñada de acuerdo con construcciones ópticas realizadas por Descartes y Huygens a mediados del siglo diecisiete—se asemeja a la ciencia ficción pura. El diseño del lente del ojo del trilobites pudiera calificar bien para una revelación patentada (1993, pp. 54,57, énfasis añadido).
Ilustrado por Thomas A. Tarpley
El ojo del trilobites consistía de miles de hexágonos. Esto aseguraba que la luz que entraba de cualquier ángulo se refractara en el ojo de la criatura. Había una pequeña pared entre los hexágonos que evitaba que toda la luz refractada se mezcle. Tales características permitían que los trilobites vieran perfectamente en el agua. Los trilobites no tenían problemas con miopía o previsión. Los objetos que estaban a un pie de distancia, o los objetos a cien millas, pudieron ser enfocados simultáneamente. Tal complejidad indicaría que la evolución es un proceso degenerativo, ya que nada en la Tierra hoy en día se compara al ojo del trilobites. Considere el comentario sobre este mismo punto hecho por Niles Eldredge, famoso paleontólogo evolucionista del Museo Americano de Historia Natural.
Estos lentes—definidos técnicamente como lentes esféricos y aplanáticos—optimizan la luz recogida y la formación de la imagen mejor que cualquier lente alguna vez concebido. Nosotros podemos admirarnos justificablemente de que estos trilobites, muy temprano en la historia de la Tierra, tuvieron el mejor diseño posible de lentes que la física óptica alguna vez haya podido formular (como citado en Ellis, 2001, p. 49, énfasis añadido).
¡Ciertamente debemos “admirarnos justificablemente”! Las teorías darvinianas que intentan explicar el ojo del trilobites son completamente incapaces de dar cuenta por tal complejidad, especialmente teniendo en cuenta el hecho que se considera que el trilobites ha evolucionado tan temprano. Cuando uno considera la complejidad del ojo del trilobites y lo compara con los sistemas ópticos considerablemente menos-complejos de los animales y/o humanos modernos, parece que la evolución “ha caminado en reversa”.
Uno no consigue una ley sin un legislador, una pintura sin un pintor, un poema sin un poeta o un diseño sin un diseñador. Aunque se esfuercen, los evolucionistas simplemente no pueden evitar la evidencia que indica que existe diseño intrincado en estas criaturas sorprendentes. Y, como incluso los evolucionistas admiten, el diseño implica un diseñador. La pregunta que todo evolucionista debe enfrentar entonces es: ¿Quién diseñó los lentes del ojo del trilobites? La “naturaleza” ciertamente no lo hizo, ya que la naturaleza no puede diseñar nada. La naturaleza simplemente es “lo que está allí”. ¿Quién diseñó “lo que está allí”? El escritor del libro de Hebreos respondió a esa pregunta cuando escribió: “Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios” (3:4).
REFERENCIAS
Ellis, Richard (2001) Aquagenesis (New York, New York: Viking).
Levi-Setti, Riccardo (1993), Trilobites (Chicago, IL: University of Chicago Press).
Shawver, Lisa J. (1974), “Trilobite Eyes: An Impressive Feat of Early Evolution,” Science News, 105:72, February 2.
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