El Necio
Tal vez muchos norteamericanos ignoran la extensión a la cual el ateísmo y el agnosticismo han cegado el país. Virtualmente cada departamento en nuestras universidades del estado ha sido infiltrado por las presuposiciones humanísticas y ateísticas. El estudio y la investigación se conducen desde un sistema evolutivo y relativista que se deshace de la noción de Dios en absoluto, o que la diluye lo suficiente para nulificar efectivamente la representación bíblica de la deidad. El salmista anticipó todo este comportamiento siglos atrás cuando escribió: “Dice el necio en su corazón: No hay Dios” (Salmos 14:1; 53:1).
A causa de su incapacidad de discernir cosas espirituales (1 Corintios 2:14), los cosmonautas soviéticos miraron fuera de su nave espacial en la década de 1950 y, mofándose, preguntaron, “¿Dónde está Dios?”, haciendo eco otra vez a las palabras del salmista: “¿Por qué han de decir las gentes: dónde está ahora su Dios? Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho” (Salmos 115:2,3). El orgullo es un peligro mortal que no nos deja ver la verdad. “El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos” (Salmos 10:4).
Pero el Universo “declara” la obra evidente del Creador (Salmos 19:1). ¿No consideraríamos a una persona como “necia” si levantara un reloj y proclamara, “no existe relojero”? Aunque él no hubiera visto al creador y diseñador del reloj, la misma existencia del reloj prueba la existencia del relojero. Se requiere muy poca investigación para ver que un reloj es un instrumento crudo y simple comparado a los cronómetros gloriosos y complejos del Universo. Aquellos que ven “las cosas hechas” y niegan al mismo que las hizo “no tienen excusa” (Romanos 1:20).
El reconocimiento de la existencia del Creador debe guiar a toda persona a buscar Su voluntad. Alguien puede expresar una creencia verbal en la existencia de Dios mientras que puede ser un ateo en práctica. Tal persona declara, “No hay Dios” por medio de sus acciones. Al no ser devoto a Dios, incluso cuando se considere un cristiano, esta persona está negando al Señor (1 Timoteo 5:8; 2 Timoteo 3:5; Tito 1:16). Esta persona puede negar Su gran acto de amor, misericordia y gracia (Tito 2:11,12; Hebreos 2:3). Puede olvidar e ignorar la gran destrucción venidera (2 Pedro 3:10-12).
¿Quién desea ser un necio? ¿Quién quiere vivir realmente una existencia necia? La persona sabia, perspicaz y noble, es aquella que examina la evidencia y saca la conclusión justificada (Hechos 17:11; 1 Tesalonicenses 5:21). Solamente un necio declararía: “No hay Dios”.
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