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El Infierno y el Corán

La doctrina clásica del cristianismo en cuanto al infierno recibe un trato especial en el Corán. Este libro provee un número de detalles fantásticos y adornos enigmáticos. En el Día del Juicio, los incrédulos serán “arrastrados boca abajo al Fuego” (Sura 54:48) “que arrancará el cuero cabelludo” (Sura 70:16). Sus rostros se tornarán “hoscos [oscuros—MP]” (Sura 39:60). Se les colocaran argollas en los cuellos y se les encadenarán (Sura 34:33; 40:71; 76:4). Una Sura incluso declara que la esposa de Abu Lahab (uno de los enemigos amargos de Mahoma) tendrá en su “cuello una cuerda de fibras” (Sura 111:5)—aparentemente una fibra a prueba de fuego.

Según el Corán, el infierno es un lugar de fuego que arde con ferocidad y violencia (Sura 73:12; 92:14; 101:11), con llamas que saltan, penetran y queman (Sura 4:10; 17:97; 25:11; 37:10; 48:13; 77:30-31; 85:10; 104:6-7), en el que la gente no puede “morir ni vivir” (Sura 87:12-13). Aparte de las llamas, el infierno también contiene viento abrasador, humo negro (Sura 56:42-43) y agua muy caliente en la que se arrastrará a los incrédulos (Sura 40:71-72; 55:44). De hecho, los incrédulos beberán y serán empapados con agua hirviente:

Hemos preparado para los impíos un fuego cuyas llamas les cercarán. Si piden socorro, se les socorrerá con un líquido como de metal fundido, que les abrasará el rostro. ¡Mala bebida! Y ¡mal lugar de descanso! (Sura 18:29, énfasis añadido).

Estos son dos grupos rivales que disputan sobre su Señor. A los infieles se les cortarán trajes de fuego y se les derramará en la cabeza agua muy caliente, que les consumirá las entrañas y la piel; se emplearán en ellos focinos de hierro. Siempre que, de atribulados, quieran salir de ella se les hará volver. «¡Gustad el castigo del fuego de la gehena!» (Sura 22:19-22, énfasis añadido; cf. 6:70; 10:4; 37:67; 44:48; 56:54,93).

Aparte del líquido, la dieta del incrédulo incluirá algunas comidas sólidas: “Ese día, unos rostros, humillados, preocupados, cansados, arderán en un fuego abrasador. Se les dará de beber de una fuente hirviente. No tendrán más alimento que de dari, que no engorda, ni sacia” (Sura 88:2-7, énfasis añadido). El Corán afirma la existencia de un árbol específico del cual los ocupantes del infierno comerán:

¿Es esto mejor como alojamiento o el árbol de Zaqqum? Hemos hecho de éste tentación para los impíos. Es un árbol que crece en el fondo del fuego de la gehena, de frutos parecidos a cabezas de demonios. De él comerán y llenarán el vientre. Luego, beberán, además, una mezcla de agua muy caliente (Sura 37:62-67).

[S]erán reunidos en el momento fijado de un día determinado!» Luego, vosotros, extraviados, desmentidores, comeréis, sí, de un árbol, del Zaqqum, de cuyos frutos llenaréis el vientre. Y, además, beberéis agua muy caliente, sedientos como camellos que mueren de sed…. Ese será su alojamiento el día del Juicio (Sura 56:50-56).

El árbol de Zaqqum es el alimento del pecador. Es como metal fundido, hierve en las entrañas como agua hirviente (Sura 44:43-46).

El folclor judío no inspirado también propone el mismo árbol (cf. Sukka 32).

El Corán también clama que el infierno posee “guardianes” o “precipitantes” (Sura 40:49; 96:18). Malik es el principal ángel a cargo del infierno, quien dirige los tormentos que se imponen a los incrédulos: “Los pecadores, en cambio, tendrán la gehena como castigo, eternamente…. Llamarán: «¡Malik! ¡Que tu Señor acabe con nosotros!» Él dirá: «¡Os quedaréis ahí!»” (Sura 43:74,77). Desde luego, la Biblia no dice nada de los supuestos guardianes del infierno. De hecho, la Biblia enseña que incluso Satanás todavía no está en el infierno. En cambio, nuestro “adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8; cf. Job 1:7; 2:2). Parece que la Biblia indica que algunos ángeles malos están encerrados en un lugar de espera previo al Día del Juicio: “Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día” (Judas 6). Pero Satanás y sus ángeles serán arrojados al lago de fuego al final del tiempo (Mateo 25:41; Apocalipsis 20:10).

Las alusiones adicionales en el Corán a conceptos no-bíblicos (y extravagantes) en cuanto al infierno (también prestados de la literatura rabínica antigua no-inspirada) incluyen: (1) un velo entre el infierno y el paraíso (Sura 7:46), que es una idea sacada de la leyenda sobre Eclesiastés 7:14 que la Midra registra (cf. Tisdall, 1905, p. 124), también como un lugar entre los dos que permite que el que clama se comunique con ambos lados (Sura 7:44); y (2) el reporte de los ángeles que escuchan a escondidas a Dios (Sura 15:18; 37:8-10; cf. Hagiga 6:1).

Incluso al tener en cuenta la dificultad de representar un reino eterno inmaterial en lenguaje que permita que los humanos obtengan un entendimiento suficiente del horror del infierno, el Corán comete el error de describir al infierno como un lugar para los cuerpos físicos. Ofrece detalles abundantes que descartan la impresión que el infierno es un reino espiritual. No muestra un entendimiento adecuado o conciencia de la eternidad que envuelve a este reino espiritual donde los espíritus humanos se revestirán de nuevos cuerpos espirituales. Por otra parte, la Biblia clarifica esos asuntos, dando solamente la información suficiente para que el lector honesto y objetivo llegue a este mismo punto—i.e., que este será un reino inmaterial e implicará dolor sin final y sufrimiento para el cuerpo espiritual (Mateo 25:31-46; Lucas 12:4-5; Juan 5:28; 1 Corintios 15:35-55). La Biblia es suficientemente genérica para ser creíble. El Corán está plagado de los adornos que se esperaría de un autor humano no-inspirado. Su cantidad de detalles sobre este tema no se puede descartar como simplemente figurativos.

Aparte de la doctrina del monoteísmo, la doctrina del infierno y el castigo recibe más atención que ninguna otra doctrina en el Corán—incluso tal vez más que el monoteísmo. De hecho, para el lector imparcial, el Corán es demasiado pesado—completamente desequilibrado—en su constante énfasis en el fuego, el tormento y el castigo eterno. Teniendo en cuenta que hay 114 suras en el Corán, observe que la palabra “infierno” se encuentra 102 veces en la traducción de Pickthall (95 en la de Ali) en 54 suras. “Fuego” se encuentra 161 veces (203 en Ali) en 65 suras. “Castigar y/o castigo” se encuentra 115 veces (169 en Ali) en 43 suras. “Condenación” se encuentra 215 veces en Pickthall en 62 duras. Esto significa que el Corán hace referencia al infierno, fuego, condenación y castigo en 92 de sus 114 suras—¡el 80 por ciento del Corán! En crudo contraste, el Nuevo Testamento—que tiene aproximadamente la misma longitud que el Corán—usa la palabra “infierno” (geenna) solamente 12 veces (Mateo 5:22,29-30; 10:28; 18:9; 23:15,33; Marcos 9:43,45,47; Lucas 12:5; Santiago 3:6). Aunque la Biblia ciertamente enfatiza la certidumbre e inevitabilidad del castigo eterno, coloca el tema en una perspectiva adecuada y provee una discusión divinamente balanceada. Por otra parte, el Corán se ocupa completamente en presentar amenazas de castigo ad infinitum. Su obsesión desmesurada en el infierno, fuego, tormento y castigo es otra prueba de su origen humano.

REFERENCIAS

Ali, Abdullah Yusuf (1934), The Qur’an (Elmhurst, NY: Tahrike Tarsile Quran), novena edición.

Pickthall, Mohammed M. (sine data), The Meaning of the Glorious Koran (New York: Mentor).

Rodwell, J.M., trad. (reimpresión de 1950), The Koran (London: J.M. Dent and Sons).

Dawood, N.J., trad. (reimpresión de 1976), The Koran (Harmondsworth, Middlesex: Penguin).

Sale, George, trad. (sine data), The Koran (New York: Hurst).

Tisdall, W. St. Clair (1905), The Original Sources of the Quran (London: Society for Promoting Christian Knowledge).


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