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El Juego de Azar, el Ejército y la Ética Cristiana

Aaron Walsh tenía un futuro brillante y prometedor. Era un suboficial en el ejército de los EE.UU. y un piloto condecorado de helicópteros Apache. Tenía una esposa encantadora y dos niños pequeños. Sin embargo, cuando se unió al ejército, desarrolló una adicción al juego de azar debido a la presencia de máquinas de monedas en destinos militares extranjeros. (El Departamento de Defensa usa los ingresos de las máquinas para patrocinar programas recreativos militares). En 2005, se ausentó sin permiso y fue encontrado sentado en frente de una máquina de monedas en un destino militar en Seúl, Corea del Sur. Sin poder parar su adicción, el joven Walsh perdió su familia y su carrera en el ejército, y pasó el tiempo sin hogar en las calles de Las Vegas, Nevada. En 2006, regresó a Maine con la esperanza de reunirse con su esposa e hijos, pero su adicción por el juego de azar continuó. Tristemente, el 26 de setiembre de 2006, a la edad de 34 años, Walsh fue al Parque Baxter State y se mató con un arma en la cabeza (Griffin, 2007). “[E]l camino de los transgresores es duro” (Proverbios 13:15).

La civilización americana ha decaído a tal extensión que muchos ciudadanos hoy se sorprenderían al saber que, desde el comienzo de los Estados Unidos hasta algo de 50 años atrás, la mayoría de norteamericanos consideraba el juego de azar como algo inmoral. De hecho, los Padres Fundadores abordaron directamente el tema del juego de azar. El Congreso Continental aprobó una resolución el 12 de octubre de 1788, declarando su condena del juego de azar:

Considerando que la religión verdadera y la moralidad buena son las únicas fundaciones sólidas de la libertad y la felicidad pública: Se concluye, es decir, se recomienda seriamente por la presente a los varios estados, que tomen las medidas más eficaces para el fomento de las mismas, y para la supresión de entretenimientos teatrales, carreras de caballos, juegos de azar y otras diversiones similares como actividades que producen ociosidad, disolución y depravación general de los principios y modales (Journals…, 1823, 3:85, énfasis añadido).

Las leyes de Connecticut incluían una prohibición en cuanto al juego de azar:

El juego de azar es entretenimiento, cuya inclinación está implantada profundamente en la naturaleza humana. La humanidad, en el estado más bruto del barbarismo y en los periodos más refinados del lujo y la disolución, se aferra a esta práctica con un ardor y afición inexplicable. Describir sus consecuencias dañinas, la ruina y desolación de familias particulares y la promoción de ociosidad y disolución, pertenece a un tratado sobre la ética (citado en Swift, 1796, 2:351).

En una carta a Martha Jefferson en 1787, Thomas Jefferson comentó sobre la influencia degradante del juego de azar:

En un mundo que provee tantos empleos que son útiles, tantos que son divertidos, es nuestra falta personal si alguna vez conocemos lo que es la repugnancia o si alguna vez recurrimos a los recursos miserables del juego de azar, lo cual corrompe nuestras disposiciones y produce una conducta de hostilidad contra la humanidad (citado en Forman, 1900, p. 266).

En su propuesta de una revisión de las leyes en su estado natal de Virginia, Jefferson ofreció el siguiente “Proyecto de Ley para Prevenir el Juego de Azar”, el cual limitaba los oficios públicos a los que no se involucraban en el juego de azar:

A cualquier persona que apuesta o juega por dinero u otros bienes, o que participa en las apuestas de aquellos que juegan en alguna taberna, campo de carrera u otro lugar público, se le debe considerar como un apostador infame, y no será elegible para algún oficio o posición de honor en este estado (1950, 2:306).

Irónicamente, como Comandante en Jefe de todas las fuerzas militares de los Estados Unidos, George Washington frecuentemente abordó el efecto nocivo del juego de azar en los soldados del Ejército Continental que comandaba. En las Órdenes Generales emitidas el 26 de febrero de 1776, Washington amonestó:

Se prohíbe positivamente que todos los oficiales, oficiales no-comisionados y soldados jueguen cartas y otros juegos de azar. En este tiempo de aflicción pública, los hombres pueden encontrar suficiente que hacer en el servicio de su Dios y su País, sin vagar en el vicio y la inmoralidad (1931, 4:347, énfasis añadido).

 
Cortesía de la Biblioteca del Congreso: www.loc.gov  

El enfoque de la mayor parte de la nación y de los Fundadores desde el primer día ha sido que el juego de azar en sus varias formas es un vicio que destruye la estructura moral de la sociedad—un enfoque que cosecharon de la Biblia (vea Miller y Butt, 2006). Con anticipación misteriosa, George Washington declaró a sus tropas el 8 de mayo de 1777: “Pocos vicios están acompañados de más consecuencias perniciosas en la vida civil; así que no hay uno más fatal en el ejército que el juego de azar, lo cual a menudo trae vergüenza y ruina a los oficiales, y agravio y castigo a los soldados” (8:28, énfasis añadido). La muerte de Aaron Walsh es un testimonio trágico de la verdad de la declaración de Washington. Si el protocolo moral del ejército desde el comienzo de los Estados Unidos todavía estuviera en efecto, probablemente Aaron Walsh todavía estaría vivo, y su familia todavía tuviera un padre y esposo. Lo que es más trágico, si el Congreso Continental estuvo en lo correcto en su declaración que “la religión verdadera y la moralidad buena son las únicas fundaciones sólidas de la libertad y la felicidad pública”, entonces Norteamérica está dirigiéndose rápidamente hacia la “disolución y depravación general de los principios y modales” y de “la libertad y la felicidad pública”.

REFERENCIAS

Forman, S.E. (1900), The Life and Writings of Thomas Jefferson (Indianapolis, IN: Bowen-Merrill).

Griffin, Drew (2007), “Bill Would Ban Military Slot Machines”, CNN News, [En-línea], URL: http://www.cnn.com/2007/POLITICS/12/15/military.gambling/index.html.

Jefferson, Thomas (1950), The Papers of Thomas Jefferson (Princeton, NJ: Princeton University Press).

Journals of the American Congress: From 1774 to 1788 (1823), (Washington, D.C.: Way and Gideon).

Miller, Dave y Kyle Butt (2006), “Los Cristianos, el Juego de Apuestas y la Lotería”, [En-línea], URL: https://apologeticspress.org/espanol/articulos/3096.

Swift, Zephaniah (1796), A System of Laws of the State of Connecticut (Windham, CT: John Byrne).

Washington, George (1931), The Writings of George Washington from the Original Manuscript Sources, 1745-1799 (Washington, D.C.: United States Government Printing Office).


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