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El Cristianismo es Racional

¿Qué quiere decir la gente con el enunciado, “Eso es asunto de interpretación”? Muchos quieren decir: “Usted tiene su punto de vista del significado del pasaje, y yo tengo el mío. ¿Quién puede decir que el suyo es correcto y el mío equivocado? No deberíamos condenar los puntos de vista de los demás. Deberíamos permitir que los demás sostengan diferentes puntos de vista”.

Vivimos en una sociedad “pluralista”. “Pluralismo” simplemente es la filosofía que sostiene que deben coexistir los diferentes puntos de vista, incluso cuando sean conflictivos. Esta actitud es muy frecuente en el mundo moderno. Los programas de televisión constantemente enfatizan que no existen absolutos. La verdad es subjetiva y relativa para muchas personas. Ellos insisten que hay pocos absolutos, si es que existe alguno—muchos matices, pero pocos tonos blancos y negros definidos.

El tema llega a ser más confuso por el hecho que en cualquier asunto religioso o moral, existen autoridades entendidas y sinceras en ambas partes. La postura general del modo de pensar norteamericano es que ya que la verdad es tan elusiva, nadie debería juzgar a los demás; nadie debería ser tan arrogante o dogmático para insistir que un cierto punto de vista es el único enfoque correcto.

Sin incluso examinar la Palabra de Dios, debemos ser capaces de ver que esta actitud y posición es auto-contradictoria e inaceptable. ¿Por qué? Porque los que la adoptan insisten que ellos están en lo correcto. Ellos insisten dogmáticamente que nadie debería ser dogmático. Sostienen como verdad absoluta y cierta que no existe verdades absolutas. Por ende, ¡ellos tienen que negar su punto de vista para sostener su punto de vista!

Solamente en la religión la gente toma la posición necia que la verdad es elusiva e inalcanzable. Solamente en la tarea de interpretar la Biblia la gente toma la posición que la verdad es relativa, fluctuante y algo de lo cual nunca podemos estar seguros. Los seres humanos a menudo “razonamos” en religión de una manera diferente a la que razonamos en otras facetas de nuestras vidas—como cuando manejamos nuestros autos o recogemos nuestra correspondencia.

Por ejemplo, cuando vamos al doctor porque nos sentimos mal, le comunicamos nuestros síntomas y esperamos que nos entienda. Esperamos que reúna toda la evidencia relevante (la información verbal que damos, como también las señales que nuestro cuerpo manifiesta) y que luego interprete adecuadamente esa evidencia para sacar las conclusiones correctas con respecto a nuestra dolencia y el tratamiento adecuado. Él luego escribe una receta que llevamos al farmacéutico y, otra vez, esperamos que el farmacéutico interprete adecuadamente las instrucciones del doctor. Tomamos la receta a casa, y leemos la etiqueta, esperando entender las direcciones completamente. El hecho que los doctores y farmacéuticos puedan cometer errores al sacar conclusiones indebidas en cuanto a nuestra condición no niega el hecho que si ellos reúnen la evidencia suficiente y razonan adecuadamente según la evidencia, pueden saber la verdad de nuestra situación.

Cada día de nuestra vida, interpretamos miles de mensajes de una manera precisa. Leemos el periódico, esperando entender completamente lo que leemos. Leemos novelas con la misma esperanza. Vemos las noticias en la televisión. Vamos al correo a recoger nuestra correspondencia, esperando interpretar adecuadamente los mensajes que se transmiten. El hecho que algunas veces entendamos mal algún mensaje no niega el hecho que se puede examinar información adicional para sacar las conclusiones exactas y llegar a las interpretaciones correctas.

Nosotros realizamos este proceso constantemente—hora tras hora, día tras día y año tras año. Reconocemos que tenemos la habilidad de operar sensatamente y comunicarnos inteligentemente con otros. Sin embargo, a la misma vez implicamos que el Dios del cielo, Quien creó nuestras mentes y nuestra capacidad mental, Quien es infinitamente más sabio y más capaz que los humanos, ¡no puede dar a conocer Su voluntad en una manera clara y entendible! Cuando vamos a la Biblia, ¡repentinamente hacemos un cambio radical e insistimos que no podemos estar seguros de la voluntad de Dios, no podemos ser dogmáticos en la doctrina sino debemos aceptar las opiniones diferentes en cuanto a lo correcto e incorrecto!

Mucha gente que afirma adherirse al cristianismo, ridiculiza y denuncia el debate, la argumentación y el énfasis en la racionalidad y lo razonable. El efecto práctico de esta propaganda es el aumento de la subjetividad, las emociones y el gusto personal como estándares autoritativos en la práctica religiosa. Por ende, se suplanta la Biblia como la fuente religiosa comprensible e incambiable, y se empeora la brecha satánica entre la cultura humana y el Dios del cielo.

El término “lógica” hace referencia nada menos que al razonamiento correcto. Una persona es lógica cuando razona correctamente. Ser “ilógica” equivale a razonar incorrectamente. ¿Refleja la Biblia una afinidad con las leyes del pensamiento y la lógica? ¿Argumentaron sus casos, probaron sus posiciones y se dedicaron al discurso racional y razonable los oradores inspirados y Jesús mismo? Por favor considere las siguientes referencias de la Escritura.

Jesús demostró Su apego increíble por lo racional en Su uso agudo, potente y penetrante de la lógica y la argumentación firme. Su primera actividad argumentativa consistió de un diálogo lógico entre Él (a la edad de doce años) y los teólogos judíos. Todos estuvieron impresionados de Su entendimiento y respuestas (Lucas 2:46-47). En la ocasión de Su bautismo, Jesús razonó con Juan para convencerle a bautizarle (Mateo 3:13-15). ¡Él usó una razón lógica para justificar la acción!

Inmediatamente después de ese incidente, Jesús enfrentó a Satanás en el desierto. Satanás planteó tres argumentos, instando a Cristo a actuar según el razonamiento erróneo que Satanás presentó. Note cuidadosamente la secuencia de la disputa entre los dos, poniendo atención especial en la manera que Cristo usó superiormente la lógica para vencer a Su oponente.

Mateo 4:1-11

Argumento #1:

Satanás: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”.

Jesús: “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (cf. Deuteronomio 8:3). Cristo presentó autoridad escritural como evidencia para contradecir la conclusión de Satanás. En otras palabras, satisfacer la necesidad legítima del hambre nunca debe tener prioridad sobre la necesidad de obedecer a Dios y atender primero las necesidades espirituales.

Argumento #2:

Satanás: “Si eres Hijo de Dios, échate abajo”. Esta vez Satanás presentó una escritura (Salmos 91:11-12) como evidencia para justificar su propuesta.

Jesús: “Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios” (cf. Deuteronomio 6:16). Jesús presentó una escritura adicional que demostraba la mala aplicación de Satanás del Salmo 91. En otras palabras, aunque el Salmo 91 intentaba expresar el cuidado y la preocupación que Dios manifiesta por la persona fiel, no tenía la intención de aplicarse a la exposición deliberada al peligro para forzar a Dios a proveer el rescate de una persona. Sí, Dios cuidará de mí. Pero si yo camino intencionalmente en frente de un auto en movimiento para ver si Dios prevendrá milagrosamente un accidente, ¡seré atropellado! En el contexto de Deuteronomio 6:16, Dios estaba haciendo referencia a la clase de prueba y/o tentación que los israelitas hicieron cuando murmuraron, se quejaron y retaron a Moisés para sacar agua—como si Dios no pudiera o no estuviera dispuesto a hacerlo. Si Jesús hubiera obedecido al reto de Satanás hubiera estado en la misma condición que los israelitas débiles e incrédulos que “tentaron a Jehová” (cf. Éxodo 17:2). La única respuesta lógica para este desafío era la que Jesús realmente articulo: “¡No se debe tentar a Dios! ¡La tentación a Dios indica la falta de fe!”.

Argumento #3:

Satanás: “Todo esto te daré, si postrado me adorares”.

Jesús: “Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás”. Por tercera vez, Jesús reunió prueba escritural para mostrar la falsedad de la posición de Satanás, mientras que afirmó la Verdad. En otras palabras, basado en Deuteronomio 6:13, sería un pecado adorar a Satanás o a cualquier otro excepto a Dios. Solamente Él es digno de adoración.

Esta demostración maravillosa del dominio de Cristo del debate y la disputa lógica no es un caso único. Jesús usó la lógica y la razón durante toda Su estadía terrenal. Él respondió consistentemente a Sus contemporáneos con lógica penetrante y devastadora. Él fue atacado constantemente con preguntas y pruebas verbales ante las cuales ofreció consistentemente respuestas racionales y razonadas (Lucas 11:53-54). Considere los siguientes ejemplos:

  1. La discusión con los fariseos en cuanto a comer espigas (Mateo 12:1-8).
  2. El diálogo con los principales sacerdotes y los ancianos sobre la autoridad (Mateo 21:23-27).
  3. La interacción con los fariseos en cuanto a los impuestos (Mateo 22:15-22).
  4. La respuesta a los saduceos concerniente al matrimonio y la resurrección (Mateo 22:23-33).
  5. El argumento que presentó a los fariseos sobre la identidad del Mesías (Mateo 22:41-46).
  6. Las demostraciones de la sanidad en el día de reposo (Marcos 3:1-6; Lucas 13:14-16; 14:1-6).
  7. La respuesta a los doctores concerniente a la fuente de Su poder milagroso (Lucas 11:14-26).
  8. La respuesta concerniente al ayuno (Lucas 5:33-39).
  9. La forma en que manejó el punto de vista contrario de Simón en cuanto a la mujer pecadora (Lucas 7:36-50).
  10. La respuesta a los fariseos concerniente a Su entrada triunfal (Lucas 19:39-40).
  11. Los comentarios sobre la ocasión de Su arresto (Lucas 22:47-53).

Jesús fue tan sensato y racional en Su discurso que cuando los judíos duros de corazón declararon que Él estaba loco o tenía un demonio, otros contestaron: “Estas palabras no son de endemoniado” (Juan 10:21). En efecto, Jesús proveyó consistentemente evidencia, incluso evidencia empírica, para sostener Sus reclamaciones (Juan 10:24-26,36-38). ¿Cómo puede alguien cuestionar el hecho que Jesús usó consistentemente la lógica y el razonamiento correcto? ¡Él fue, y es, el Maestro Lógico que creó la mente humana que funciona racionalmente! Sus discípulos inspirados siguieron Su ejemplo.

El apóstol Pablo fue un maestro de la argumentación lógica en forma oral y escrita. Poco después de su conversión, comenzó una carrera permanente de debate y discurso racional. Examine cuidadosamente los términos que el Espíritu Santo seleccionó para describir las actividades verbales de Pablo:

“Confundía y demostraba” (Hechos 9:22).

“Discutía” (Hechos 17:2).

“Declaraba y exponía” (Hechos 17:3).

“Discutía” (Hechos 17:17).

“Discutía y persuadía” (Hechos 18:4).

“Discutía y persuadía” (Hechos 19:8).

“Declaraba, testificaba y persuadía” (Hechos 28:23).

¡Todos estos términos expresan actividad racional y lógica! La defensa magnífica de Pablo en cuanto a la resurrección fue expresada por medio de inspiración en una forma racional lógica. Expresándola en una forma lógica como una serie de preposiciones hipotéticas (“Sí…entonces”), Pablo cuidadosamente trae al lector a la conclusión irresistible que “Cristo ha resucitado de los muertos” (1 Corintios 15:12-20).

¡Cuán común fue esta actividad para los escritores inspirados! Cuando Pablo encargó a Tito del nombramiento de ancianos calificados en la isla de Creta, señaló que los ancianos deben ser capaces de “exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen” (Tito 1:9). ¡Los ancianos deben estar listos a debatir y refutar a los falsos maestros! No es sorpresa que cuando Festo acusó a Pablo de estar loco, Pablo tranquilamente respondió: “No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura” (Hechos 26:25). ¡Pablo respondió a la acusación al argumentar que sus palabras eran sensatas, lógicas y razonables! Compare la misma palabra en su forma verbal (sofroneo), usada para hacer referencia al endemoniado después de la expulsión de los demonios, y que se traduce como “en su juicio cabal” (Marcos 5:15).

Lucas se dedicó a la misma clase de empresa racional. Él escribió su evangelio y el libro de Hechos para que Teófilo y los futuros lectores puedan “conocer bien la verdad” (Lucas 1:4) e identificar “pruebas” (Hechos 1:3) con el propósito de convencer. ¡Estos términos expresan actividad racional! De igual manera, Apolos empleó el discurso lógico y razonable. Estudie los términos que se usan para describir su actividad verbal: “con gran vehemencia refutaba” y “demostrando por las Escrituras” (Hechos 18:28). Pedro siguió el mismo enfoque lógico en su trabajo religioso. En la ocasión trascendental del establecimiento de la iglesia de Cristo en Hechos 2, Pedro presentó cuatro líneas de argumentación basadas meticulosamente en la evidencia escritural para llegar a la conclusión: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo” (Hechos 2:36).

Se insta al lector a tomar una pausa y leer los siguientes pasajes: Proverbios 14:15; Isaías 1:18; Hechos 17:11; Filipenses 1:17; 1 Tesalonicenses 5:21; 2 Timoteo 2:15,25; 1 Pedro 3:15; 1 Juan 4:1; Judas 3. ¡Estos pasajes demandan actividad racional, lógica y cognitiva! De hecho, ¡estos pasajes no tienen sentido si Dios considera el razonamiento como algo sin importancia o innecesario!

No debemos sucumbir al huracán humanista que está atacando los Estados Unidos. Con esta tormenta destructiva han venido vientos y oleadas de existencialismo y pentecostalismo. Estas fuerzas violentas y dañinas se han filtrado en la iglesia de nuestro Señor. Debemos despertar de nuestro dormitar y hacer todo lo que podamos para rescatar y salvar a todos los que manifiestan receptividad ante las verdades razonables de nuestro Dios. Ahora, más que nunca antes en la historia, debemos permanecer firmes en nuestra proclamación de “palabras de verdad y de cordura” (Hechos 26:25). Debemos entender que vivir la vida cristiana significa vivir una vida racional.


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