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El Enfoque del Día-Día: la Respuesta a una Crítica

¿Qué es el enfoque del “Día-Día”? Este es el enfoque que considera que los “días” de la semana de la creación en Génesis 1 son exactamente lo que el texto implica—días literales de aproximadamente veinticuatro horas cada uno. Por tanto, es la antitesis de la Teoría del Día-Edad, que ha disfrutado de popularidad continua entre algunos eruditos.

Generalmente, la Teoría del Día-Edad no es defendida por una apelación al texto bíblico. En cambio, sus defensores usualmente claman, mas a menudo, que existe “evidencia científica” para una Tierra más antigua de lo que una lectura literal de la Escritura indicaría. Por tanto, se hace la suposición que los “días” de Génesis 1 no pueden ser interpretados literalmente. Sin embargo, recientemente se han hecho intentos de argumentar a favor del concepto del Día-Edad por una apelación a la misma narración del Génesis. El argumento se presenta como sigue: (1) Existe evidencia textual en Génesis 2 de que el sexto día de la semana de la creación no pudo haber sido un día literal; (2) Pero obviamente éste fue el mismo tipo de “día” que los cinco previos; (3) Por ende, ninguno de los “días” de la semana de la creación debe ser visto como literal.

Aunque, ¿cuál es la “evidencia” que indicaría que el día sexto de la creación no fue un día literal? La respuesta es doble: (1) Primero, se dice que después que Dios creó a Adán en el sexto día, Él le comisionó el nombrar a todos los animales antes que Eva fuera formada en el mismo “día”, y esto hubiera incluido un periodo mucho más largo que un simple día de veinticuatro horas. (2) Segundo, se alega que cuando Adán vio primero a Eva, dijo, “Esto es ahora hueso de mis huesos…”, y que su enunciado refleja que él había estado algún tiempo sin una compañera—ciertamente más tiempo que unas pocas horas. Vamos a considerar cada uno de estos asuntos.

El compromiso precedente del claro registro bíblico es presentado en el libro de Gleason L. Archer, Encyclopedia of Bible DifficultiesEnciclopedia de Dificultades Bíblicas (1982, pp. 58-65). Significantemente, el profesor Archer reveló que él había sido influenciado por las aseveraciones de la geocronología evolutiva. Su tratado de este asunto es en respuesta a la pregunta: “¿Cómo puede Génesis 1 ser reconciliado con los inmensos periodos de tiempo indicados por el estrato fósil?”. Él clamó que existe un conflicto entre Génesis y las creencias de los geólogos evolucionistas solamente si alguien entiende “Génesis 1 en un manera completamente literal”, lo cual, él aseveró, es innecesario. Archer ha sugerido que Dios entonces “…dio a Adán una asignación mayor en la historia natural. Él debía clasificar cada especie de animal y ave encontrada en el terreno” (1982, p. 59). El Dr. Archer dijo que

…el examinar cada espécimen y decidir un nombre apropiado para estos debe haberle tomado a Adán mucho tiempo de estudio, especialmente en vista del factor que él no tenía ninguna tradición humana antes de él, en cuanto a nomenclatura. Esto debe haber requerido algunos años, o, a lo menos, un considerable número de meses para que él completara este inventario detallado de todas las aves, bestias, e insectos que poblaron el Jardín del Edén (1982, p. 60).

A uno le costaría mucho encontrar un mejor ejemplo que éste de “la teoría convirtiéndose en el padre de la exégesis”. Archer simplemente ha “inferido” de la narración divina las suposiciones de sus puntos de vista erróneos. Vamos a mirar cuidadosamente los hechos bíblicos.

Primero, aparentemente solo aquellos animales que Dios “trajo” a Adán estuvieron implicados, y esto parece ser limitado, como incluso Archer ha concedido, al Edén. Segundo, ciertas criaturas estuvieron excluidas. Por ejemplo, no existe mención de peces o cosas que se arrastran. Tercero, el texto no sugiere cuán generales eran las categorías que Adán tenía que nombrar. Es pura aseveración el clamar que él debía nombrar a todas las “especies”. Dios creó organismos vivos según “géneros”, lo cual en la Biblia parece ser un término bastante elástico. Esto traduce la palabra hebrea, min, la cual algunas veces parece indicar especies, algunas veces género, y algunas veces familia u orden. [Pero, como Walter C. Kaiser, Presidente del Departamento de Idiomas del Antiguo Testamento y Semíticos de la Escuela Divinidad Trinidad, ha observado: “Esto no sostiene el punto de vista evolucionista clásico que requiere desarrollos a través de reino, fila y clases” (como citado en Harris, et.al., 1980, 1:504)]. Cuarto, ¿por qué debería de asumirse que Adán tenía que “dedicarle mucho tiempo de estudio” a este caso? Él nunca tuvo que “estudiar” para caminar o hablar; claramente Adán había sido milagrosamente dotado con un conocimiento maduro que le permitía abrirse paso en ese ambiente antiguo. Él no necesitaba “tradición humana” antes de él, él fue “de Dios” (Lucas 3:38).

Keil y Delitzsch, en su comentario sobre Génesis, observaron que Adán y Eva fueron creados en el mismo día, “…y no existe dificultad en esto, porque no hubiera requerido mucho tiempo el traer a los anímales a Adán para ver cómo los nombraría, ya que los animales del paraíso son todos de los cuales debemos pensar” (1978, 1:87). H.C. Leupold remarcó:

El hecho de que exista limitación del número de criaturas traídas ante el hombre es hecho aparente por dos cosas. En primer lugar, las bestias son descritas como las bestias del campo (hassadheh), no las bestias de la tierra, como en 1:24. Aunque existe dificultad en determinar los límites exactos del término “campo” en este caso, existe grande probabilidad (cf.: también v. 5) que esto pueda referirse solamente al huerto. En segundo lugar, los peces del mar son dejados fuera, también en el v. 20, como siendo menos cercanos al hombre. A esto nosotros estamos inclinados a añadir una tercera consideración, el hecho, a saber, que el huerto pudiera no haber sido un huerto en absoluto si todas las criaturas pudieran haberlo invadido sin dificultad. Entonces, muy probablemente, solamente un número limitado de criaturas son nombradas, la otra dificultad desaparece, es decir, que el hombre nunca pudiera haber nombrado a todas las criaturas en el curso de un día (1975, pp. 130-131).

Henry Morris ha comentado:

Nosotros no tenemos manera de saber exactamente cuántos “géneros” de animales aparecieron ante Adán, pero fue claramente no un número tan grande como para ser incapaz de examen entre unas pocas horas a lo mucho. No es irrazonable sugerir que Adán pudiera señalar y nombrar alrededor de 10 géneros cada minuto, así que en, por decir cinco horas, alrededor de tres mil clases pudieran ser identificadas. Claramente, este número parece más que adecuado para reunir las necesidades del caso (1976, p. 97).

Por tanto, el argumento de Archer acerca de los animales es “mucho ruido y pocas nueces”.

Además, Archer ha sugerido que el nombramiento de los animales dejó a Adán con una “experiencia larga e insatisfactoria como un soltero solitario” y así él estuvo “emocionalmente preparado” para cuando Eva fue formada (1982, p. 60). Otro escritor declaró: “Parece que él [Adán—WJ] había estado buscando diligentemente por un tiempo largo una pareja apropiada, y cuando él la encontró, irrumpió, Esto por fin [‘esta vez’, literalmente] es hueso de mis huesos, etc.” (Willis, 1979, p. 113).

Otra vez, uno puede solamente expresar asombro de cómo algunos eruditos tan hábilmente “leen entre las líneas”. No existe nada en el enunciado, “Esto es ahora hueso de mis huesos…” que demande una soltería larga, solitaria y buscadora de Adán. La palabra hebrea traducida “ahora” es pa’am. El término no requiere un periodo de tiempo prolongado, como fue aseverado por Willis. Esto puede denotar simplemente un contraste con lo que está previamente registrado, como obviamente lo hace en el contexto. El profesor M.W. Jacobus observó que el término denota “esta vez—en este caso, refiriéndose a las otras parejas”, y así esto solamente expresaba la satisfacción de Adán con su pareja en contraste a los animales que él había estado nombrando (1864, p. 110). O, como Jamieson comentó:

…esta vez, es enfático (cf.: 30:30; 46:30). Esto significa “ahora en efecto”, “ahora finalmente”, como si su memoria hubiera rápidamente recordado las desilusiones sucesivas que había experimentado en no encontrar, entre todas las criaturas vivientes presentadas a él, alguna capaz de ser una compañía adecuada para él (1945, 1:46).

Por tanto, no existe nada en Génesis 2 que esté en conflicto con el enunciado claro, histórico y literal de Génesis 1:27 et.seq.: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó… Y fue la tarde y la mañana el día sexto”. Como hemos señalado repetidamente, las Escrituras indican que la semana de la creación de seis días fue compuesta de la misma clase de “días” que los hebreos empleaban en la observancia del día de reposo (cf. Éxodo 20:8-11). Aunque este punto ha sido ridiculizado, éste nunca ha sido contestado.

Existe otro punto, del Nuevo Testamento, que merece consideración. En 1 Timoteo 2:13, Pablo declaró: “Porque Adán fue formado primero, después Eva”. La palabra “después” (griego, eita) es de interés especial aquí. Este término es un adverbio de tiempo que significa “entonces; próximo; después que” (Thayer, 1958, p. 188). Este es encontrado trece veces en el Nuevo Testamento en el mismo sentido. [Una vez que es empleado en argumentación para añadir una nueva razón es traducido “además” (Hebreos 12:9—LBLA)]. Por tanto, la palabra es usada generalmente para sugerir una secuencia lógica entre dos sucesos: no existe nunca una indicación de que un lapso largo de tiempo separe a los dos. Note lo siguiente:

  1. Jesús “luego (eita) puso agua en un lebrillo…” (Juan 13:5).
  2. Desde la cruz, a María, Jesús dijo, “Mujer, he ahí tu hijo. Después (eita) dijo al discípulo…” (Juan 19:26,27). Compárese también Juan 20:27: “Luego (eita) dijo a Tomás…” vea también Marcos 8:25.
  3. En Lucas 8:12, algunas semillas cayeron junto al camino, “luego (eita) viene el diablo y quita de su corazón la palabra”. Note el paralelo de Marcos: “En seguida viene Satanás, y quita la palabra…” (4:15). Estos ejemplos no revelan lapsos de tiempo.
  4. Santiago declaró que un hombre “es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces (eita) la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado…” (1:14,15). ¿Cuánto tiempo toma eso?
  5. Cristo apareció a Cefas, “y después (eita) a los doce” (1 Corintios 15:5), y esto fue en el mismo día (Lucas 24:34-36). Vea también 1 Corintios 15:7.
  6. Hablando de la venida de Cristo, Pablo declaró: “Luego (eita) el fin” (1 Corintios 15:23,24). ¿Habrá un periodo largo de tiempo entre la venida de Cristo y el final? Absolutamente no (vea Jackson, s.d.).
  7. Para los otros dos usos de eita, vea Marcos 4:28 y 1 Timoteo 3:10.

Y así, “Adán fue formado primero, después (eita) Eva” (1 Timoteo 2:13). El uso de Pablo de este adverbio, como es comparado con los usos similares del Nuevo Testamento, es perfectamente consistente con la afirmación de Moisés de que Adán y Eva fueron hechos en el mismo día literal de la historia. Los argumentos engañosos que acomodarían el Génesis a la perspectiva anti-escritural (y no-científica) del evolucionismo moderno son hallados completamente falsos.

REFERENCIAS

Archer, Gleason L. (1982), Encyclopedia of Bible Difficulties (Grand Rapids, MI: Zondervan).

Harris, R.L. G.L. Archer, and B.K. Waltke (1980), Theological Wordbook of the Old Testament (Chicago, IL: Moody).

Jackson, Wayne (sine data), Premillennialism—A System of Infidelity (Stockton, CA: Courier Publications).

Jacobus, M.W. (1864), Notes on Genesis.

Jamieson, Robert (1945), JFB Bible Commentary (Grand Rapids, MI: Eerdmans).

Keil, C.F. and F. Delitzsch (1978 reprint), Commentary on the Old Testament (Grand Rapids, MI: Eerdmans).

Leupold, H.C. (1975 reprint), Exposition of Genesis (Grand Rapids, MI: Baker).

Morris, Henry M. (1976), The Genesis Record (Grand Rapids, MI: Baker).

Thayer, J.H. (1958 reprint), Greek-English Lexicon of the New Testament (Edinburgh, Scotland: T. & T. Clark).

Willis, John T. (1979), Genesis (Austin, TX: Sweet).


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