El Hombre Ha Estado en la Tierra Desde…
Según la evolución, el hombre es un “recién llegado” al planeta Tierra, muy separado del origen del Universo. Si el Universo nació 14 billones de años atrás, como muchos evolucionistas, teístas evolucionistas y creacionistas progresivos creen, el hombre no llegó sino hasta aproximadamente 13,996 billones de años después. Si se representa este tiempo por un día de 24 horas, y si el supuesto Big Bang ocurrió a las 12:00 a.m., entonces el hombre no llegó a la escena sino hasta las 11:59:58 p.m. El tiempo que se le designa al hombre en un día de 24 horas representa unos escasos dos segundos.
Si la Biblia hubiera enseñado, explícitamente o implícitamente, que el hombre está completamente separado del origen del Universo, el cristiano fiel que cree en la Biblia aceptaría sin reservas el horario mencionado anteriormente. Así como se espera que el cristiano crea que Dios partió el Mar Rojo (Éxodo 14), hizo que un hacha flotara en el agua (2 Reyes 6:5) y levantó a Jesús de los muertos (Mateo 28:1-8), él necesitaría aceptar que los humanos aparecieron en la Tierra billones de años después del principio de la creación—si eso fuera lo que la Biblia enseñara. El problema para los evolucionistas teístas y creacionistas progresivos es que la Palabra de Dios nunca insinúa tal horario. De hecho, hace lo contrario.
La Biblia hace una distinción clara entre las cosas que sucedieron antes de “la fundación del mundo” y los eventos que sucedieron después de “la fundación del mundo”. Jesús oró al Padre la noche de Su arresto y traición, diciendo, “[M]e has amado desde antes de la fundación del mundo” (Juan 17:24, énfasis añadido). Pedro reveló en su primera epístola que Jesús fue “destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros” (1:20, énfasis añadido). Pablo informó a los cristianos en Éfeso que Dios “nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él” (Efesios 1:4, énfasis añadido). Antes que “creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1), Cristo existía.
Si los evolucionistas teístas y creacionistas progresivos están en lo correcto, entonces el hombre llegó a la escena, no antes de la fundación del mundo (obviamente), ni tampoco poco después de la fundación del mundo, sino eones de tiempo después—13,996 billones de años después para ser “precisos”. Sin embargo, esta teoría contradice flagrantemente a la Escritura.
Jesús enseñó que “la sangre de todos los profetas… se ha derramado desde la fundación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el templo” (Lucas 11:50-51, énfasis añadido; cf. Lucas 1:70). No solamente los enemigos de Jesús del primer siglo mataron a los profetas, sino sus antepasados también los habían matado, incluso desde el tiempo de Abel. Observe que Jesús conectó el tiempo de uno de los hijos de Adán y Eva (la primera pareja en la Tierra, creada en el día sexto de la creación—Génesis 1:26-31) con la “fundación del mundo”. Este tiempo se contrasta con el tiempo del profeta Zacarías. Zacarías estuvo separado del tiempo de Abel por miles de años. Su sangre no se derramó cerca de la fundación del mundo; la sangre de Abel sí lo fue. Ciertos mártires antiguos, incluyendo a Abel, vivieron lo suficientemente cerca de la Creación como para que Jesús dijera que su sangre se había derramado “desde la fundación del mundo”. Si el hombre llegó a la escena billones de años después que la Tierra se formó, y cientos de millones de años después que los organismos vivos como los peces, anfibios y reptiles llegaron a existir (como el horario evolutivo afirma), el enunciado de Jesús no tuviera sentido. Ciertamente, el hombre no fue creado eones de tiempo después de la fundación del mundo. En cambio, ha estado aquí desde su fundación.
En otra ocasión cuando los enemigos de Jesús se acercaron a Él, le preguntaron acerca de la legalidad del divorcio. Jesús respondió al decir, “[P]ero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios” (Marcos 10:6, énfasis añadido). Según Génesis 1 y 2, Dios creó a Adán y Eva en el sexto día de la creación (1:26-31; 2:7,21-25). Jesús hizo referencia a esta ocasión e indicó que Dios los creó desde el “principio de la creación”. Así como se podía asociar el tiempo de Abel con la “fundación del mundo”, se podía considerar la formación de Adán y Eva en el sexto día de la Creación desde “el principio de la creación”.
En la epístola a los cristianos en Roma, el apóstol Pablo también aludió al tiempo en que el hombre ha estado en la Tierra. Él escribió: “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo” (Romanos 1:20, énfasis añadido). ¿Quién en la Tierra puede entender el poder eterno y la naturaleza divina de Dios? El hombre. [NOTA: Aunque algunos pueden sugerir que los ángeles pueden entender los atributos invisible de Dios, el contexto de Romanos 1:18-32 claramente hace referencia a los seres humanos, no a los ángeles]. ¿Desde cuando ha estado informado el hombre en cuanto a Dios y Sus atributos invisibles? “Desde la creación del mundo”. Entonces, ¿cómo pudo el hombre haber estado “percibiendo” o “entendiendo” a Dios “desde la creación del mundo” (énfasis añadido), si él está separado de la creación de “los cielos y la tierra, el mar” y tantos animales (como los trilobites, dinosaurios y “mamíferos antiguos”) por millones de años (como la teoría evolutiva sostiene)? Tal escenario contradice completamente a las Escrituras.
Los teorizantes de la Brecha y del Día-Edad que proponen que billones de años precedieron a la creación de Adán y Eva necesitan analizar seriamente muchos pasajes bíblicos que enseñan lo contrario. La Biblia no calla en cuanto a nuestros orígenes. El Dios Todopoderoso creó el Universo (y todo lo que hay en él) simplemente al mandar que existieran. Él dijo, “Sea la luz; y fue la luz” (Génesis 1:3).
Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca…. Tema a Jehová toda la tierra; teman delante de él todos los habitantes del mundo. Porque él dijo, y fue hecho; Él mandó, y existió (Salmos 33:6,8-9, énfasis añadido).
El mismo Dios que transformó agua en vino en solamente un momento (sin depender en los procesos naturales cargados de tiempo como la fotosíntesis; Juan 2:1-11), “el Dios que hace maravillas” (Salmos 77:14), mandó que existiera el Universo en seis días.
Si Dios hubiera elegido hacerlo, Él pudiera haber usado seis billones de años, seis millones de años o seis mil años para crear el mundo. Si Él hubiera dado alguna indicación en Su Palabra que usó cantidades largas de tiempo—millones o billones de años—para que los procesos naturalistas controlen la Creación, nosotros pudiéramos entender por qué los cristianos creerían tal cosa. No obstante, Dios ha hecho lo contrario. Primero, Él reveló que los cielos y la Tierra son los efectos de causas sobrenaturales (lo cual por ende contradice a la Teoría General de la Evolución). Segundo, nos reveló la secuencia de eventos que sucedieron, lo cual contradice adicionalmente a la teoría evolutiva (e.g., se creó el Sol y las estrellas después de la Tierra, no antes—Génesis 1:14-19; se creó las aves antes de los dinosaurios, no después—Génesis 1:20-23). Además, nos dijo exactamente cuánto tiempo empleó en la creación. Génesis uno revela que desde la creación de los cielos y la Tierra hasta la creación del hombre, Él empleó seis días. En dos ocasiones en el segundo libro de la Biblia, Él nos recuerda que la Creación se realizó, no en seis eones de tiempo, sino durante un periodo de seis días: “Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día” (Éxodo 20:11; cf. 31:17). Él luego enfatizó a los lectores de la Biblia que el hombre no es 14 billones de años más joven que el origen del Universo, al hacer referencia a que el hombre estuvo en la Tierra (1) desde el “principio de la creación” (Marcos 10:6), (2) “desde la creación del mundo” (Romanos 1:20) y (3) “desde la fundación del mundo” (Lucas 11:50).
Si Dios sí creó todo en seis días literales y quería que creyéramos eso, ¿qué cosa más hubiera necesitado decir que lo que dijo? ¿Necesitaba ser más claro? Y, si no importa lo que creamos en cuanto al tema, ¿por qué nos reveló la secuencia de eventos?
Ciertamente, así como Dios ha hablado claramente sobre varios temas que muchos “creyentes” han distorsionado (e.g., el Diluvio de Noé, el regreso de Cristo, etc.), la Biblia claramente enseña que Dios, por la palabra de Su boca, mandó que el Universo y todo lo que hay en él existiera en seis días.
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